El peligro de ser mujer en Sinaloa

Jesús Rojas Rivera
21 marzo 2019

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jesusrojasriver@gmail.com
 
“Por ser mujer, porque sé que además de los riesgos que llevamos todos por vivir en esta ciudad, hay un riesgo extra por ser mujer”. Así comenzó la plática con Eunice Aguirre a quien hacía tiempo no veía y tenía mucho que contarme.
Sinaloa es uno de los estados más violentos para las mujeres, no se trata de un asunto de percepción, los números están ahí y reflejan una violenta realidad que no siempre se quiere ver. Por eso me tomé un café con una de las activistas más jóvenes y valientes de Sinaloa, porque se lo debía y me lo debía. Porque siempre que platicamos aprendo.
“La violencia contra las mujeres es una manifestación de poder entre los géneros, porque desde muchísimos años antes se nos ha visto como propiedad, como objeto. Entender esto es lo más importante porque la lucha no siempre es por los derechos, eso ya lo tenemos, sino más bien por el acceso a ellos. Porque es más difícil que las mujeres accedan al disfrute y goce de sus derechos que los hombres”.
Esto pareciera no tener relación con la violencia que vive Sinaloa contra sus mujeres, pero a dicho de mi amiga, partir de este punto ayuda a entender por qué nuestro estado tiene estos penosos índices que son parte de la negra realidad nacional. Sinaloa es la tercera entidad más violenta para mujeres según el Semáforo Delictivo. 
“La violencia más cruda contra las mujeres se encuentra en los feminicidios, pero ese no es el comienzo, antes hay muchas cosas como hacer bromas hirientes, chantajes emocionales, humillaciones en privado o en público, golpes que comienzan con juegos y terminan en golpizas, violencia económica, privaciones, sexo sin consentimiento y un sinfín de actitudes abusivas contra nosotras”.
En Sinaloa hay cerca de 15 colectivos que lucha por los derechos de la mujer, se organizan para manifestar su feminismo de varias formas. Mujeres activistas artistas, académicas, defensoras de los derechos humanos y en general mujeres organizándose para atender asuntos propios de su género y los derechos de la colectividad. Tienen en común la atención a las víctimas que en Sinaloa suman miles, lo hacen ellas porque la autoridad no lo hace como debiera. 
En su opinión, el gobierno poco está haciendo, el Instituto Sinaloense de las Mujeres tiene una gran deuda con las sinaloenses. “No han cumplido con su responsabilidad de atender y proteger los derechos de las mujeres, no solo han incumplido sino que además han sido omisos. En los feminicidios, en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, en las múltiples formas de violencia”.
La mayoría de las organizaciones y colectivos están en Culiacán, una de las ciudades más violentas del mundo. Esta violencia no está ajena a las mujeres, en enero Sinaloa saltó al segundo lugar nacional en feminicidios, tendencia que bajó en marzo, pero que mantiene números alarmantes y una sensación de inseguridad que no calma nadie.
“El activismo visibiliza a los que en otras condiciones sus problemáticas parecieran no existir. Organizarnos para manifestarnos no debe molestar a nadie, buscamos derechos para todas y para todos, sin quitarle derechos a terceros. Somos incómodas para los gobiernos, nos atienden por mero trámite pero los avances no se ven”. Para ella y sus aliadas, uno de los temas pendientes más importante es abrir el centro de atención a víctimas, no solo por las mujeres violentadas y el feminicidios, sino por las víctimas de todos los delitos en el estado. 
Fue una reunión amena, con puntos de vista diversos, pero en el tema principal sobre la violencia contra las mujeres no pude más que ofrecerle este humilde espacio para compartir su opinión y la de su colectivo, y poner en ello el granito de arena al que estamos obligados todos. Luego le seguimos...