El respiro del mundo

Rodolfo Díaz Fonseca
18 febrero 2018

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La respiración es una prueba irrefutable de vida. Es común que en las biografías se diga: “Sutanito dio su primer respiro en tal ciudad”. De igual forma, una práctica antigua era colocar un espejo en la boca de una persona para comprobar si aún tenía vida.
Cuando algún evento o suceso es grandioso y sorprendente es usual exclamar que nos dejó sin respiración. De igual forma, cuando un trabajo resulta extenuante y agotador se recurre a la expresión tómate un respiro. Asimismo, cuando es necesario conservar la calma se invita a una persona a respirar profundo. Y cuando algo es gratificante se comenta que fue como un respiro.
La frecuencia respiratoria diaria es variable y depende de muchos factores, entre los que sobresalen la actividad o el reposo. Un cuento zen narra que a un discípulo le parecía aburrido trabajar la respiración. “Maestro, aspirar, espirar. Aspirar, espirar. Sin descanso. A la larga, es realmente monótono. ¿No podría trabajar en algo más interesante?”
Entonces el maestro lo asió por el cuello y le hundió la cabeza en el río. Al cabo de algunos segundos, no pudiendo más, el discípulo empezó a resistir pero el maestro lo mantuvo a la fuerza. El pobre forcejeó tanto como pudo, y el maestro acabó por soltarlo, tosiendo, escupiendo y jadeando”. Acto seguido le preguntó: “Entonces, ¿te sigue pareciendo aburrido respirar?”
La filosofía para Darío Sztajnszrajber es un respiro para el mundo. “Y la filosofía viene a ser un respiro en un mundo agotado de sentido, porque es un pensamiento que interrumpe esa lógica cosificadora, porque sus preguntas son improductivas, inútiles, son preguntas que te desalinean, que resquebrajan esas formas de circulación propias de un sistema de intercambio basado en la ganancia y la estrategia”.
¿Favorezco el respiro del mundo?
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@rodolfodiazf