El secreto de la vida

Rodolfo Díaz Fonseca
21 junio 2021

Víctor Frankl hizo famosa la frase de buscar el sentido de la vida; años antes que él, Miguel de Unamuno prefirió hablar de secreto, aunque cada uno con interpretaciones diversas.

Frankl afirmó que quien encontraba el sentido de su vida podía soportar cualquier dolor o tribulación, experiencia que vivió profundamente en el campo de concentración. Unamuno, en cambio, especificó que quien soportaba mayor tribulación era quien tenía más profundizado el secreto de su vida, porque Dios lo utilizaba como abono o fertilizante del alma:

“Y para plantarlo nos labra el alma con la afilada laya de la tribulación. Los poco atribulados tienen el secreto de su vida muy a flor de tierra, y corre riesgo de no prender bien en ella y no echar raíces, y por no haber echado raíces no dar ni flores ni frutos”.

El filósofo español recalcó que nosotros percibimos con nuestros sentidos solamente el follaje externo y la dulzura de los frutos, pero no comprendemos el dinamismo interno de la semilla. Teniendo presente el ejemplo de la parábola del sembrador (Mateo 13), indicó que a algunos no les penetra la semilla por su dureza de corazón y se quema o es pisada al quedar en la superficie:

“Y ten en cuenta que esa semilla, ese secreto de la vida, enterrado en el alma, no lo ve nadie ni llega el Sol a él. Nosotros vemos la planta, nos restregamos y refrescamos la vista con la verdura de su follaje, nos regalamos el olfato con el aroma de sus flores, y gustamos el paladar con la fragancia de sus frutos, a la vez que con ellos nos alimentamos; pero ni vemos, ni olemos, ni gastamos la semilla de esa planta que fue enterrada bajo tierra”.

¿Acojo generosamente este secreto?