El sereno legado de Francisco Solano. Adiós al político prudente y amigable
A la historia de Francisco Solano Urías se le debe remarcar aquel capítulo cuando se opuso a que Mario López Valdez fuera el candidato del Partido Acción Nacional a Gobernador de Sinaloa, propósito que no logró aunque sí advirtió a tiempo lo que resultaría del sexenio de mucho baile, corrupción, crimen y cinismo, pero cero identidad con los principios fundacionales del PAN. Visionario y frío en los cálculos políticos, con puntualidad de reloj suizo vio venir la transfiguración del priista en panista y el regreso al final de Malova a su hábitat tricolor.
Al iniciar el año 2010 López Valdez activó la estrategia para seducir al entonces dirigente nacional del PAN, César Nava, pasando por alto a liderazgos y militancia de dichas siglas en Sinaloa. En el plano local, Solano Urías no se anduvo por las ramas al ponerse al frente de la resistencia contra la posibilidad de que el empresario mochiteco fuera abanderado por el albiazul, aberración política que combatió con posturas como “los panistas no podemos entregar un proyecto de alternancia en el poder al PRI, a Malova que tiene detrás a Juan Millán”.
Se plantó en la tesitura de echar abajo ese acto de travestismo del poder. “Esto es una especie de mito que se ha armado de que Malova se pueda integrar al PAN. Yo no veo cómo ni para qué. Sí veo la intención de él, pero nosotros ¿qué ganamos con eso?”, “¿cómo podemos ser encabezados por un priista conectado con una serie de intereses?”, refirió en febrero de 2010. El final de la historia ya se conoce: López Valdez ganó la elección y Solano esperó con paciencia a que se cumpliera al pie de la letra el vaticinio del malovismo fallido.
No obstante que Malova logró saltar por encima de la cúpula panista estatal, de la misma forma que se brincó las trancas del PRI y enseguida traicionara a César Nava y al Presidente Felipe Calderón Hinojosa, Solano Urías no perdió la compostura ni sucumbió a los llamados a romper con el Gobernador de tan rara mixtura que ni con sus tantos colores pudo maquillar la propensión a traicionar en todo. A la cabeza del PAN o como diputado blanquiazul sólo aguardó a que los hechos le dieran la razón.
Inclusive una vez que López Valdez asumió el cargo de Gobernador, Solano Urías tuvo otro gesto de dignidad. En cuánto concluyó el período en la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN el entonces Mandatario estatal le ofreció la titularidad de la Secretaría de Obras Públicas, planteamiento que el panista no aceptó en congruencia con su oposición a que López Valdez utilizara al partido para llegar al gobierno. No fue, como bien lo describe Adolfo Rojo Montoya, un hombre de “agua tibia; o era o no era”.
Como integrante de las legislaturas 53 y 61 transitó en dos épocas de marcados contrastes políticos. El experimento para civilizar a Sinaloa con Francisco Labastida como Gobernador y la todavía mayoría arrasadora del PRI, y también el segundo tramo del sexenio de López Valdez, atestiguando la alternancia fingida y el desastre financiero y administrativo que hizo posible que el Revolucionario Institucional volviera al tercer piso del Palacio de Gobierno.
En su desempeño legislativo Solano mantuvo inalterable el estilo de convencer mediante argumentos antes de pelear con guerras de lodo contra los opositores. Por eso lo respetaban los diputados de todos los partidos a quienes les extendía la mano en lugar de blandir rencores o arrogancias. Cuando iba al campo de batalla de la política era un guerrero honorable; tratándose de zanjar rencillas propias de discrepancias ideológicas, ponía enfrente el humanismo.
De la misma buena madera que la de Solano le quedan pocos liderazgos al PAN en Sinaloa. Rafael Morgan Ríos, Luis Roberto Loaiza Garzón, María Serrano Serrano, Zenén Xochihua Enciso y Carlos Castaños Valenzuela entre muchos otros que continúan con los ideales de Manuel Clouthier del Rincón, Jorge del Rincón Bernal, Esteban Zamora Camacho y demás fundadores y mantenedores de la doctrina fundada por Manuel Gómez Morín.
Sin duda le deja un buen legado a la política local. Nunca estuvo satisfecho de lo que aportó, ni siquiera en los momentos en que más la golpeó la enfermedad que ayer le quitó la vida. Proveniente de familia de escasos recursos económicos, logró a base de esfuerzos terminar la carrera de ingeniero y ello lo interpretó como un privilegio que debía pagarle a la sociedad ofreciéndole desde diferentes frentes la lucha por mejores condiciones de bienestar. La clave del desarrollo colectivo, insistió en varias ocasiones, es contribuir entre todos a generar mejores posibilidades a todos.
“Haré lo posible”, ofrecía a quien se acercaba a él como Legislador, dirigente partidista, empresario o ciudadano común y corriente. Es ese caminar sencillo, sin poses, el que causó ayer que la noticia de su fallecimiento entristeciera a sectores populares, gobernantes, líderes políticos, activistas y académicos. A manera de adiós a uno de los emblemas del panismo conciliador, moderado y solidario la gente le dedicó el sentimiento de pesar. Ahora le corresponde al PAN hacer lo posible para estar a la altura de los anhelos legítimos de Sinaloa.
Sereno como siempre ha sido,
Dejó este nido Solano,
Se fue así, sin nada de ruido,
El excelente ser humano.
“Tengo más de 40 años desempeñándome en el área de la salud, de la economía, hasta en el área del deporte ya que soy deportista, pero, sobre todo, en el área educativa”, afirma Héctor Melesio Cuén Ojeda al saber que será parte del gobierno de Rubén Rocha Moya, pero desconoce el cargo que se asignará. Y sí, de hecho el rompecabezas que arma el próximo Gobernador se convierte en un acertijo no apto para cardiacos. El dirigente del PAS quiere ser Secretario de Educación y juega con esa carta hasta el final. En caso de que no, pues lo que venga es bueno.