El tábano

Rodolfo Díaz Fonseca
28 octubre 2025

En la columna anterior anticipamos que continuaríamos comentando el discurso que el filósofo Byung-Chul-Han, pronunció al recibir el premio Princesa de Asturias en el área de Comunicaciones y Humanidades 2025.

Empero, un entusiasta lector me contactó para preguntar qué significaba la palabra tábano, a la que alude Chul-Han y que fue utilizada por Sócrates, por lo que nos detendremos a explicar brevemente el término.

El tábano es un insecto díptero, de dos a tres centímetros de longitud y de color pardo, que molesta con sus picaduras principalmente a las caballerías (se asemeja a la mosca común, pero es de mayor tamaño).

En la Biblia, se convierte en la cuarta plaga que Dios envía a los egipcios: “Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual están se llenarán de tábanos”. (Exodo 8, 17)

Por eso, Sócrates se compara con un tábano que pica y excita a un noble caballo, figura de Atenas, cuya propia corpulencia lo vuelve pasivo, y así lo espolea a la actividad. De igual forma, el filósofo espolea a los seres humanos a pensar críticamente, provocando rechazo y molestias a los comportamientos anquilosados de su sociedad.

Pero, ya que hicimos una digresión del discurso de Chul-Han, conviene recordar la composición musical “El tábano”, que realizó Shostakovich en 1955 para la película homónima que relata las peripecias de un revolucionario italiano contra la opresión austriaca (basada en la novela de la irlandesa, Ethel Lilian Voynich).

La romanza de esta obra es bellísima y sublime; en verdad, no tiene nada que ver con su nombre, porque no molesta, sino que cautiva y embelesa.

¿Soy un tábano?