El terremoto de 1957 en México, D.F.
26 septiembre 2017
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Fernando A. Orrantia
La tragedia de la capital del país con el último terremoto ocurrido este mes de septiembre ha recordado a muchos mexicanos los terribles daños causados por el terremoto de 1985. Sin embargo, los que tenemos más de 70 años recordamos el terrible sismo de 1957, que también afectó a la capital y causó la caída del Ángel de la Independencia en esa ciudad, así como la destrucción de muchos edificios y la muerte de cientos de sus ocupantes.
Las actividades de los habitantes de la capital se suspendieron durante una semana cuando menos y recuerdo que entonces se afirmaba que era el terremoto más fuerte que había tenido la capital en varias generaciones, porque nadie recordaba un terremoto tan destructor.
En esa fecha yo estaba de vacaciones en la capital y creo recordar que probablemente a media noche se produjo el sismo, seguido por muchos ruidos extraños provenientes del subsuelo y por el sonido de las sirenas de las ambulancias, de los bomberos y de la policía. Al día siguiente pude percatarme de la magnitud de los daños causados y la prensa, la radio y la televisión mostraron y reseñaron los graves daños y sobre todo, los varios edificios destruidos.
Lamentablemente, nuestra capital se encuentra en una zona sísmica, complicada por el subsuelo de gran parte de su superficie, sobre todo la que se asentó en el lago que ocupaba una gran superficie y que amplifica los efectos de los terremotos, según los expertos.
Nunca se publicó el número exacto de los muertos y desaparecidos en los muchos edificios destruidos. Ya desde entonces el Gobierno federal ocultaba información a los ciudadanos, aún cuando no tenían efectos políticos, pero la conciencia sucia de las autoridades federales y las de la ciudad capital les indicaron no publicar la cantidad de muertos, a pesar de que se trató de lo que los anglosajones denominan un “acto de Dios”.
Posteriormente se produjo en 1985 otro sismo destructivo similar, el cual es recordado por muchas personas, lo que hace a un lado el recuerdo del temblor de 1957, ocurrido hace ya 60 años y en el cual no se tenían cuerpos de rescate especializados y los bomberos no tenían experiencia en ese tipo de catástrofes, porque aparentemente, se decía en 1957 que no se tenía registro de un sismo de fuerza similar al ocurrido ese año y que provocó la destrucción de muchos edificios de varios pisos, uno de ellos en una esquina de la Avenida Álvaro Obregón, en la cual se destruyó en 1985 el edificio que reemplazó al caído en 1957, lo que motivó que las autoridades supusieran que algunos lugares de la ciudad eran más peligrosos que otros, por los problemas en el subsuelo.
Aparentemente, el terremoto reciente ha sido el peor en la historia de la capital del país, por el número de edificios destruidos y por la cantidad de personas que perdieron la vida. Ahora la ciudad tiene cuerpos especializados de rescate, perros entrenados para encontrar sobrevivientes en los restos de los edificios destruidos y sobre todo, las autoridades tienen requisitos y normas obligatorias de construcción más rígidos que los que se tenían en 1985 y los inexistentes en 1957. A pesar de ello, la fuerza del sismo produjo cuando menos 350 muertos -hasta ahora- en los edificios destruidos y tal vez la fuerza superior de este último problema sísmico se complicó por ser parte o cuando menos coincidente en el tiempo con los terremotos de Tabasco y Chiapas.
No es inútil recordar que Sinaloa es una zona sísmica en la cual puede producirse alguna catástrofe en cualquier momento, según han expresado los expertos que asesoran a las empresas aseguradoras de los edificios altos que tenemos en el puerto. Se supone que existe una falla en el medio del Golfo de California, que provoca la separación de cuatro o cinco centímetros cada año de la península de Baja California del resto del país. Los edificios altos de Mazatlán han sido construidos -en su mayoría- con las mismas especificaciones que las vigentes en el Distrito Federal. Confiemos en que no tendremos ninguna sorpresa desagradable en Sinaloa en el futuro.