El tesoro
del corazón
En la catequesis de la audiencia del miércoles 17 de diciembre, el Papa León XIV invitó a reflexionar sobre la grandeza o miseria del corazón, partiendo de la cita del evangelio de Mateo en el Sermón de la Bienaventuranzas (6,21): “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”.
Esta reflexión forma parte del ciclo de catequesis titulado: La Pascua como destino del corazón inquieto, aludiendo a la frase de San Agustín.
El Papa señaló: “La vida humana se caracteriza por un movimiento constante que nos impulsa a hacer, a actuar. Hoy en día se exige en todas partes rapidez para obtener resultados óptimos en los ámbitos más diversos. Estamos absortos en muchas actividades que no siempre nos satisfacen. Muchas de nuestras acciones tienen que ver con cosas prácticas, concretas. Debemos asumir la responsabilidad de numerosos compromisos, resolver problemas, afrontar fatigas”.
El Pontífice prosiguió: “Sin embargo, a menudo percibimos que el hecho de hacer demasiado, en lugar de darnos plenitud, se convierte en un vórtice que nos aturde, nos quita la serenidad, nos impide vivir mejor lo que es realmente importante para nuestra vida. Entonces nos sentimos cansados, insatisfechos... A veces, al final de días llenos de actividades, nos sentimos vacíos. ¿Por qué? Porque no somos máquinas, tenemos un «corazón», es más, podemos decir que somos un corazón”.
Concluyó: “El corazón es el símbolo de toda nuestra humanidad, la síntesis de pensamientos, sentimientos y deseos, el centro invisible de nuestras personas... Es, entonces, en el corazón donde se conserva el verdadero tesoro, no en las cajas fuertes de la tierra, no en las grandes inversiones financieras, hoy más que nunca enloquecidas e injustamente concentradas, idolatradas al precio sangriento de millones de vidas humanas y de la devastación de la creación de Dios”.
¿Custodio mi corazón?