El 'tomatodo' de malovistas. La cofradía de la obra chueca

Alejandro Sicairos
30 noviembre 2017

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Gabriela Soto se sumergió en las tripas pestilentes de la obra pública realizada durante el Gobierno de Mario López Valdez y logró lo que se necesita para diagnosticar la enfermedad: la biopsia periodística que confirma que el cáncer de la corrupción dañó todo el tejido de aquel Gabinete estatal. 

Y no es que le faltaran razones pero sí le eran necesarias las pruebas a la sensación de esquilmo que reina en los sinaloenses. Tampoco es que el equipo que gobernó con López Valdez a la cabeza haya violado tantito la ley sino que el peculado es tan impresionante que basta con rascarle a donde sea y afloran nuevas evidencias. 

Eso es lo que resulta en la investigación que realizó la periodista Gabriela Soto para el medio impreso y las plataformas digitales de Noroeste, documentando que en el negocio sexenal se repartieron más de mil millones de pesos a los consentidos de Malova, lo cual recalca la codicia a más no poder de un Gobierno entero. 

Qué descaro. Además de beneficiarse con contratos asignados en forma irregular encarecieron costos y si bien le fue a Sinaloa terminaron las obras. El diez por ciento del total de la inversión en este rubro se entregó al uno por ciento que representa el círculo de privilegiados dentro de un universo de 517 constructoras registradas en el padrón de proveedores del Gobierno del Estado. 

Con Malova, o más allá de este, aparece la casta que juró iba a combatir. Las cuotas y cuates, dijo al asumir el cargo el 31 de diciembre de 2010, no tendrían cabida en su Gobierno. Nos mintió. Casi siete años después no existe duda de que benefició a sus amigos, hijos, colaboradores y a cuanta fauna corrupta se le adhirió. 

La historia de cohechos perpetrados en el sexenio 2011-2016 ha dado pie a la prolífica narrativa de robos en las distintas áreas de la administración pública estatal, sin pizca de remordimiento. Cuando pareciera que no hay más qué decir respecto al recuento del gran desfonde aparecen otras pistas para retar la capacidad de asombro. 

En Salud se jugó con la vida de la población, en Finanzas con las posibilidades de bienestar generalizado y en Seguridad Pública con la tranquilidad y estado de derecho. En lo concerniente a obra pública se reeditó la práctica obscena de tomar el dinero para llevarlo a las cuentas particulares de los corruptos. 

Del famoso "ten percent" se pasó al juego del "tomatodo", sacrificando el derecho de miles de familias a contar con infraestructura que mejora el nivel de vida. Creyeron los fraudeadores que nadie lo sabría nunca, que ocultaron muy bien sus pillerías y que se irían a gozar del dinero en paz. 

Pero no. Es el periodismo de investigación como el que realiza Gaby Soto el que debe mostrarles a las instancias de transparencia, auditoría y a la misma Fiscalía esos puntos ciegos que no quieren ver por omisión o complicidad, rendijas que la corrupción organizada sí sabe aprovechar. 

Si después de estas pruebas, acumuladas a las que ya existen, el Ministerio Público y los Jueces de control continúan dejando en libertad a los presuntos responsables del desfalco, entonces que sea decretado sin mayor sonrojo el permiso generalizado para robar.

 

Re-verso 

En seis años de festín,

Roedores de larga cola,

Jugaron a la pirinola,

Con Sinaloa como botín.

 

Disculpa obligada 

El Congreso del Estado no es el Consejo Universitario de la UAS. Por eso extraña que el Diputado del PAS, Víctor Antonio Corrales Burgueño, presidente de la Mesa Directiva de la 62 Legislatura, haya perdido la ecuanimidad y buen juicio que lo caracteriza, desquiciándose al manejar una sesión parlamentaria fuera de su control. De seguro sabrá disculparse hoy.

 

alexsicairos@hotmail.com