Encuestas electorales, interpretación y engaño

Vladimir Ramírez
18 mayo 2021

En estos días en los que la competencia electoral arrecia entre la pasión y el deseo de los simpatizantes por mantener la delantera o superar a sus contrincantes en las preferencias, los candidatos considerados como punteros a la Gubernatura de Sinaloa, revisan y reacomodan sus estrategias de campaña para generar en los electores la percepción de que son ellos los que van a ganar la elección.

Así ha sido siempre y las encuestas sobre la intención del voto en una elección son el referente más utilizado para definir sus acciones y evaluar el desempeño de sus campañas. Para el especialista en marketing político, el francés Philippe Maarek, las encuestas preelectorales suelen despertar gran interés por el valor predictivo que se les puede atribuir o que puedan tener, y por el efecto que puedan generar en los votantes.

De ahí que las encuestas se han convertido en la herramienta más efectiva para obtener el pulso de lo que en la esfera de un proceso electoral se está desarrollando con respecto a las intenciones del voto, pero también con respecto a lo que se piensa y se juzga en una elección por la ciudadanía.

Por su parte el especialista en temas electorales, el peruano Luis Benavente Gianella, explica los tres momentos en los que una encuesta se utiliza de la mejor manera, empleándose antes, durante y después de las elecciones:

Encuestas preelectorales, que miden la intención de voto y las variaciones de las preferencias por los distintos candidatos durante la etapa preelectoral. Estas encuestas generan muchas expectativas en los medios de comunicación, partidos políticos y ciudadanos que pueden ver en ellas un pronóstico de los resultados electorales.

Encuestas de salida, de las que se requiere de una gran muestra que cubra todas las áreas geográficas de los distritos electorales, las entrevistas son breves y se realizan a los votantes al momento de salir de la casilla de votación, estas encuestas permiten tener resultados estadísticos no oficiales. Su inconveniente es que los encuestados podrían mentir por temor o vergüenza.

Y las encuestas postelectorales, que realizan dos tipos de estudios cuantitativos que suelen realizarse después de las elecciones, la de conteo rápido, que consiste en tomar los datos de las actas de escrutinio que son publicadas en cada casilla. Y las evaluaciones postelectorales, que se realizan poco tiempo después del día de la elección, permitiendo obtener información muy confiable sobre opiniones, actitudes, motivaciones y comportamientos electorales, como determinar por qué el ciudadano asistió a votar, por qué votó o no votó por un candidato o candidata, cuándo y porqué tomó la decisión, qué expectativas tiene, etc.

Como se observa, este tipo de encuestas adquieren diferente valor y utilidad como información para los partidos y sus candidatos, sin embargo, no todas las encuestas suelen ser confiables o determinantes, pues en el caso de las encuestas realizadas antes de la votación, pueden ser manipuladas no sólo en los resultados, sino en su metodología a la hora de hacer las preguntas, una práctica que se ve cada vez con mayor frecuencia, incluso en aquellas que han sido alteradas para moverse en redes sociales con información falsa.

Por cierto, un dato curioso, más no extraño por el proceso electoral que actualmente se vive en México y Sinaloa, es que mientras escribía este articulo, recibí una llamada a mi teléfono celular, en el que una grabación me ofrece información sobre el desempeño del gobierno de un partido político, como responsable del aumento del costo de la canasta básica y del accidente de la línea 12 del Metro, para luego preguntarme si votaría por ese partido o por otro diferente, lo cual demuestra el universo de posibilidades para el uso manipulado y deshonesto de las encuestas.

Igual podemos considerar lo que el consultor de marketing, el mexicano Fernando Coronado, sostiene al afirmar que las estadísticas no engañan, que se puede construir un mundo de mentira basándose en puras verdades. Si bien es cierto que las matemáticas son una ciencia exacta también es un hecho que la manipulación de datos se da cuando la información se presenta de manera distorsionada o incompleta. Como diría el filósofo estadounidense, Henry David Thoreau: “Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos”.

Existen otros aspectos también importantes por reflexionar, como los que anota el blog de encuestas en línea Question Pro, donde afirma que las encuestas no deben expresar las preferencias de quienes las hacen, como que tampoco una encuesta determina la elección, además de los tipos de errores como los de cobertura, de medición y de falta de respuesta.

Tenemos entonces, que las encuestas son sólo el reflejo existente de una realidad determinada, cuando son utilizadas como un método estadístico de interpretación y análisis, no como instrumento deshonesto de publicidad y propaganda. Por lo tanto podemos afirmar, que las encuestas no manipulan, manipulan los encuestadores.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.