Enraizar el aprendizaje

Eva Saiz Salazar
17 febrero 2019

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“Le explico una y otra vez y me sigue preguntando lo mismo a la vuelta de una semana ¿Qué estoy haciendo mal? - Es una de las preguntas que constantemente escucho cuando converso con directores y gerentes, a lo que siempre respondo -“No todos tenemos la competencia de aprender y no todos tenemos la competencia de enseñar siendo conscientes del proceso”- ¿A qué me refiero con esto? Tal vez la forma en la que estamos enseñando no es el problema, ni el contenido, ni las palabras, sino, el proceso de aprendizaje que seguimos con nuestros colaboradores.
Una vez el neurólogo de mi esposo me explicó cómo el cerebro de una persona es como un camión lleno de asientos, cada asiento ocupa un lugar para algo específico. Imagina que tu colaborador tiene asientos en su mente, y no todos son para ti o tu empresa. Algunos de esos asientos son para saber cocinar, las tareas de los hijos, de la casa, la escuela, lo aprendido en otros trabajos, así infinidad de tareas, conocimientos o habilidades que deben recordar y usan diariamente.
Aquellos conocimientos que tienen bastante tiempo ya están “enraizados”, por tanto, si esa persona aprendió cómo se hace la pizza hace 5 años y hace una pizza cada semana, esta persona ya sabe hacerlo de forma “inconsciente” y ese conocimiento que se traduce a habilidad con el hábito, ya está enraizado en su mente y así pasa con todos los conocimientos.
De repente queremos enseñarle a una persona a realizar un corte de caja, esta persona, sobre todo si nunca lo había hecho, para poder aprender esa nueva forma solo tiene dos opciones y una es “olvidar” o bajar a un pasajero “conocimiento” de su mente o bien desaprender un poco de todos para hacer que sus pasajeros “se aprieten” para meter otro pasajero y llenar el camión. La realidad es que no todos (ni yo) tenemos control total de lo que aprendemos y lo más probable en ese ejemplo es que esa persona para aprender a realizar un corte de caja y sentar a ese pasajero en su cabeza va a bajar de su mente al pasajero más despierto, “es decir, más nuevo, porque ese no sabe cuándo bajarse y no está dormido, se baja más fácil” y, ¿qué crees? Si el conocimiento que va a bajar es el nuevo, será el que probablemente le enseñaste ayer, es por ello que por más que enseñamos “bien” el colaborador vuelve a preguntar lo mismo, y en la mayoría de las veces terminamos rindiéndonos creyendo que somos malos para enseñar o ellos malos para aprender.
Entonces ¿Por qué enseño algo y en el momento la persona parece que aprendió, pero a la vuelta de una semana me vuelve a preguntar? vaya, te has preguntado si lo primero que le enseñaste ha logrado “enraizarse”. Enraizarse significa que ese conocimiento ha quedado realmente agarrado del asiento, hasta conocer el camino para que ese conocimiento se transforme en una habilidad que se ejecute de forma natural y con pleno control de ejecución correcta.
El reto de enseñar a otros está en nosotros, está en reconocer los momentos y ser pacientes lo suficiente para ayudar a otros a lograr “enraizar” cada aprendizaje. Tengamos paciencia a nuestra gente, no nos desesperemos si nos vuelven a preguntar, démosle tiempo al aprendizaje de conocer su camino y seamos asertivos a la hora de entender que es natural que algunas cosas se van a olvidar para darle lugar a otras, pero de nosotros depende seleccionar ¿Cuáles serán? y por favor, que sean las importantes, las imprescindibles, para que ayudes a tu equipo a cumplir con su desempeño, después podrá aprender más, así entonces evita querer que tu equipo aprenda “todo ya” porque simplemente el proceso de aprendizaje tiene su tiempo y algunas raíces tardan o necesitan más profundidad que otras.
 
Profesora de ICAMI en las áreas de Administración y Operaciones
ICAMI Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo

 

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