Entrenador espiritual
Desde hace algunos años proliferan diversos manuales y coaches que buscan capacitar en determinadas áreas para alcanzar las metas, ya sea para desarrollo personal o en los trabajos y empresas. Normalmente, estimulan y refuerzan la responsabilidad de las personas para que puedan lograr los cambios a conseguir con sus propios recursos y herramientas. Asimismo, se sirven de ideas fuerza que potencien el crecimiento y derriben las creencias limitantes.
La filósofa española, Mónica Cavallé, escribió: “El coaching... es una nueva relación de ayuda que se orienta al logro de los objetivos especificados por el cliente, a la consecución de lo que éste considera su éxito. Un coach personal ayuda a iniciar y gestionar procesos de cambio personales, profesionales o de cualquier otra índole, y a diseñar estrategias que permitan alcanzar los objetivos previamente definidos por el cliente”.
Cavallé, incluso, es partidaria de la asesoría filosófica, como lo definió en su obra Arte de Vivir, Arte de Pensar. Iniciación al Asesoramiento Filosófico, pues sostiene que la mayéutica de Sócrates es el ejemplo más claro de este entrenamiento: “El asesoramiento filosófico, es una nueva modalidad de relación cooperativa, de ayuda, en la que el filósofo asesor se ofrece para establecer una conversación franca, libre y abierta que contribuya a clarificar sus dudas, preguntas concretas, conflictos no patológicos y retos vitales que le plantean quienes acuden a él”.
Epicteto también insistió mucho en la figura del entrenador. Señaló que, así como se requiere un entrenador físico para fortalecer el cuerpo, también se necesita un entrenador para el alma o espíritu. En concreto, indicó que quien nos insulta se convierte en nuestro mejor entrenador: “Pues el que me insulta se vuelve entrenador mío; entrena mi capacidad de aguante, mi docilidad, mi mansedumbre”.
¿Fortalezco mi voluntad? ¿Asimilo la adversidad? ¿Entreno mi espíritu?