Escenarios y comportamientos electorales 2021

Vladimir Ramírez
24 junio 2019

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vraldapa@gmail.com

@vraldapa

 

Después de la elección del 2018 en México, las enseñanzas han significado en muchos sentidos y orientaciones, aprendizajes muy didácticos sobre el fenómeno electoral y sus variables políticas. Una de las notables lecciones fue observar con cierto asombro un comportamiento electoral de marcada preferencia hacia un candidato y un claro mensaje de hartazgo ciudadano al antiguo régimen y sistema de partidos políticos tradicionales que desviaron sus propósitos a favor de intereses económicos de grupos empresariales y allegados, en medio de un ejercicio gubernamental de corrupción y abusos de poder. El 1 de julio de 2018 es parte ya de la historia y lo más probable es que nunca más volverá a suceder lo que se conoció como el “tsunami electoral de Andrés Manuel López Obrador”.

 

Se estima que el hecho de que AMLO aparezca nuevamente en las boletas, será un factor de influencia para que de nueva cuenta se vote en cascada a favor de los candidatos de Morena. Sin embargo, para algunos analistas es muy difícil que se repita el fenómeno, puesto que el desempeño de los gobiernos de Morena en las entidades y muy particularmente en los municipios ha sido de reiteradas y muy notables decepciones, lo mismo en relación a los legisladores, que no han podido ofrecer mejores resultados que los anteriores, por el contrario su labor legislativa y política se ha distinguido más por sus errores que por sus aciertos.

 

Los costos sociales, políticos y democráticos son cada vez más evidentes para el ciudadano elector que tiene los elementos para reflexionar acerca de lo que hoy acontece en los gobiernos locales, resultado de haber elegido prácticamente a ciegas en la pasada elección.

 

La elección de 2018 tuvo una muy marcada tendencia de rechazo a todo lo que significara gobierno en funciones y al sistema de partidos. Se puede afirmar que una especie de exabrupto político del electorado se volcó contra todo el sistema político mexicano el día de la elección, en un acto de furia y encono ante una clase política cínica y corrupta que detentaba el poder. Un visible acto de venganza ciudadana por el engaño político y la simulación democrática, por ello el elector tundió con un voto a ciegas. Para 2021 se espera que otra historia se escriba si se mantienen los niveles de desprestigio que hasta el momento han adquirido los ayuntamientos de Morena, que como en el caso de Sinaloa, a pesar de haber ganado los tres principales y más importantes municipios, hasta el momento no ha logrado legitimar el desempeño de sus gobiernos ante la ciudadanía, obteniendo más altos niveles de desaprobación que aprobación; y por otra parte, Morena como partido aún no tienen sede ni representantes en la entidad, carece de estructura formal y se percibe un ambiente de desorientación, confusión entre la militancia; división, desatinos y novatez en sus gobiernos.

 

Para el próximo proceso electoral se espera que los resultados sean muy distintos al del 2018, la actual oposición que la encabezan el PRI, PAN, PAS y PRD en Sinaloa, no han tenido que esforzarse mucho para ver tropezar a sus adversarios que ahora llevan las riendas de los Ayuntamientos más grandes de Sinaloa. El futuro escenario para Morena no parece ser el mejor por el momento, aún y cuando los legisladores de Morena se esfuercen por hacer elevar el nivel del trabajo desde el legislativo local y federal, esfuerzo que quizá no le alcance a Morena, pues es sabido que el referente para decidir el voto se basa en mucho por el desempeño de los ayuntamientos.

 

Por otra parte, el caso de la no aprobación del matrimonio igualitario, a pesar de que la opiniones sobre el tema mantienen divida a la población, la derrota del grupo parlamentario de Morena en Sinaloa no fue no haber podido sacar adelante tal iniciativa, sino la división que le generó entre sus diputados y simpatizantes.

 

De cualquier manera la sucesión del 2021 para Sinaloa ha empezado y los escenarios se mueven en lo que será una de las batallas electorales más sui generis de los últimos tiempos, una contienda electoral que todavía no tiene definidos sus competidores pero que sin duda será un proceso con nuevos elementos que hacen de ella una especie de híbrido electoral donde caben todos los escenarios. Las lecturas políticas ofrecen diversas hipótesis y una de ellas es la participación de un electorado que aprendió a quitar y poner gobernantes, de ahí que aprender a leer y entender el comportamiento electoral será vital para los aspirantes y partidos políticos, saber interpretar una historia que está por escribirse y que considera todos los supuestos políticos y las reglas no escritas.

 

Hasta aquí mi opinión, los espero en este mismo espacio el próximo viernes.