Esperanza en la vejez

Rodolfo Díaz Fonseca
27 abril 2023

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La ancianidad o tercera edad no se debe vivir con pesar ni añoranza, sino con alegría, optimismo y esperanza. Es cierto que a muchas personas les cuesta contemplar la vejez desde esta perspectiva, debido a que en esta etapa se sobrellevan achaques, dolores, pérdidas y enfermedades crónicas. Sin embargo, habría que considerar que muchas personas no lograron alcanzar este privilegio. ¿Cuántas abandonaron la carrera de la vida mucho antes que nosotros? ¿Cuántas no tuvieron el gozoso privilegio de padecer estas postreras limitaciones?

No obstante, desde otra perspectiva, también hay personas de la tercera edad que no viven con paz, tranquilidad y reposo, porque no encuentran amor, consideración, respeto y cariño entre sus familiares. Muchas se sienten relegadas, abandonadas y excluidas, experimentan un cruel olvido, desprecio y desinterés, como si fueran apestadas.

Otras, asimismo, navegan con la permanente incertidumbre de qué van a comer, cómo se van a sostener y de qué van a vivir. No todas las personas cuentan con la seguridad que brinda una suficiente pensión que les permita disfrutar en relativa paz y comodidad sus últimos días, después de haberse esforzado, trabajado y ofrecido lo mejor de sí durante muchos años.

¡Qué importante es que les abramos la puerta de la esperanza en estos últimos momentos! ¡Que su cercanía a la eternidad sea dulce y pacífica! ¡Que encuentren en nosotros protección, amparo y refugio, a la vez que se sienten consentidas, amadas, queridas y protegidas!

Como dijo Anselm Grün: “La vida humana puede compararse con el recorrido del sol. Por la mañana asciende e ilumina al mundo. Al medio día alcanza su cenit y sus rayos comienzan a disminuir y decaer. La tarde es tan importante como la mañana. Sin embargo, sus leyes son distintas”.

¿Fortalezco la esperanza de las personas ancianas?