Estadounidenses vienen a Mazatlán huyendo de restricciones por Covid-19

Omar Lizárraga Morales
31 enero 2022

Según datos del Instituto Nacional de Migración, hasta hace un año se tenía registro de 2,534 ciudadanos estadounidenses que radicaban en Sinaloa bajo la modalidad migratoria de “Residentes temporales” y “Residentes permanentes”. Pero la cifra aumentaría significativamente, si contamos a las personas originarias del país vecino que radican aquí de manera semi-permanente; durante seis meses cada año con una visa de turista. Con este documento migratorio pueden ir y venir libremente y adquirir propiedades en territorio mexicano.

Cuando hablamos de esta inmigración, en general se trata de un fenómeno en edad de jubilación, que es completamente voluntaria y la trayectoria se lleva en condiciones privilegiadas.

Ahora bien, desde la academia existen distintos enfoques teóricos que buscan explicar la movilidad humana, una de estas teorías es la de “Atracción-rechazo”. De acuerdo con este enfoque, existen factores que “empujan” a las personas para salir de la residencia habitual cuando se comparan las condiciones que existen en otros lugares, generando así una fuerza dinámica expulsora. Por lo tanto, en otras latitudes existen factores positivos que ejercen una atracción.

Siguiendo esta teoría, en el caso de los estadounidenses que migran a Mazatlán, hay factores de rechazo o de empuje en Estados Unidos, tales como el “mal clima”, el “alto costo de la vida”, la “mala calidad de vida” y el “estrés”.

Por otra parte, en Mazatlán existen factores de atracción como el “buen clima”, la “gente local amigable”, el “bajo costo de vida”, la “cultura local”, la “proximidad geográfica” y los “servicios médicos”.

Pero muy recientemente, hemos detectado otro factor que ejerce una función de “atracción-rechazo”. Se trata de las restricciones implementadas por ambos gobiernos nacionales para enfrentar la pandemia del Covid-19.

En una charla con mis vecinos estadounidenses (en realidad para mí era una entrevista), me comentan que a partir de la entrada del gobierno del Presidente Joe Biden, las medidas para contener el virus son más estrictas; se prohibieron todo tipo de reuniones públicas, las comidas al aire libre y otro tipo de eventos. Ese confinamiento los estaba ya afectando psicológicamente.

Por otra parte, me comentan que, en Mazatlán se reúnen con sus amigos y compatriotas en restaurantes. Pueden tener un ocio activo; se ejercitan en lugares abiertos, van a la playa y a las plazas públicas. Y a los que les gusta la vida nocturna, pueden hacerlo casi sin ninguna restricción. Ellos iban y venían a Estados Unidos periódicamente con visa de turista, pero desde inicios del año 2021, decidieron quedarse permanentemente en Mazatlán.

No es la primera vez que inmigrantes estadounidenses me dicen que, lo que más les gusta de México es la libertad.

Es cuanto...