¡Feliz Navidad! Te desea tu IA favorita
Diciembre ya no es un mes: funciona como una dependencia pública improvisada, sin reglas claras y dirigida por un ente que nadie eligió. Y no, no es Hacienda ni Profeco. Quien realmente mueve los hilos es un algoritmo, ese mismo que te sigue desde agosto solo porque un día, medio aburrido en el baño, buscaste vajillas navideñas. Hoy ese algoritmo opera como si fuera el Secretario de Economía nacional, aunque jamás salga a dar una mañanera.
Mientras tanto, Santa quedó reducido a un papel decorativo. Lo dejaron convertido en un enlace institucional, un vocero que nadie pela; el equivalente navideño del funcionario que mandan a cortar el listón porque no hay a quién más mandar.
En LEXIA lo hemos visto en más de un estudio: los mexicanos decimos que nos gusta “decidir con libertad”, pero basta un banner rojo con 40 por ciento de descuento para que revoquemos nuestras facultades mentales por voluntad propia. Y diciembre es la sesión extraordinaria perfecta para aprobar ese presupuesto emocional, porque en cuanto arranca la Navidad con el Buen Fin y hasta Reyes, la libertad se vuelve optativa.
Este año, por ejemplo, Black Friday rompió récords con 11.8 mil millones de dólares en gasto online en Estados Unidos, un aumento del 9.1 por ciento comparado con 2024 ¿La razón? El uso de herramientas de compra impulsadas por IA previó un crecimiento de 670 por ciento en tráfico hacia sitios de retail. Básicamente, el algoritmo estuvo trabajando como un operador político en campaña, tocando puerta por puerta... pero en tu feed.
Cyber Monday siguió con la misma lógica: una proyección de 14.2 mil millones de dólares gastados online, impulsados por asistentes digitales como Rufus de Amazon y Sparky de Walmart. Según Adobe, el año pasado, el tráfico desde herramientas de IA generativa fue casi 2,000 por ciento mayor que el año anterior (2023). Esto ya no es mercadotecnia: es ingeniería electoral del consumo.
Y no olvidemos el Buen Fin, nuestro orgullo nacional. Antes era la Cámara de Diputados del consumo: todos opinaban, nadie entendía nada, pero al final todos aprobaban. Este año, 37 por ciento de los mexicanos declaró que usaría IA para decidir sus compras del Buen Fin. Otros estudios señalan que 74 por ciento de los consumidores mexicanos cree que la IA simplifica el caos de ofertas. Si el algoritmo fuera un político, ganaría con amplia ventaja.
Y todavía hay más: en Latinoamérica, 60 por ciento de las personas ya usa IA para decidir compras de fin de año. Y México, siempre comprometido con romper récords (y si son Guinness, mejor), se posiciona como el país que más planea gastar en la región: unos 247 dólares por persona en compras de fin de año. El algoritmo lo sabe, lo celebra y lo explota.
La IA ya no solo ayuda: legisla. Decide qué ves, qué no ves, a qué hora te aparece un descuento, qué producto te parece irresistible y cuál “te mereces, rey”. Tú crees que compras con libertad, pero en realidad actúas como si estuvieras siguiendo los estatutos del partido político.
Y eso solo hablando de compras.
La Navidad... ya es un Consejo Técnico Operativo de la Inteligencia Artificial.
Las tarjetas navideñas que “tú diseñaste” las generó un modelo entrenado en bancos de imágenes europeos que jamás han visto una posada en Iztapalapa. Las fotos familiares donde todos salen bien son el resultado de un algoritmo que borra o agrega gente según convenga. El menú navideño optimizado según tu presupuesto lo armó una IA que jamás ha probado un romerito. Y mientras tú crees que eres muy eficiente, la única aportación real fue teclear “hazlo bonito”.
La estrella del árbol de Navidad ahora es un chat. Y no es que no sepamos qué está pasando; es que no tenemos tiempo de procesarlo. O sea: cedemos criterio para ahorrar tiempo. Cedemos independencia para sobrevivir diciembre.
¿Y qué hay del riesgo?
Ah, claro, el riesgo. Porque la misma IA que te sugiere regalos también genera estafas perfectas: sitios falsos con diseños creíbles, deepfakes de soporte técnico, mensajes que imitan voces familiares, promociones imposibles. Si los fraudes tuvieran agencia de marketing, la IA sería la directora creativa del año.
Al final, lo verdaderamente político aquí es la metáfora: diciembre parecía ser un ejercicio de autonomía: decidir, pensar, equivocarse, improvisar, y ahora es un procedimiento automatizado. La IA reorganizó el mes más humano del año sin pedir permiso y nosotros, agotados, estresados y multitask, solo dejamos que sucediera.
Santa ya no hace listas.
Santa no revisa quién se portó bien.
Santa no decide nada.
Santa fue despedido en una reestructura.
Quien realmente hace las listas, revisa, predice, aprueba y recauda... es el algoritmo.
Al final, la IA no es una amenaza ni el Grinch: es una herramienta poderosa que ya forma parte de nuestra vida cotidiana, nos guste o no. Pero justamente por eso vale la pena mirarnos un poco más de cerca mientras consumimos. No para frenarnos, sino para entendernos. Diciembre es un buen recordatorio de que podemos disfrutar la eficiencia algorítmica sin perder nuestra capacidad de decidir, cuestionar y elegir desde un lugar más consciente. Al final, la tecnología puede ayudarnos a vivir mejor la temporada, siempre que no dejemos de preguntarnos qué queremos realmente... y no solo qué aparece en el feed.
El autor, Dan Lalu (@Dan_1a1u) es Internacionalista por la UNAM, Estratega en LEXIA y apasionado de analizar y entender los fenómenos sociales y la complejidad de la sociedad. Cuenta con más de ocho años de experiencia en investigación de mercados tratando de explicar cómo decidimos, qué nos motiva y qué nos detiene. Además, es fan del terror, porque los monstruos deben pertenecer a la ficción.
Este blog es un espacio de participación donde los colaboradores de LEXIA expresan sus puntos de vista, análisis e interpretaciones de la realidad social. Estos textos no expresan un punto de vista institucional de LEXIA.