Finalmente...

Guillermo Osuna Hi
09 febrero 2020

""

osunahi@hotmail.com

 

Los adversarios del Presidente de la República lograron darle una zarandeada a la cuna de la tranquilidad de la clase trabajadora, con el tema del eventual recorte al monto de las pensiones que otorga el IMSS, al amparo de la llamada Ley 73 y muchos de los ya beneficiados sintieron temor ante un eventual recorte a sus ingresos.

Para tranquilidad de todos, Andrés Manuel salió al paso y logró apagar el conato de incendio provocado por sus malquerientes; aunque también hay que decir que él mismo se encarga de meter otros fierros en la lumbre y el último de ellos, es su intención de cancelar los llamados “puentes largos”, armados con el acomodo de los días patrios mayores, para beneficiar a la actividad turística y que han resultado todo un éxito con efecto multiplicador.

Sin duda, López Obrador es un torero que no guarda descanso; que tiene que estar ideando al vuelo nuevas suertes, para sortear las embestidas de los cada vez más agresivos bureles. Y lo logra, pero mejor sería que continuara en el ruedo sin depender meramente de la improvisación.

Pero volvamos al punto de las pensiones que precisamente es uno de los bravos astados que tiene que lidiar López Obrador, con el ánimo de evitar la cogida, ya que de ser así, los efectos serían desastrosos para todos. Sí, para todos, incluyendo a los que ya estamos bajo el amparo del águila madre.

De vez en vez me topo con notas que hablan de los esfuerzos científicos que se hacen con el objetivo de alargar la vida de los seres humanos. Procuran la manera de ir más allá de la esperanza de vida promedio en el mundo, que se sitúa por el orden de los 74 años de edad para los hombres y 76 para las mujeres o ir más allá de los 83 para hombres y 86 para mujeres, que se marcan en España y Suiza.

El incremento en los años de esperanza de vida se ha logrado por muchos factores como son la expansión de espacios más higiénicos y los avances en la medicina, condiciones que han abatido el índice de mortandad infantil.

Pero por otro lado, también se observa una fuerte tendencia hacia el envejecimiento de la población, debido a que tenemos matrimonios con menos hijos, ya que las nuevas generaciones no traen en su radar llenarse de prole y algunos otros, de plano, no aspiran a crear descendencia, es decir, que en el futuro se avizora como buen negocio los establecimientos para atención de senectos. Guarderías para viejitos, claro, para los pocos que logren pensión sustanciosa, que por cierto, serán los menos.

Un mayor índice de esperanza de vida y el inexorable crecimiento del segmento poblacional senil, aunado a medidas poco efectivas de parte del gobierno para enfrentar dichos factores, mantienen en un tris a los sistemas pensionarios, especialmente a los no contributivos, es decir, en aquellos en los que los pensionados no aportan nada para armar su pensión.

Dentro de este grupo están todos aquellos que trabajaron en la economía informal o pequeños emprendedores que no lograron acumular un patrimonio que les permitiera vivir de los rendimientos de capital, y que por ahora, reciben de parte del gobierno federal una pensión universal, bajo el único requisito de tener una edad mínima de 68 añucos ¿Por cuánto tiempo?

De haber enfocado ese subsidio hacia la gente que no cuenta con pensión alguna o con una del segmento más bajo, la duración de dicha política pública tendría un mejor porvenir, pero en las condiciones de ahora, no creo que sea de largo alcance.

Pero si al sistema de pensiones no contributivas le acechan negros nubarrones, las contributivas no están salvas ya que por un lado, el monto de las aportaciones tripartitas no son lo suficientemente altas y la mayoría de los trabajadores no cuentan con el suficiente ingreso para ahorrar y fortalecer su fondo de retiro.

Finalmente y como cierre, el criterio de la Corte que topa a 10 salarios mínimos como monto pensionario otorgado por el IMSS, le es aplicable a todos aquellos que recurren a juicio para dilucidar inconformidades sobre importes asignados, bajo la vieja ley del IMSS. ¡Buen día!