Fiscal rebelde, Congreso burlado. ¿Quién asesinó a Javier Valdez?

Alejandro Sicairos
11 diciembre 2017

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A cinco días de que se cumplan siete meses de que el periodista Javier Valdez Cárdenas fue asesinado, la Fiscalía General del Estado le echó ayer la última palada de tierra a una carpeta de investigación que luce más muerta que la víctima misma. La negativa de Juan José Ríos Estavillo a comparecer sobre el caso ante el Congreso del Estado, se resume en una sola palabra: impunidad. 

¿Entonces el silencio del Fiscal será la postrera respuesta que quede de aquel golpe que el 15 de mayo recibió la libertad de expresión en Sinaloa? ¿No hay más qué decir al respecto? ¿Nunca sabremos quién ejecutó y quién ordenó la muerte de Javier Valdez? Así se integre de miles de fojas y millones de letras, el expediente está en blanco mientras sea celosamente resguardado por Ríos Estavillo. 

La resistencia a dar avances de las indagatorias, más si se lo pide un poder del Estado, colocan al Fiscal en el punto sin retorno de la desobediencia al Legislativo que lo designó en el cargo. Al frente del sistema de procuración de justicia en Sinaloa, Ríos Estavillo incurrió en rebeldía ante el único órgano legalmente facultado para llamarlo a rendir cuentas. 

Un servidor público que esgrime preceptos de confidencialidad contenidos en el nuevo sistema de justicia penal se alza por encima de la 62 Legislatura que por mandato constitucional posee la representación popular y puede y debe hacer que se presente a clarificar qué situación guarda un caso de interés público. 

La argucia de la secrecía en la investigación que por ley debe salvaguardar, es el escondite perfecto de la ineficiencia del Ministerio Público. La realidad, la única causa por la cual no atendió el llamado de los diputados, es que no existe algún resultado, evidencia o posibilidad de ubicar y llevar a juicio a los autores materiales e intelectuales del crimen. 

No hay respuestas; lo que hay es ineptitud, la única certeza que anida en los deudos de las víctimas de la violencia. La ausencia de justicia que llega vertiginosa después del drama que se instala en las familias. El tiro de gracia que el Gobierno le asesta al periodista acribillado ahora por la impunidad. 

La burla de la Fiscalía es como uña rascando en heridas que jamás sanan. El olvido gubernamental como estrategia para resolver los homicidios, contra la impotencia de ver pasar los días y las noches sin la paz que tendría que aportar el estado de derecho. La carcajada enorme de los homicidas, contra el dolor inimaginable de los deudos. 

Un día cualquiera tendrán que dar la cara y las explicaciones los responsables de este crimen. Los que jalaron el gatillo, los que dieron la orden y también aquellos que al retrasar la acción de la justicia les extienden el permiso para matar a maleantes que andan sueltos por ahí, buscando de entre todos los sinaloenses a la próxima víctima. 

Mientras, que vaya el Fiscal a explicarles esto a Griselda Triana, Tania y Francisco, esposa e hijos de Javier Valdez, así como a doña María del Rosario Cárdenas y don Humberto Valdez, padres del periodista, y a los hermanos Humberto, Jorge Carlos, José Armando, Dora Patricia, Luis Alonso, Rafael, Rocío Elizabeth y Víctor Manuel Valdez Cárdenas.

 

Re-verso 

Le preguntarían al Fiscal, 

Quién mató a Javier Valdez, 

Quién jaló el arma letal, 

Quién solapa tal estupidez.

 

Se hizo costumbre 

Hace casi un año, el 27 de diciembre de 2016, el Congreso del Estado recibió el desaire del entonces Secretario de Salud, Ernesto Echeverría Aispuro, quien desobedeció un acuerdo para hacerlo comparecer. Así, sin tantita pena ni sanción alguna, inauguró una etapa en la que cualquiera puede pasarse por el arco del triunfo los citatorios del Poder Legislativo.

 

alexsicairos@hotmail.com