Haz y envés
Todas las partes y elementos de un árbol o planta son importantes, aunque algunas personas privilegian la raíz y los frutos. Sin embargo, el tallo, tronco, ramas y hojas son también fundamentales; al igual que todos los órganos y miembros de nuestro cuerpo son esenciales para su correcto funcionamiento, aun cuando se permita la poda de alguno de ellos en caso de enfermedad.
No obstante, hoy queremos detenernos tan sólo en las hojas, que están constituidas por dos caras: haz, o cara anterior, y envés, o cara posterior (proviene de inverso). Normalmente, el haz tiene una cutícula más gruesa y suele ser de color brillante, mientras que la cutícula del envés es más oscura y tiene tricomas (pelos o vellosidad).
La principal función de las hojas es la del intercambio de gases. Gracias a los estomas (poros de las hojas que se encuentran principalmente en el envés), la planta realiza la fotosíntesis; es decir, absorbe el dióxido de carbono de la atmósfera y expulsa el oxígeno procedente de la fotólisis.
Todo tiene dos partes (frente y espalda), como señala un antiguo refrán español: “Todo tiene haz y envés”. Y así es, siempre hay dos caras de la moneda, pero las dos son diferentes e igualmente importantes.
Recurriendo al sentido metafórico, y haciendo un desliz ortográfico, podríamos decir que es más importante el haz. En efecto, el hacer es prioritario “en vez” de hablar, juzgar o poner pretextos para no hacer.
Multitud de refranes encomian el hacer: “haz el bien sin mirar a quién”; “haz de la noche, noche y del día, día, y vivirás con alegría”; “a dónde fueres, haz lo que vieres”.
Es fundamental que nosotros también privilegiemos el “haz” y rechacemos recurrir al “en vez”.
¿Practico el hacer en vez de lanzar quejas?