Héctor Bonilla vs. Cártel de la Chatarra

Alejandro Calvillo
02 diciembre 2022

@elpoderdelc

SinEmbargo.MX

Hace nueve años, el 29 de abril de 2013, el primer actor Héctor Bonilla, caracterizando al jefe de la policía, emulando los actos escénicos que desarrollaban los gobiernos anteriores para presentar a narcotraficantes capturados ante los medios de comunicación, presentó públicamente a los capos del llamado “Cártel de la Chatarra”. Como se reportó en boletín de prensa: “Esta mañana fueron presentados ante los medios de comunicación cuatro de los principales capos del Cártel de la Chatarra: Toño, alias “el tigre”; Ronald McDonald, alias “el payaso”; Melvin, alias “el elefante” y el Oso polar, alias “la coca”.

Se presentó un video sobre las circunstancias en las que fueron capturados los cuatro capos de la chatarra. El comando policiaco dirigido por Héctor Bonilla, contó con la colaboración de otros actores: Bruno Bichir, Mauricio Isaac, Alejandro Calva, Jorge Zárate y Alfonso Borbolla, entre otros.

Nueve años después de estos eventos, se ha logrado sacar de la escena de los empaques de los productos no recomendables para niñas y niños, estos personajes. También se logró que su publicidad en programas infantiles de televisión se prohibiera. Sin embargo, ahora las grandes corporaciones como Coca Cola, Nestlé, Herdez, Mondelez, Pepsico, han interpuesto amparos, algunos de ellos ya en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, esperando echar abajo estas prohibiciones y volver, con sus personajes, a aprovecharse de niñas y niños.

Como la Organización Mundial de la Salud advertía desde 2005, las estrategias de mercadeo de estas corporaciones son muy efectivas, entre ellas el uso de personajes, para enganchar a niñas y niños, señalando que se aprovechan de su “credulidad e inexperiencia” contribuyendo a la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil. Los “Capos del Cartel de la Chatarra” son parte de estas estrategias de abuso que llevó al ex Presidente del Senado de Chile, Guido Girardi, promotor del etiquetado de advertencia en su país, y de la prohibición de estos personajes, a decir que estas corporaciones son “los pedófilos del Siglo 21”.

En este contexto, es vigente y queda con nosotros, lo recordamos aquí, el compromiso de Héctor Bonilla con su profesión que, en varias ocasiones, puso al servicio de causas justas, como en este caso. En su papel de jefe de la policía presentó los cargos contra los capos: “manipular y engañar a los niños y niñas a través de la publicidad y mercadeo de sus productos y por inducir el consumo de alimentos y bebidas que contribuyen a la expansión de la epidemia de obesidad entre este sector de la población”. La infancia mexicana ya se había convertido en una de las mayores consumidoras de comida chatarra y bebidas azucaradas a escala global, presentando uno de los índices más altos de sobrepeso y obesidad en el mundo. Documentales de televisoras de todo el mundo han venido a México a registrar este fenómeno que advierte que uno de cada dos niños y niñas mexicanos desarrollará diabetes a lo largo de su vida si no cambian sus hábitos.

Parte de la familia Bonilla participó en el video de la captura del “Cartel de la Chatarra” y en la presentación pública de sus principales capos. Fernando Bonilla dirigió, junto con el equipo de “Puño de Tierra”, compañía prolífica de teatro independiente que formó junto con su pareja, Valentina Sierra, y un grupo de jóvenes actores y productores de gran creatividad y compromiso, tanto el video de la captura de los capos como su presentación pública.

Tras la presentación de los capos ante la prensa, la actriz Valentina Sierra comentó: “Un actor tiene la posibilidad de decidir en qué trabajar. Es la primera vez que me meto a una botarga. Lo hago para contribuir a la denuncia de conductas criminales. Jamás entraría en una botarga que fomente el consumo de Coca Cola en los niños. Esta es la diferencia entre ficción y mentira”.

Sin la caracterización de jefe de la policía, en rueda de prensa, Héctor Bonilla señaló: “La presencia desmedida de trasnacionales en el ámbito alimentario es verdaderamente criminal. Celebro el intento de contrarrestar los millones y millones de dólares en publicidad de estas empresas, con la comunicación horizontal y la autoridad moral de quienes colaboran motivados por su conciencia social y no por intereses económicos. Las nuevas tecnologías son terreno fértil para el ingenio y el desvelo de las grandes mentiras publicitarias”.

Puede parecer un exceso hablar de la publicidad y presencia criminal de los productos de estas trasnacionales o decir que se trata de los “pedófilos del Siglo 21”. La definición de pedófilos, que implica la criminalidad, no fue inventada por Guido Girradi, no se trató de un exabrupto del ex Presidente del Senado de Chile. La definición vino de un experto, de Michael Brody, quién fue, nada más y nada menos, que el jefe del Comité de Televisión y Medios de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente. Este experto en psiquiatría infantil y adolescente y en medios escribió: “Los publicistas se han vuelto expertos en niños tanto como los pedófilos”. Unos y otros se han especializado en abusar de los niños. Queda a la Suprema Corte decidir si los derechos comerciales de las corporaciones están por encima del interés superior de la infancia, por encima del derecho a la salud de niños y niñas, y si estarán del lado del abuso que realizan estas corporaciones sobre la infancia a través de sus estrategias de mercadeo.

Héctor Bonilla lo tenía claro, no se requerían explicaciones, los poderes se vuelven criminales si no están enfocados en el bien común. Cuando se lanzó la campaña por un etiquetado que advirtió los excesos de ingredientes críticos en estos productos que de manera criminal se publicitan e invaden nuestro entorno, Héctor se sumó. Ya estaba enfermo, y tuve la duda de poner aquí la imagen que envío para la campaña, su salud ya se encontraba deteriorada. Sin embargo, el mantenerse firme en medio de las circunstancias más duras, es otro ejemplo, el aceptar nuestras circunstancias y seguir adelante.

Como escribió su hijo Fernando, actor, escritor, director y productor: “estamos tranquilos por despedir a un hombre que se fue sin deberle nada a nadie, que vivió intensa y plenamente, que predicó siempre con el ejemplo y sembró amor y alegría por cada camino que recorrió”.

Héctor escribió su propio epitafio:

“Se acabó la función,

No estén chingando.

El que me vio, me vio.

No queda nada”.

Frente a este epitafio, me sumo a lo que escribió en respuesta David Desola, dramaturgo catalán: “La función sigue en tus hijos y en tu nieto, el que te vio, te vio y te sigue viendo. ¡Y así será, aunque te chingue, Héctor!”

Y sé que la función seguirá dentro del Teatro y fuera de él y ahí está su escuela que empieza por su descendencia.

Abrazo especial, con mucho cariño a Sofía, Fernando, Valentina, Demetrio y Adela y al resto de la familia.