Hey, güero ¿qué tan ario y puro eres?

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
06 octubre 2018

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El concepto de “blanco” salió de la imaginación de Johann Blumenbach, quien propuso en 1781 la denominación “raza caucásica” para la población europea, y desarrolló la conjetura según la cual la gente de piel clara tiene origen en las tierras frías de las montañas del Cáucaso. 
 
En el imaginario colectivo, un “güero” es alguien de cabello rubio y ojos de color claro. Entonces, ¿por qué me dicen güero cuando voy a CDMX?
 
La respuesta es que México es un país con mucha discriminación y seguimos utilizando los constructos sociales donde tener piel clara es mejor. Algunos mercaderes de la capital del país han de creer que por decirme güero, me sentiré mejor conmigo mismo, y subsecuentemente estaré más susceptible a comprarles unos tacos de garnachas.
 
Parafraseando a Lady Coral Blanco: “yo no soy güero, no sé cuál es mi raza, no me importa, soy una persona normal”. Su servidor es una persona normal en el contexto racial mexicano, soy producto del mestizaje, así como la inmensa mayoría de los mexicanos (aunque a algunos no les guste aceptarlo).
 
“La raza” es un concepto histórico que define a todas las comunidades hispanas. Un término asociado al 12 de octubre (cuando Cristóbal Colón se pierde con una banda de forajidos y llega a América, creyendo que es la India). 
 
México está definido por la raza, es decir, el mestizaje. Somos una sociedad extraordinariamente heterogénea, con un gran acervo cultural y genético. Este gran repertorio lo obtuvimos gracias a la argamasa de los conquistadores con los distintos pueblos nativos de América. Asimismo, estos conquistadores alguna vez se mezclaron con muchas otras culturas antes de llegar a América.
 
Utilizar la raza para categorizar grupos de personas es fundamentalmente incorrecto y problemático. 
 
Todos los estudios de diversidad genética han demostrado que nadie es “puro” genéticamente (curiosamente, los más puros son los pueblos nativos de México. Ref: Romero-Hidalgo el al., Nature 2017). Ergo, si nadie es puro genéticamente, la idea de una “raza” resulta absurda, más aún una “raza pura”. 
 
Hasta el alemán más ario del planeta tiene genes provenientes de distintas etnias y áreas geográficas. Entonces, resulta inverosímil creer que tener el “pelo güero”, aunque sea pintado, es indicativo de alguien superior. 
 
De hecho, es todo lo contrario, está demostrado que entre mayor sea tu repertorio genético (tener mucho surtido de genes), más herramientas tendrás para combatir patógenos, desarrollar menos enfermedades, y adaptarte a tu entorno. Entre más corriente, más herramientas para sobrevivir el ambiente. 
Un buen ejemplo son los perros “corrientes”, viven más y tienen menos enfermedades que los perros de raza.
 
Es tiempo de revisitar este arcaico debate sobre raza (al igual que género, nacionalidad, religión, etc.) y encontrar una manera constructiva de abordar los temas relacionados con la diversidad humana.
 
Aprovechemos la gran variedad de personas, culturas, e ideas, que tenemos en México. Aunque seamos diferentes, todos somos uno mismo.
 
alberto.kousuke@uas.edu.mx