Infalibles

Lorenzo Q. Terán
20 julio 2022

En esta etapa por la que atraviesa el País, los ciudadanos son testigos de los desfiguros y actitudes infantiles por parte de los opositores. Basan su perorata política en un discurso histriónico, repleto de denuestos y falsedades contra la función del presente régimen. Es tan burda su crítica que hasta el más lego en política entiende que se trata de vituperios de lo más absurdo, tratando así de descalificar la obra estructural de regeneración que el actual gobierno desarrolla a lo largo y ancho del territorio nacional. Los ciudadanos corroboran con sus propios ojos, sin que nadie les cuente, esas obras y programas que buscan el beneficio social. Por eso, las campañas mediáticas de la Oposición terminan en un mentis frente a la realidad que les golpea el rostro.

Ante esas posturas absurdas, esparcidas permanentemente por la propia Oposición, el partido político en el poder marcha robustecido como la alternativa de la ciudadanía, consolidando su futuro político, pues no existe oposición competitiva a la vista, esa es la realidad política del País. El partido Morena cada vez se fortalece como la opción ciudadana por razones que se desprenden de la real política. Los tiempos avanzan y las campañas en las dos entidades donde se realizarán comicios el próximo año están a la vuelta de la esquina.

No vemos visos de detener su caída electoral por parte los partidos que integran la llamada Alianza, y se ve imposible que puedan retener esos estados que gobiernan desde hace casi 100 años. Todo indica que los partidos aliancistas los van a perder, no es necesario ser un mago para prever la debacle de los prianistas, su despeñadero es indetenible, no tienen asideros ni nada que los salve de su derrota anunciada.

Mientras los partidos de la Oposición no cambien de estrategia en su propaganda política, van a seguir patinando fuera de la realidad nacional. Han perdido la brújula y, por lo visto, no hay visos de que encuentren el rumbo que los encauce a recuperarse, cuando menos para que den la pelea política con un mínimo de dignidad. Su alejamiento de la ciudadanía, su extravío político, son patéticos. Los dirigentes de esos partidos políticos cada vez más ostensiblemente se alejan de los electores, que son quienes portan la llave para arribar al poder político en este País.

En lo que está enfrascada la ciudadanía, y en este respecto tiene una larga tradición de lucha, es en establecer la democracia sin taxativas en este País, ese es el objetivo primogénito que persigue el pueblo mexicano con firme decisión.

Se ha avanzado en el rubro, pese a las resistencias autoritarias y los obstáculos puestos por la Oposición elitista. Está arraigada en el gobierno y en la ciudadanía la firme idea de instaurar un régimen democrático, verdaderamente republicano, donde sean los ciudadanos los que establezcan las reglas de las justas electorales y den la pauta para una convivencia armónica entre los miembros de la sociedad. El afianzamiento de la democracia, que ésta sea sólida como una roca, es una meta en el solar nacional. Estamos seguros que se irán rompiendo todos los obstáculos que se presenten en ese camino, que se espera sea corto, para su pleno florecimiento en el ámbito nacional.

En eso están inmersos los ciudadanos y no retrocederán ni para agarrar aviada, como dice la gente.

En la democracia que anhelamos los ciudadanos deben ser el poder mandante, los procesos electorales deben ser conducidos apegados a las pautas establecidas para elegir libremente a los gobernantes, con base a la voluntad soberana de los ciudadanos, quienes libremente determinen, sin intervención de ninguna índole, salvo su albedrío, su voluntad política. A partir de ese principio se deriva todo lo relacionado con la libre voluntad ciudadana, que debe culminar con una elección que satisfaga los intereses de la ciudadanía.

A lo largo de la historia de este País, los ciudadanos se han planteado una meta que no ha variado: consolidar la libertad y la justicia, dos premisas que han enarbolado siempre como sus estandartes infalibles.