Información deformante

Rodolfo Díaz Fonseca
17 agosto 2022

La palabra informar proviene del latín y significa dar forma a la mente (en griego correspondería al término pleriforía: transmitir plenamente). Sin embargo, con la actual cascada informativa es difícil lograr el cometido de formar la mente, criterio y pensamiento.

Hoy tenemos acceso a muchísima información, pero el problema es que no la alcanzamos a procesar. La cantidad de datos que recibimos nos congestiona e infoxica; no podemos digerir ni verificar tanta cantidad de información. Por eso, afirmamos que la información no cumple con su objetivo; al contrario, no solamente no forma, sino que deforma.

Byung-Chul Han, en su libro No-cosas. Quiebras del mundo de hoy, se lanza enérgicamente contra el mundo digital, pues sostiene que la realidad virtual (las no-cosas) están desplazando a las cosas, objetos y seres reales.

Es cierto que la comunicación digital nos permite el acceso a personas distantes y remotas, pero no es menos cierto, dice el filósofo surcoreano, que “la comunicación digital supone una considerable merma de las relaciones humanas”.

Su crítica se centra contra el poder demoledor de la información: “A partir de cierto punto, la información no es informativa, sino deformativa... La información circula ahora, sin referencia alguna a la realidad, en un espacio hiperreal. Las ‘fake news’ son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. Lo que cuenta es el efecto a corto plazo. La eficacia sustituye a la verdad”.

Tajante, añadió: “En nuestra cultura posfactual de la excitación, los afectos y las emociones dominan la comunicación... Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad. Almacenamos grandes cantidades de datos sin recuerdos que conservar. Acumulamos amigos y seguidores sin encontrarnos con el otro”.

¿Proceso y discierno adecuadamente la información?