Invulnerables

Lorenzo Q. Terán
08 octubre 2025

En mi entrega anterior, abordé el diferendo que libran los Jubilados con la Rectoría de la UAS, en torno a la limitada visión que ésta tiene al querer resolver su desorden financiero afectando los derechos laborales. En sus apremios, trata de afectar el salario de los trabajadores jubilados, lo que resulta sumamente inaceptable, puesto que se puede comprobar que ha sido el sector de los jubilados universitarios los que más se han sacrificado, incluso desde que estaban activos, para resolver las recurrentes crisis financieras de la institución.

Esta ocasión rechazan rotundamente el descuento que pretende aplicar la administración universitaria, porque vulnera sus percepciones laborales y, bajo ninguna circunstancia, van a permitir se atropellen sus derechos claramente pactados en el Contrato Colectivo de Trabajo y protegidos por la Ley Federal del Trabajo. Como dice el dicho: “papelito habla” y los derechos de los jubilados están sustentados en la Constitución.

El Rector, para justificar su atropello, gritó a voz en cuello: “allí están los tribunales”. Si es necesario, los jubilados recurrirán a ellos, porque les asiste el derecho y es a todas luces una arbitrariedad si la administración no cumple con sus deberes pactados. La cacareada “reingeniería” debe partir de recortar la inflada nómina de empleados de confianza y los sueldos faraónicos de los funcionarios de primer nivel. No es justo que en la UAS no se aplique la “austeridad republicana”, de boga en todo el País, y el Rector local gane el doble de lo que gana la mismísima Presidenta de la República.

Para los jubilados y trabajadores activos de la UAS, para empezar, el “referendo” que el Rector está llamando para el 10 del presente mes no tiene ningún valor, no es vinculatorio y más bien se trata de una maniobra de politiquería barata, para seguir avanzando en su pretensión de golpear y afectar los derechos de los trabajadores activos y, en particular, de los Jubilados. Eso no es nuevo, ya en otro tiempo les impusieron un fideicomiso que sólo servía como caja chica y fuente de desvíos para esa misma “burocracia” dorada que no tiene llenadera.

Si se quiere hacer una consulta, que se les pregunte a los sectores afectados si quieren que se les recorten sus salarios, sus derechos ganados. De antemano, obtendrán la misma respuesta que de norte a sur ya se escucha y se ha extendido en todas las instalaciones universitarias: los derechos laborales y las obligaciones de la Universidad con sus trabajadores, jubilados y activos, son sagrados, y muy mal parado quedará quien ose atentar contra estos derechos.

La gran mayoría de los trabajadores jubilados ha participado en las luchas históricas de la UAS, tienen experiencia en la defensa de sus derechos, no van a ceder un ápice hasta derrotar en toda la línea las pretensiones de la Administración. A pesar de que ésta ha “blanqueado” los sindicatos (que otrora eran democráticos y sus dirigentes luchaban en defensa de sus afiliados), alineándolos a sus intereses partidarios, los jubilados cuentan con una fuerte Asociación de Jubilados, bajo el liderazgo de la señora Florina García Bórquez y, vienen dando, con ejemplar entereza, una lucha por la integridad de su salario y el respeto de sus derechos laborales.

Lo dijimos desde el principio del diferendo actual entre jubilados y la administración central de la UAS: los jubilados tienen muchas agarraderas a donde recurrir en defensa de sus legítimos derechos. Y lo estamos viendo en el dinamismo que vienen desplegando, en la simpatía en aumento que cada día logran de los sectores mayoritarios de la sociedad sinaloense.

Esto apenas empieza, puede ser una lucha a larga, pero la experiencia que tienen los Jubilados los hará, tarde o temprano, triunfar en este movimiento que han emprendido por preservar sus derechos laborales y en desbaratar todas las argucias, politiquería y abusos que contra ellos impulsa la actual camarilla dirigente de la UAS, que en lugar de “reingenierizarse”, empezando por ella misma, quiere a toda costa preservar sus privilegios, atropellando a un sector que ya laboró por décadas, que ya aportó con gran generosidad lo mejor de sí misma para educar a lo mejor de la juventud sinaloense.

Si un sector de la sociedad es perseverante son los trabajadores jubilados, cuya lucha por sus legítimos derechos, sin duda saldrá avante. Y saldrán adelante porque, por encima de todo, les asiste la razón y la justicia.