La ardua tarea de la educación

Vladimir Ramírez
21 marzo 2019

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Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos.
José Mujica
 
Es inevitable continuar tomando como referencia el ahora desacreditado periodo neoliberal de nuestra historia en México, especialmente si tenemos como propósito comprender la crisis social, política y económica que actualmente vive la Nación. Fue en la década de los 80 cuando en México se hacía cada vez más presente la valoración del modelo neoliberal como alternativa para iniciar en nuestro país el arribo a la modernidad y obtener el acceso seguro al club de los países occidentales del primer mundo. Para ello, prácticamente era necesario por un lado desestructurar el Estado, modernizar la economía implicaba su transformación y la de sus leyes, modificar el aparato político, la actuación de los grupos sociales y la concepción de los servicios públicos, incluyendo un nuevo rol social de la educación.
 
Por otro lado se requería también de-construir el pensamiento de los mexicanos y para  lograrlo había entonces que hacer lo propio con la educación del país. Se confirmó la necesidad de estrechar la intervención del Estado y a su vez modificar los ámbitos de lo político y administrativo, disminuir el gasto a través del fomento y apoyo de opciones privadas, abrir nuevas prácticas educativas para generar lo que algunos investigadores como el Dr. Latapí Sarre han llamado “un mercado educativo”, afirmando también que su nueva misión contemplaba ajustar costos en función de los beneficios y estimular la competitividad enfatizando el aprendizaje del conocimiento básico hacia una cultura de la productividad.
 
Esta nueva visión llegó para permear el ámbito de la enseñanza y aprendizaje que en el fondo tenía previsto la formación de un pensamiento individualista y pragmático orientado a la ganancia y el consumo. Este ha sido el pensamiento que ha imperado como resultado de la formación de generaciones de maestros y alumnos durante todo este periodo. El reto implicó la formación de individuos capaces de hacer frente a las necesidades productivas, especialmente de mano de obra calificada, nuevas generaciones se forjaban como especialistas en algo específico y prácticamente ignorantes de todo lo demás. 
 
Así lo apunta también el Dr. Latapí Sarre: “...la preeminencia de los valores económicos sobre otros valores importantes para la realización humana, la fe dogmática en el mercado, la reducción de la esfera pública ante la privada y, sobre todo, un peculiar concepto de calidad de vida que se identifica con el consumo de bienes materiales, el confort y éxito”.
 
De ahí que les resultaran innecesarias materias relacionadas con el civismo, la filosofía, la ética y demás asignaturas de carácter social del área de humanidades. Derivado de estos cambios estructurales y de contenidos, la sociedad mexicana sufrió consecuencias que cobraron factura en la posterior generación de jóvenes que se vieron envueltos en una crisis de pérdida de valores morales frente a una angustiosa necesidad de superar los retos de una exigente y competitiva economía de mercado. Quienes no tuvieron la oportunidad de superar tales retos, engrosaron las filas de la delincuencia y el crimen organizado. Los valores de la solidaridad, la benevolencia y la honradez, dejaron de ser rentables y por encima en ellos prevaleció la competencia como valor social para ser exitoso.
 
De ahí que resulta relevante revisar la propuesta en materia de educación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo concerniente a la cancelación de la reforma educativa y la promesa de una iniciativa que propone ser equitativa, inclusiva, intercultural y plurilingüe, con respeto a los derechos de todos. Una oferta que contempla de igual manera, la educación especial para personas con discapacidad, la autonomía universitaria, una formación para la vida, con valores, de fortalecimiento de la honestidad, la convivencia, el aprecio por la naturaleza, la cultura y la dignidad de las personas. Además de incluir en los planes y programas de estudio una perspectiva de género, así como las materias en ciencias y humanidades, historia, geografía, filosofía, civismo, lenguas indígenas y extranjeras, artes, tecnología, deporte, promoción de estilos de vida saludables, cuidado del medio ambiente y cultura de paz. 
 
La propuesta  del actual gobierno federal es sin duda valiosa y atractiva, sin embargo, para Sinaloa como en el resto del país, el reto implica evaluar el nivel de capacidad y compromiso por parte de las autoridades estatales, de docentes, sindicatos, alumnos y padres de familia. 
 
De incidir como responsables de lo que sucede en nuestra sociedad, en la formación de un nuevo enfoque educativo capaz de modificar la realidad social. Ser capaces de desarrollar habilidades en torno de una propuesta educativa en la que, como en el pasado reciente, se definió el futuro nacional de las últimas tres décadas.
 
vraldapa@gmail.com