La barba: un accesorio antihigiénico

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
27 abril 2019

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alberto.kousuke@uas.edu.mx
 
 
Aproximadamente el 55 por ciento de los hombres tienen barba en todo el mundo. Tener barba es una tendencia que cambia constantemente, dependiendo de la época y lugar en donde se vive.
 
Los hombres prehistóricos dejaban crecer su barba para protegerse del frío, así como para resguardarse de los elementos tales como el polvo, la arena, el sol, entre otros. Una barba forja una forma más cuadrada en el rostro del hombre que la porta, haciéndolo ver más intimidante.
 
Así como los hombres barbudos intimidantes del Sinaloa contemporáneo, los hombres de la antigua Mesopotamia también cuidaban finamente de sus barbas. Estos empleaban aceites y bálsamos para cuidar del vello facial, así como rizadores rudimentarios para darle forma.
 
Pero por más bálsamos y lociones que se apliquen, aún la barba más delineada es más antihigiénica que un perro común y corriente.
 
La inmundicia de las barbas se determina por el número de CFU presentes en una muestra. Una bacteria patógena es aquella capaz de crecer (multiplicarse) hasta formar colonias (millones de bacterias). Cuando una bacteria se multiplica es cuando esta empieza a liberar toxinas y ocasionar enfermedades. 
 
Un estudio realizado en Zúrich, Suiza (Andreas Gutzeit, et al.,2019), determinó que las barbas de hombre tienen más gérmenes (CFU: unidades formadoras de colonias) que el pelaje de nuestros amigos fieles que gustan de oler sus propias gónadas.
 
Este estudio representa malas noticias para los hipsters y buchones por igual. El experimento demostró que todas las barbas estudiadas tenían bacterias patógenas con el potencial de ocasionar daño a la salud. Así como la talasofobia (fobia a las playas) abrumó a la contaminada, pero buena vibra playa de Sayulita (niveles elevados de CFU en el agua), estos resultados son suficientes para evocar pogonofobia (fobia a las barbas) a cualquiera que le haya resultado asqueroso besar un perro.
 
Los investigadores suizos reportaron que todos los hombres (18-76 años de edad) estudiados tenían altos números de CFU (bacterias patógenas), mientras que sólo 23 de los 30 perros tenían niveles elevados de CFU. Por último, siete de los hombres muestreados tenían bacterias que representaban un riesgo para la salud (Enterococcus faecalis, una de las bacterias de la popó). 
 
Pero antes de empezar a discriminar a los hirsutos, debemos de recordar que las bacterias patógenas se encuentran en todas las partes de nuestro cuerpo (particularmente las manos). Hoy en pleno Siglo 21, resulta increíble pensar que la higiene sigue siendo un problema social, no obstante, la mayoría de la gente carece de la educación y de los servicios básicos para tener una salud adecuada.
 
Tener una cara rasurada es higiénico, pero lavarse las manos y tener cuidado de donde las pone es más sanitario todavía.