¿La caída de Maduro?
Las cosas en Venezuela se complican, sobre todo para el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. La semana pasada se determinó la cancelación del espacio aéreo venezolano, pocas aeronaves han podido transitar por los cielos “bolivarianos” en los últimos siete días. Donald Trump sube la apuesta y el nivel de las amenazas, mientras en las azules aguas del Caribe están desplegadas tropas norteamericanas con un arsenal de guerra suficiente como para durar más de 24 meses en combate.
En medios de comunicación internacionales se escriben y exponen una serie de llamadas entre los mandatarios Trump y Maduro. El primero afirma que ha dado un ultimátum al venezolano, ofreciendo garantías para el éxodo de Nicolás, su esposa Cilia y su familia cercana. El diario británico The Telegraph aseguró que la condición de salida de Maduro se mantuvo en la exigencia de 200 millones de dólares y amnistía para familiares y funcionarios de su círculo más cercano.
Mientras tanto, la respuesta del líder venezolano ha sido incrementar sus medidas de seguridad ante un “inminente ataque”. Partidarios y medios oficialistas en Venezuela reclaman el cierre aéreo y las amenazas “imperialistas”; organizaciones como la Cuarta Internacional y la Fracción Trotskista suman apoyos para “repudiar con toda firmeza la nueva agresión imperialista de Estados Unidos contra Venezuela”.
Lo cierto es que, a diferencia de otros momentos de crisis, el Mandatario venezolano no ha salido a dar un mensaje claro y contundente a sus seguidores. Pareciera que esta vez, la escalada de tensión ha subido a un punto de crisis que lo mantiene escondido, hablando mediante portavoces y calculando milimétricamente sus posturas. Un error en la comunicación podría adelantar lo que muchos consideran su inminente caída.
En los inicios de esta semana, la Corte Penal Internacional cerró sus oficinas en Caracas. Desde 2023, la Fiscalía de La Haya investiga en Venezuela presuntos crímenes de lesa humanidad. El pasado martes decidió bajar las cortinas ante la escalada de tensión que se vive en el país, afirmando que “no por ello se detienen las investigaciones, que los procesos diligenciales seguirán activos, siempre guiados por la evidencia y la ley”.
Dentro de todo, resalta la figura de María Corina Machado, lideresa de oposición en Venezuela que recibirá el Premio Nobel de la Paz en Oslo. Machado afirma que asistirá a la ceremonia en medio de amenazas y pide garantías a organismos internacionales para poder “salir y regresar” a Venezuela para continuar su lucha pacífica por la democracia en su país.
Cierto es que el régimen de Nicolás Maduro ya hubiera sido derrocado, al desconocer en 2024 los resultados electorales que daban un triunfo a la oposición, en donde Corina Machado encabezó protestas multitudinarias de millones de venezolanos que estuvieron a punto de comenzar un alzamiento armado. Corina y otros líderes de oposición se negaron al enfrentamiento entre ciudadanos y el ejército, pidiendo a los millones de inconformes mantener un movimiento vivo, de exigencia y de paz, negándose a las protestas violentas y el uso de armas contra el gobierno.
La suerte del gobierno “revolucionario” está en el aire, Donald Trump tiene cercado al dictador, la opinión pública internacional se mantiene expectante, mientras que algunos embajadores venezolanos comenzaron a desalojar oficinas en diversos países. Mañana 6 de diciembre, venezolanos por el mundo seguirán el discurso de Machado que afirma: “La transición -política- será ordenada y Venezuela será la envidia del planeta”. ¿Lo lograrán? ¿Estamos viendo los últimos minutos de la dictadura venezolana? Luego le seguimos...