La carrera inicial la ganó Mario Zamora.
Es un asunto de estrategia, no de sudor

Alejandro Sicairos
06 abril 2021

Está visto que la campaña de Mario Zamora Gastélum inició a ritmo vertiginoso y es entendible por el tiempo del que dispone para lograr en dos meses que la intención del voto al menos se cierre entre él y Rubén Rocha Moya, el más cercano competidor. Pero por ser a toda velocidad no quiere decir que es la más adecuada en cuestión de efectividad ya que importan más la precisión del proselitismo y el compromiso que los electores asuman con el discurso que les pronuncian.

La carrera que tiene como meta la elección de Gobernador, si se evalúa por los dos días que constituyen los arrancones, la va ganando Mario Zamora. Él y su esposa, para ser más precisos, ya que se les percibe como a velocistas que a todo pulmón van por la presea del tercer piso del edificio de Insurgentes y 16 de septiembre. Aparte de recorrer el estado desde Mazatlán a Los Mochis, todavía les quedó ánimo para transmitir el video que muestra a la pareja con el ánimo de hacerse arrumacos en el trayecto de un punto a otro.

El día del inicio formal de las campañas políticas reveló al candidato de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática con ese vigor que insiste en mostrar frente al esfuerzo físico que por cuestiones de edad no puede realizar su principal adversario político. El mismo día realizó un periplo que al primer minuto empezó en Guasave y abarcó actos en Mazatlán, con cuatro eventos; Elota, con una actividad; Culiacán con la jornada en el Parque Acuático, y un encuentro con sus seguidores en Salvador Alvarado y otro en Ahome.

En tanto, Rubén Rocha Moya se movió solamente en la zona centro de Sinaloa sin el agobiante viaje que hizo Mario Zamora. El candidato de la alianza entre Movimiento Regeneración Nacional y Partido Sinaloense inauguró la campaña en su cuartel político de Culiacán, por la mañana acudió al Mercado Garmendia, cerca del mediodía ofreció conferencia de prensa en la Plazuela Rosales, enseguida encabezó un mitin en la icónica comunidad de El Salado y de allí se fue a la Colonia Rosario Uzárraga, cerrando con un evento en el poblado La Apoma, Badiraguato.

Entonces van a competir la estrategia despresurizada de Rocha Moya, que le da mantenimiento a la idea de que ya tiene en la bolsa la votación para Gobernador, y el arte de la guerra política como manual de Mario Zamora, que pretende bajar al pasmorenista de las encuestas, alcanzarlo y rebasarlo en un esfuerzo sobrehumano que ya se ve y falta de medir en las mediciones de intención del voto que se darán a conocer antes del 10 de abril.

Y volviendo al tema de la energía que le mete Zamora, eso no quiere decir que mediante el agotamiento físico vaya a ganar la elección. La apertura de la campaña en Guasave donde captó una importante audiencia en las plataformas digitales le enseñó que las tecnologías de la comunicación valen más que gastar las suelas de los zapatos o perder kilos por extenuación.

Si hasta el mismo José Alfredo Jiménez aconseja que lo importante no es llegar primero sino hay que saber llegar, y expertos de marketing político como David Axelrod, Robert Gibbs y David Plouffe que construyeron la “Obamanía” que llevó a la Casa Blanca al primer Presidente afroamericano consideran que el ciberactivismo es lo fundamental en los cuartos de guerra de las campañas, entonces sale sobrando la lapidación del candidato al someterlo a agendas martirizantes.

De entrada, se nota que Mario Zamora y Wendy Ibarra van con todo. Como esposos están ganando terreno en la simpatía popular. Es cuestión de que el candidato se serene y le invierta mucho arrojo a la propuesta y poco brío a la caminata, menos correteado y más centrado en lo que ofrece para el mejor futuro de los sinaloenses. Y que ella desde su condición de madre de familia les llegue a las emociones de miles de hogares donde la difícil situación actual hace que la empatía y solidaridad sean aquilatadas en oro.

Es que en la lid política vale igual la juventud que la experiencia. Una aporta la fuerza y el engagement con el decisivo sector joven, otra la posibilidad de anticipar y prevenir riesgos con base en el “colmillo” que dan los años. De igual manera estorba el exceso de confianza que lleva a creer en victorias en automático, y ayuda el natural ímpetu de quien quiere llegar sin más herramientas que la voluntad y el atrevimiento.

Y las campañas de candidatos a las posiciones de poder que se resolverán el 6 de junio están lejos de ser carreras de caballos desbocados y tendrían que convertirse en competencia de aptitudes humanas porque, insistimos, a Sinaloa se le agota el tiempo como para derrocharlo en mancomunidades siniestras o en saltos al vacío. Estamos, sencillamente, en la incierta espera para ver quién rescata las esperanzas y confianzas comunes.

Corran aprisa los suspirantes,

En buscar las puertas de salida,

Que en Sinaloa desde antes,

Cada uno corre por su vida.

Hechas de hule, cuando parecía que eran de madera de roble, las cataduras de los morenistas que se decían luchaban por convicciones y no por espacios de poder sucumben a la menor tentación que les habla de un paraíso de poder, con buenas prebendas y cajas chicas ilimitadas. En Culiacán, Pedro Villegas Lobo que les besa a los pies a los que denunciaba como verdugos; en Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, quien es el mayor contorsionista político que ha producido el circo de la 4T; o en Guasave, Lucio Tarín, que alegaba los fundamentos de la izquierda solo para negociar un buen botín, dan cuenta de la conversión súbita de personajes que ojalá un día tengan la oportunidad de pedirles perdón a los ciudadanos que traicionaron.