La educación escolar de hoy ¿mejor que la de los años 30?

BERNARDO TRIMIÑO QUIALA
09 octubre 2019

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Investigador del Centro de Investigación e Innovación Educativa del Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV)

 


Un buen amigo me comentó que no entiende cómo la gente no reacciona ante lo que está mal, si la educación de hoy es mejor que la desarrollada en los años 30 del pasado siglo. Intenté compartirle que no considero que la educación de hoy sea mejor que la de los años 30; aunque hoy tenemos más tecnología. La cuestión es que la diferencia en la educación, no la hace la tecnología aún, la diferencia se hace en las escuelas, en las aulas y la hacen los maestros.
De ahí la importancia de conocer la historia de la educación mexicana, más aún si se labora en este sector, aunque no sea como maestro. Y es que, conocer la historia no es hacerles homenajes a efemérides, personajes; el conocer la historia evita tener miradas superficiales y unidireccionales de los fenómenos y procesos sociales, que de por si son de naturaleza compleja y multicausales.
Para comprender la historia presente se demanda estudiar el pasado. En la realidad social de hoy nada nace por generación espontánea; los hechos sociales tienen antecedentes, que deben ser analizado profundamente para valorar sus manifestaciones contemporáneas y predecir su comportamiento futuro.
Retomando la historia del magisterio nacional, se reconoce que una de las etapas de mayor crecimiento intelectual en la educación y la cultura mexicana es precisamente la de los primeros años del pasado siglo XX. Desde 1915, antes incluso de la década de los años 30, México ya era el núcleo del pensamiento científico-social en América Latina.
Este desarrollo intelectual se gesta con la refundación de la Universidad Nacional (1910) inaugurada por Justo Sierra; hoy Universidad Nacional Autónoma de México. Desde esa temprana fecha, - 20 años antes de la década del 30 -, nacen las paradigmáticas generaciones de intelectuales y maestros que llevan a la academia nacional a un pedestal de tal altura, que sus ideas persisten hasta hoy.
Como parte de estas generaciones es necesario recordar al Ateneo de la Juventud donde surgieron intelectuales que pusieron en lo más alto el nombre a México a escala internacional, entre ellos destacan: Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Antonio Caso, Julio Torri, Pedro Enríquez Ureña.
Posteriormente, es digno reconocer la obra intelectual y académica desarrollada por los ilustres siete sabios, como se dio llamar a un brillante grupo de jóvenes intelectuales mexicanos, entre ellos: Vicente Lombardo Toledano, Antonio Castro Leal, Teófilo Olea, Alfonso Caso, Manuel Gómez Morín, Alberto Vásquez del Mercado y Jesús Moreno Baca.
Generaciones posteriores de intelectuales se formaron y realizaron significativos aportes a la educación, sobresalen nombres como los de: Narciso Bassols, Daniel Cosío Villegas, Miguel Palacios Macedo, José Gorostiza, Carlos Pellicer y Jaime Torres Bodet, quien fue dos veces secretario de educación y fue Director General de la UNESCO desde 1948 a 1952.
Desde 1915 hasta los años 50`s del pasado siglo en México se desarrollaron campañas de alfabetización, se abrieron universidades, se crearon Institutos para la Capacitación del Magisterio, se instauró la Comisión Revisora de Planes y Programas de estudios, inició su funcionamiento la Biblioteca Enciclopédica Popular, se fundó el Comité de Administración del Programa Federal de Construcciones Escolares (CAPFCE) que creó 51 mil nuevas plazas de maestros y construyó 29 265 aulas, para dar cobertura total de primaria y disminuir la relación alumnos – maestros.
Entre los años 50 y 60 del pasado siglo, la educación mexicana se consolida como el eje del desarrollo magisterial en Latinoamérica con el extraordinario modelo de la Escuela Rural Mexicana. Ponderó el amor a México, a su pueblo y sus valores. En sus inicios este modelo escolar planteó que la escuela, en lugar que excluir, debe ser el centro del desarrollo cultural personal y de la comunidad.
Entre los principales exponentes de la Escuela Rural Mexicana se encuentran los educadores Moisés Sáenz Garza, y Rafael Ramírez Castañeda. De ellos, resaltan sus ideas acerca de proporcionar a la educación las bases que facilitaran la integración social y cultural de México, así como sus concepciones de que el alumno debe ser el principal actor de su educación.
Se considera otro importante aporte, sus concepciones educativas relacionadas con la democratización de la educación, como vía para que los alumnos se sintieran libres, pudieran cantar, dibujar, realizar labores manuales; rompiendo de esta forma la rutina escolar y favoreciendo la vinculación del trabajo personalizado y la participación familiar. Todo ello vinculado con la necesaria capacitación permanente de los docentes. El centro de este modelo no era la evaluación, sino mejorar la formación magisterial, y una vez graduados capacitar y actualizar a los maestros de manera permanente.
Entonces, las preguntas aquí son:
¿Cómo y por qué se dejó perder el legado del magisterio mexicano?
¿Por qué México es el país del mundo que más reformas educativas ha realizado en los últimos 30 años, sin que ninguna haya tenido impactos positivos en el aprendizaje y la calidad de la educación?
¿Quiénes fueron los promotores del desplome del Sistema Educativo Nacional?
Cuando se intenta responder estas interrogantes, se hace evidente que la educación escolar en el México de hoy, no está igual a la de los años 30 del pasado siglo, está peor; el sistema escolar ha sido totalmente excluyente en todos los niveles educativos, cuando las puertas de la escuela nunca deben cerrarse a los alumnos; faltan escuelas y salones, la mayoría de los cuales cuentan con 40 cuarenta y más niños para un solo maestro o maestra, ya que en la mayoría de las escuelas quienes enseñan son mujeres, que en lugar de ser admiradas, son incluso menospreciadas.
Miles de maestros permanecen gran parte del año escolar fuera de sus aulas, haciendo plantones por sus demandas; la formación y capacitación de maestros están desfasadas con la realidad social; los directivos escolares conocen muy poco de educación y responsabilizan de los males a otros, y se aplica insuficientemente la ciencia para mejorar los resultados cognitivos de los alumnos.
Esto es lo que quiero que mi amigo aprecie; México ha tenido una cultura milenaria, y a la vez, ha sido portador de una herencia magisterial de la más encumbradas en todo el continente; sin embargo, determinados intereses políticos, económicos, sindicales, dejaron caer a la educación nacional en un abismo de corrupción y desaprendizajes del que costará mucho salir.