La intimidad de la mirada

Rodolfo Díaz Fonseca
03 agosto 2017

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La intimidad de la mirada es una tesis que presentó la arquitecta Mercedes Camino del Amo en 2013, en la Universidad Politécnica de Madrid, para profundizar en el pensamiento de Santa Teresa de Jesús basándose en los tres grados del adverbio dentro en su forma latina: intra (dentro), interior (más dentro) e íntimus (lo más adentro de todo).
 
Los ojos pueden mirar muchas cosas, pero nada es más hermoso y profundo que la misma intimidad, como atestiguó Petrarca cuando ascendió el 26 de abril de 1336 el Monte Ventoso en compañía de su hermano, y leyó el segundo párrafo del capítulo 10 de Las confesiones de San Agustín.
 
“Y fueron los hombres a admirar las cumbres de las montañas y el flujo enorme de los mares y los anchos cauces de los ríos y la inmensidad del océano y la órbita de las estrellas y olvidaron mirarse a sí mismos”. Me quedé estupefacto, lo confieso, y rogando a mi hermano, que deseaba que siguiera leyendo, que no me molestara, cerré el libro, enfadado conmigo mismo, porque incluso entonces había estado admirando las cosas terrenales, yo que ya para entonces debía haber aprendido de los propios filósofos paganos que no hay ninguna cosa que sea admirable fuera del espíritu, ante cuya grandeza nada es grande”.
 
La mirada, señaló Ortega y Gasset, expresa y revela lo que pasa en la intimidad. “Cada acto de mirar es engendrado por una determinada intención, intención que, cuanto menos consciente sea en el que mira, más auténticamente nos es reveladora”.
 
De acuerdo al filósofo español hay diferentes tipos de mirada: mínima y máxima, concedida y saturada, de un instante e insistente, recta y oblicua, directa y de soslayo, furtiva y con los ojos entornados.
 
¿Qué intimidad refleja mi mirada?
 
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