La llamada del destino

Rodolfo Díaz Fonseca
26 febrero 2025

La tercera obra que interpretará la OSSLA este jueves, a las 17:00 horas y el domingo, a las 12:30 horas, en el Teatro Pablo de Villavicencio, bajo la batuta del director huésped, Alexandre Da Costa, es la archireconocida Quinta Sinfonía de Beethoven.

Sin embargo, la gran novedad de esta interpretación radica en el violín solista del director, que a los de más edad nos recordará aquella versión eléctrica del pianista, compositor y arreglista, Walter Murphy, en 1976 (aunque, en verdad, sea muy diferente).

La Quinta Sinfonía es ampliamente conocida por sus cuatro notas, que, según Beethoven, significaba el llamado del destino: “Así llama el destino a la puerta...”. Estas cuatro notas (tres cortas y una larga) no solamente dominan el primer movimiento: Allegro con brío, sino que vuelven a aparecer en los momentos más dramáticos de los tres movimientos restantes.

Beethoven compuso esta sinfonía entre 1804 y 1808, una época convulsionada por grandes cambios y transiciones, deslizándose hacia un romanticismo totalmente revolucionario. Empero, compuso una obra atemporal que sigue resonando en los oídos y el alma del público de todos los tiempos, puesto que el ser humano continúa enfrentándose personal y colectivamente ante los embates del destino incierto.

Lo más prodigioso de esta obra es cómo se reinventa a partir solamente de un motivo de cuatro notas, con un vigoroso ritmo y una impactante melodía que atrapan al palpitante público. No deja de asombrar cómo una reiteración rítmica se desarrolla temáticamente sin precipitarse en precipicios obsesivos.

La emoción que se experimenta ante este estilo innovador no tiene parangón en la historia de la música. Aunque la obra no tuvo gran éxito en su estreno, pronto ganó gran reconocimiento y popularidad. Su final, brillante y grandioso, se convierte en una celebración vital.

¿Construyo mi destino?