La lógica no placentera de la medición de la pobreza y el crecimiento económico en México
Considere las siguientes afirmaciones sobre el nivel y la dinámica de los ingresos de los hogares en México:
1. Nivel:
a) El ingreso corriente total de los hogares en México durante 2024 fue de 12 billones 93 mil 884 millones de pesos
b) El ingreso corriente total de los hogares en México durante 2024 fue de 25 billones 951 mil 382 millones de pesos.
2. Dinámica:
a) Entre 2018 y 2024 el ingreso corriente total real por persona de los hogares en México creció 24.2 por ciento.
b) Entre 2018 y 2024 el ingreso corriente total real por persona de los hogares en México creció 5.8 por ciento.
Claramente el ingreso de los hogares no puede ser simultáneamente de 12 y de 26 billones de pesos, y la tasa de crecimiento real por persona no pudo ser al mismo tiempo de 24.2 por ciento y de 5.8 por ciento. Sin embargo, ambos pares de valores están disponibles o se pueden calcular como parte de la oferta de información del Inegi relacionada con los ingresos de los hogares. Las cifras de los incisos “a” corresponden a la Encuesta Nacional de Ingresos de los Hogares (ENIGH) y las “b” a la Cuenta del Sector Institucional de los Hogares del Sistema de Cuentas Nacionales de México. Las dos cifras relacionadas con el nivel y las dos referidas a la dinámica de crecimiento son mutuamente excluyentes y sin embargo coexisten y son usadas por múltiples analistas y tomadores de decisiones.
Entonces se habla del ingreso de los hogares según la ENIGH o el ingreso de los hogares según las Cuentas Nacionales, como si cada una de ellas tuviera su verdad, y se llega a pasar por alto que la realidad es sólo una, lo que eventualmente se refleja en contradicciones con serias implicaciones para el diagnóstico y para el diseño de políticas, como ocurre en el caso de la medición de la pobreza y su relación con el crecimiento económico.
Las cifras oficiales del Inegi muestran que el número de personas en pobreza por ingresos se redujo en 15.7 millones entre 2018 y 2024. Se trata de un cambio muy destacable, no sólo por su magnitud absoluta, sino porque coincide con un periodo en el que el PIB por persona apenas creció en 0.5 por ciento. (1)
El hecho de que por una parte se tenga una gran disminución de la pobreza y, por la otra, un entorno macroeconómico de virtual estancamiento, invita a pensar que la única manera de conciliar estos dos comportamientos es aludiendo a una potente redistribución del ingreso, de manera que los hogares con menores ingresos tendrían en 2024 una mayor rebanada del total que en 2018, a expensas de los hogares de mayores ingresos, mientras que el tamaño de la actividad económica se habría mantenido prácticamente sin cambios.
De hecho, la ENIGH muestra que el coeficiente de GINI de los ingresos per cápita de los hogares -el cual indica menos desigualdad mientras más se acerca a cero y mayor desigualdad a medida que se acerca a uno- disminuyó de 0.446 en 2018 a 0.417 en 2024, de modo que esto parecería confirmar la narrativa de que gracias a una gestión orientada hacia la redistribución del ingreso (por ejemplo, mediante una potente política de recuperación del salario mínimo, de cambio en las reglas para la subcontratación y, en menor medida, de programas sociales basados en transferencias en efectivo) fue posible reducir en casi 16 millones el número de personas con ingresos inferiores a la línea de pobreza, sin la necesidad de que la economía creciera. Así las cosas, considerando sólo información derivada de la ENIGH, no habría nada más qué explicar.
Sin embargo, si se consideran otros datos del Inegi, las cosas ya no quedan tan claras. Las Cuentas por Sectores Institucionales, que forman parte del Sistema de Cuentas Nacionales de México (SCNM) -el marco contable integral que mide toda la actividad económica del País- permiten identificar el valor del ingreso de los hogares que es por construcción compatible con el resto de los datos que se desprenden del SCNM, incluyendo al PIB. Ese valor se registra como parte de la Cuenta del Sector Institucional de los Hogares, que es uno de los componentes orgánicos del SCNM.
Hablando en números, esto significa que si entre 2018 y 2024 el PIB por persona creció en 0.5 por ciento, entonces el crecimiento del Ingreso Corriente Total de los Hogares por persona fue de 5.8 por ciento (Tabla 1, celda 2.a), lo que muestra que el ingreso de los hogares creció más rápidamente que el PIB, revelando una redistribución del ingreso al interior de los Sectores Institucionales.
Para efectos de la medición de la pobreza las noticias son aún mejores, si tomamos la versión del ingreso de los hogares que deja fuera la renta o alquiler imputado de las viviendas ocupadas por sus dueños (tal como hacía Coneval y ahora el Inegi) del SCNM la variación correspondiente es de 8.1 por ciento (Tabla 1, celda 2.b). Si a esto le sumamos el que la desigualdad en la distribución del ingreso (sólo proveída por la ENIGH) se habría reducido en el periodo, podemos concluir que la incidencia de pobreza y el número de personas en esa condición sólo puede haber disminuido.
La pregunta es si este 8.1 por ciento de crecimiento en el ingreso por persona de los hogares es compatible con una caída en la pobreza monetaria de 15.7 millones de personas, como reporta la ENIGH, y la respuesta es que no, dado que la ENIGH parte de un crecimiento en el ingreso corriente total (sin renta imputada de la vivienda) de 23.8 por ciento (Tabla 1, celda 1.b). En otras palabras, con el crecimiento del ingreso en Cuentas Nacionales de 0.34 veces el de la ENIGH (Tabla 1, celda 3.b), no cabe esperar una caída de 15.7 millones en el número de personas pobres por ingreso.
Pero como la relación no es lineal, tampoco cabe esperar un valor de un tercio de la disminución reportada en la pobreza, dado que, si hacemos caso a lo que nos dice la ENIGH, la estructura de la distribución del ingreso se habría modificado a favor de los grupos de menores ingresos. Cálculos de mi colega del EQUIDE, Víctor Pérez, en los que aplica el crecimiento nominal por fuente de ingreso de Cuentas Nacionales a la ENIGH de 2018, resultan en una disminución de cerca de 10.5 millones de personas. (2)
Reducir la pobreza en alrededor de 10 millones no es cualquier cosa. Para una economía que prácticamente no creció es un logro muy destacable. Sin embargo, si hemos de creer en lo que nos dicen las Cuentas Nacionales, no hay manera de que, dados los cambios en la estructura de la distribución del ingreso reportada por la ENIGH entre 2028 y 2024, la disminución en el número de personas con ingresos inferiores a la línea de pobreza haya sido de 15.7 millones. Una caída de alrededor de 10 millones sí es consistente con lo que nos dice el SCNM. Una caída de 15.7, no. En este sentido, las mediciones oficiales estarían marcando el signo correcto del cambio, pero también estarían sobrestimando la disminución de la pobreza.
La consideración simultánea de la información de ingresos de los hogares de la ENIGH y de las Cuentas Nacionales nos muestra que:
- Si damos por buenos los cambios en la estructura de la distribución del ingreso reportados por la ENIGH, vemos que la disminución de 15.7 millones de personas en pobreza monetaria reportada por el Inegi para el periodo de 2018 a 2024 sólo es consistente con un crecimiento del ingreso corriente total por persona más de tres veces mayor al reportado por las Cuentas Nacionales.
- El crecimiento del ingreso de los hogares en las Cuentas Nacionales se presenta por el Inegi como algo que, por construcción, es de sí consistente con el crecimiento del PIB por persona para el periodo, dado que son partes de un mismo sistema.
Entonces, o le creemos a la ENIGH que el ingreso por persona de los hogares creció en 23.8 por ciento o le creemos a las Cuentas Nacionales que dicho ingreso creció en 8.1 por ciento. Lo primero implicaría que la caída en la pobreza monetaria fue en verdad de 15.7 millones, pero que el PIB per cápita habría crecido bastante más de lo que reporta el Inegi o que las Cuentas por Sectores Institucionales no son confiables. Lo segundo implicaría que el crecimiento del ingreso de los hogares fue de 8.1 por ciento, pero que la caída en la pobreza habría sido mucho menor que la reportada por el Inegi, seguramente más cercana a los 10.5 que a los 15.7 millones de personas. Es pertinente subrayar que incluso en el caso de que la reducción en la pobreza fuera de alrededor de 10 millones se trataría de un logro muy significativo y encomiable.
Lo que uno no puede aceptar al mismo tiempo es que entre 2018 y 2024 la pobreza monetaria cayó en 15.7 millones de personas y el PIB per cápita creció en apenas 0.5 por ciento.
Teniendo dos sistemas de medición paralelos y mutuamente excluyentes sustentando cada cifra, se trata de una simple cuestión lógica descreer al menos en uno de los dos.
El principio de no contradicción nos dice que cuando hay dos afirmaciones distintas sobre el mismo objeto de estudio, al menos una de las dos es falsa. Dada la solidez con la que se construyen las Cuentas Nacionales de México, sobre todo en consideración de la congruencia interna que les es inherente, yo me inclino a pensar que sus números, tanto en relación con el crecimiento del PIB como con el del ingreso de los hogares, son los correctos, por lo que la caída en la pobreza habría sido varios millones de personas menos grande que lo anunciado. Sin embargo, dados los resultados a la vista, cualquiera de las posibilidades que podamos considerar, incluyendo la opuesta, donde el problema se presumiría del lado del SCNM, nos conducen a una incómoda sensación de desamparo. Es la lógica no placentera de la medición de la pobreza y el crecimiento económico en México.
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El autor es Gerardo Leyva Parra (@GerardoLeyva14), economista especializado en bienestar, pobreza y crecimiento económico
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1. Considerando las cifras de población de las ENIGH 2018 y 2024.
2. Esta es simplemente una aproximación, de entre varias otras configuraciones metodológica imaginables, de lo que habría ocurrido con la medición de la pobreza si el ingreso de la ENIGH hubiera mantenido sin cambios su relación con el de Cuentas Nacionales durante el periodo y si la estructura de la distribución del ingreso reportada por la ENIGH para 2018 y 2024 fuera confiable.