La luz que no cuesta

Rosario Bátiz Murillo
08 agosto 2021

El 14 de agosto de 1957 se creó la Comisión Federal de Electricidad por Decreto del entonces Presidente Lázaro Cárdenas. El objetivo fue extinguir a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y establecer un marco legal que permitiera a la recién creada Comisión, organizar y dirigir un sistema eléctrico nacional de generación, transmisión y distribución de energía.

En México, se produce la luz mediante centrales termoeléctricas, hidroeléctricas, carboeléctricas, geotermoeléctricas, eoloeléctricas y nucleoeléctricas.

El pago del recibo de luz se convierte en tema central para la mayoría de las familias , sobre todo en el norte del país debido a las altas temperaturas y a la necesidad de usar los equipos eléctricos a los que cada familia puede accesar, desde abanicos hasta aires acondicionados en todas sus acepciones y que generan un consumo exagerado.

Pagamos por tener el servicio de luz, un poco menos por un consumo básico de 75 kilowatts iniciales, un poco más por un consumo intermedio a partir del 76 al 140 kw, y muchísimo más por los kw excedentes de ese consumo. En proporción, los kw excedentes cuestan cuatro veces más que los kw básicos, por eso es importante cuidar el consumo. El subsidio termina antes que el calor se vaya.

Hasta aquí la luz que cuesta, pero existe una luz que no cuesta, es la que vive dentro de nosotros mismos y que se genera dejando salir lo que vive en nuestro interior, la luz que generamos al no mentir y no hacer las cosas que odiamos. Dejamos de producir nuestra propia luz cuando sabemos que tenemos un don y no lo usamos para servir y amar, con excusas que impiden salir la creatividad, dejamos de producir nuestra propia luz cuando nos mentimos a nosotros mismos sobre nuestras verdaderas motivaciones.

Las pérdidas reales, personales o materiales, por la situación que enfrentamos, han llenado de dolor y desesperanza muchos hogares. Ante los nuevos escenarios y asumidas las pérdidas, la búsqueda de formas para hacer de este mundo un mejor lugar nos lleva a la necesidad del hombre por comprometernos con algo mas allá de nosotros mismos, con una causa mayor de la que seamos responsables para que al hacerlo prosperemos y volvamos a florecer.

La luz está en escuchar dentro de nosotros mismos distinguiendo cuál es la tarea principal por hacer y en qué orden debemos realizarla. En sentido contrario, la luz no está en desgastarnos aceptando muchas voces que nos agobien, por el contrario, darnos el tiempo para escucharnos mediante el descanso, la recreación, incrementan la fuerza vital y por ende la luz que nos da la fuerza para cumplir nuestros compromisos.

Esta luz no cuesta... esta luz es vital para seguir remando en esta barca que se llama vida.