La mal entendida ‘caída de la mollera’
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En 1972 se publicó el reporte de un niño de 2 meses que fue llevado al hospital porque no comía, no tenía reflejos, estaba pálido y comenzó a dejar de respirar (1). Ese dramático escenario debe asustar a cualquiera y debe recordarse cada vez que se crea que un niño necesita que le “suban la mollera”.
Cuando tocas la cabeza de un bebé te habrás dado cuenta que en el medio, arriba de la frente, hay un “hueco”, un pedazo donde se siente blando a diferencia de lo duro del resto del cráneo. Ésa es la famosa mollera, cuyo nombre propio es fontanela anterior. Hay otras fontanelas pero ésa es la más prominente y a la cual nos referiremos.
La fontanela anterior es un espacio donde los huesos del cráneo aún no se unen. A medida que el bebé y su cerebro van creciendo, estos huesos también lo hacen hasta juntarse y cerrar la fontanela. Mientras tanto, lo que se palpa en ese hueco es piel, membranas y, literalmente, el cerebro.
En México y en algunas partes de Latinoamérica, existe la creencia de que la mollera se puede “caer” en un niño si le retiran el pezón de la mamá al estar succionando vigorosamente. Incluso se cree que al hundirse, ésta se desliza hacia abajo y sale a través del paladar. Sólo con ver las ilustraciones de lo que hay dentro del cráneo en un libro de anatomía puedes ver cómo esto no es cierto. Pero debido a estos mitos, hay personas que “tratan” la caída de la mollera con maniobras en las que presionan con el dedo el paladar del bebé y luego los agarran de los pies, los sacuden y les golpean los talones. Estos tratamientos no sólo son ineficaces, también son peligrosos.
El caso reportado arriba, llegó así al hospital porque tenía sangrados en la retina y un hematoma subdural (un acúmulo de sangre debajo de una membrana que recubre al cerebro llamada duramadre), los cuales fueron ocasionados por quererle “levantar la mollera”. De hecho, cuando lo atendieron tenía la fontanela llena y tensa, por la presión que ejercían los sangrados. Después de múltiples tratamientos y una estancia prolongada en terapia intensiva, el niño falleció. Ése no fue el primer paciente a quien le pasa, ni será el último si no detenemos estas prácticas.
La posición de la fontanela anterior sí puede indicar algún problema. Cuando está muy hundida puede indicar deshidratación. Cuando está abombada puede indicar meningitis o algún tumor. En cualquiera de esas situaciones, el bebé debe recibir atención médica cuanto antes.
1. Guarnaschelli J, et al. “Fallen Fontanelle” (Caída de mollera), a variant of the battered child syndrome. JAMA 1972;222(12):1545-46.