La nueva reforma educativa: círculo vicioso o solución definitiva

BERNARDO TRIMIÑO QUIALA
25 septiembre 2019

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Centro de Investigación e Innovación Educativa de Sistema Valladolid (CIINSEV)

La educación está el centro del debate nacional, la aprobación en la Cámara de Diputados de la Ley General de Educación; la Ley General del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros y la Ley Reglamentaria del Artículo Tercero de la Constitución en materia de mejora continua de la Educación, ha generado un sinnúmero de criterios a favor y en contra, muchos de los cuáles tantean posiciones extremas.
Ante estas posiciones cercanas a lo extremo, en un tema tan complejo, necesario y estratégico como el de la educación, busqué el tiempo para realizar un análisis de los Proyectos de Decretos de estas leyes, los que pude encontrar en Educación Futura, sitio especializado en educación.
Tenía la idea que al concluir mi análisis, podría aclarar muchas de mis dudas y clarificar una serie de conceptos y procedimientos claves para el desarrollo educativo del país; sin embargo, cuál fue mi sorpresa al percatarme que he quedado con más interrogantes que respuestas. Al llegar a este punto, afirmo que el propio contenido de las leyes, por sí sólo, puede ser generador de los criterios tan absolutos que se están debatiendo.
Por lo que subrayo que constituye un hecho sumamente preocupante, para la realidad social y educativa que se vive en México, las incongruencias que se están manifestando en estos fundamentos legales del Sistema Educativo Nacional que transitan por el protocolo de aprobación,
y que de ser definitivamente aprobadas en el Senado, lo que consolidaría la denominada Nueva Escuela Mexicana.
Trataré de resumir algunas de las interrogantes que me inquietan en términos académicos.
¿En qué capítulo y artículo de las leyes se expresa contundentemente que estos fundamentos legales están redactados en función de que las niñas y los niños sean libres, con una elevada cultura y felices?
¿Dónde se evidencia que estas leyes secundarias están diseñadas de manera estratégica, dejando a un lado la burocracia educativa, para glorificar el interés nacional de sacar a México el subdesarrollo, minimizar la corrupción endémica y fortalecer la necesaria cultura de paz?
¿Están correctamente definidos los conceptos en estas leyes para evitar ser confusos y que cada cual tenga una visión propia de lo que se espera con la reforma?
¿Cómo se refleja en estas leyes que los maestros son los profesionales más importantes del país y que para alcanzar la excelencia educativa debe existir relación entre el modelo de formación de maestros y el modelo de la Nueva Escuela Mexicana?
Ante la complejidad para responder estas interrogantes, me surge la contradicción de cómo acercarles a los lectores las respuestas a estas interrogantes en tan corto espacio.
Nos obstante, asumiré el reto, tratando de integrar las respuestas.
Es un hecho demostrado que la Educación Escolar Mexicana está atrasada en materia de calidad, si la comparamos con los países de mejor educación en el mundo; incluso, sus resultados globales están por debajo de varios países latinoamericanos.
También es un hecho que la esencia política y pedagógica de la reforma impulsada por el gobierno anterior, desde el 2013, estaba centrada en el proceso evaluativo y no en el proceso de formación de maestros, como base obligatoria para elevar la calidad educativa. Por demás, el proceso evaluativo de la anterior reforma educativa manifestó un carácter punitivo, lo que no ayudaba en nada a los maestros y más bien los condenaba por ser los “culpables” del desastre de la educación.
Estas realidades demandaban de un análisis objetivo y profundo de la reforma del 2013; sin embargo, pudieron haberse realizado modificaciones de esencia sin tener la necesidad de derogarla. Pero no fue así, se optó por una nueva reforma, por lo que al parecer, en esta decisión tuvo más peso la burocracia política y la del sector educativo que el análisis objetivo de las variables pedagógicas.
El hecho de derogar la reforma del 2013, e impulsar la actual reforma educativa, convierte a México en el país del mundo con más reforma educativas en los últimos 20 años. Somos campeones mundiales realizando reformas educativas. Los últimos tres gobiernos en turno han impulsado reformas educativas, ninguna de las cuáles se ha validado científicamente, y sus resultados en el aprendizaje, el desarrollo cultural del alumnado y la mejora de los índices sociales son prácticamente nulos.
El lamentable record mundial en el desarrollo de reformas educativas es resultado de la no aplicación de la filosofía de la educación en este proceso, lo cual se está manifestando nuevamente con la actual reforma. La filosofía de la educación tiene mucho que aportar, porque no olvidemos que el basamento de la reforma está en los fines de la educación que se propongan y las definiciones de los conceptos que se emplean.
El tiempo del proceso de implementación de la reforma es otro aspecto que hay que precisar.
Ninguna reforma educativa en el mundo que haya sido efectiva y sus metas cumplidas, se ha logrado concretar en seis años. Las reformas educativas son proyectos estratégicos de nación, no de partidos políticos, ni de gremios sindicales, y su consolidación abarca como mínimo unos 15 años. Lo que define a la reforma educativa como un plan de Estado, que trasciende a los gobiernos que pasan cada seis años en el caso de México.
Tampoco se puede desarrollar con éxito una reforma educativa sin maestros con vocación magisterial, con un elevado nivel cultural y un nivel de vida aceptable; bien se conoce que nadie es capaz de enseñar, lo que no sabe; nadie puede desarrollar valores personales y sociales, si no los tiene formado. La calidad de la educación y el éxito de la reforma se determina en las aulas con los maestros, el alumnado y los padres de familia; de ahí la importancia de formar a los maestros en función del modelo educativo en el que desarrollarán su importante misión educativa.
Por último, es necesario considerar que la mala implementación de la nueva reforma educativa provocará más daños sociales, económicos y desastrosos efectos sobre las vidas de las personas; que posteriormente la burocracia y la corrupción intentarán nuevamente esconder, sin analizar que dichos males pasarán a incrementar el acervo de la incultura y el salvajismo ya existentes.
Esperemos que esto no ocurra, porque ante un nuevo fracaso educativo, ¿ cuál será la alternativa propuesta?; posiblemente, hacer otra una nueva reforma educacional. Ese círculo vicioso y perverso de reformas educativas no ha dado resultado y hay que romperlo; todo México debe darse cuenta de ello; sino, todo estará perdido.