más concisa
WIkipedia: “Mamihlapinatapai es una palabra del idioma yagán, hablado por los nativos yaganes de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la «palabra más concisa del mundo», y es considerada como uno de los términos más difíciles de traducir. Describe «Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar».
El misionero y lingüista británico Thomas Bridges pasó más de 20 años desde 1860 recopilando palabras del idioma yagán en Ushuaia para formar un diccionario de traducción al inglés. Sin embargo, mamihlapinatapai no aparece entre las cerca de 32 mil palabras de su diccionario, quizás porque era poco usada o porque quería incluirla en la tercera edición en la cual estaba trabajando cuando falleció en 1898, pues dicha palabra sí aparece descrita en uno de sus esbozos. Con la definición de mamihlapinatapai se obtuvo una «leyenda urbana lingüística».
Así la palabra mamihlapinatapai (o ‘ma(m)-ihlvpi-:n-at-a:pai’), consta de un prefijo ma(m)- de corte reflexivo pasivo (marcado por la segunda m antes de una partícula iniciada por vocal); la raíz ihlapi, que significa ‘estar confundido sobre lo que hacer después’; seguida por el sufijo condicionante -n y por el sufijo -at(a), que implica ‘logro’; y coronada por -apai, que al ser compuesto con ma(m) adquiere un significado de reciprocidad”.
Dudo que haya mucha competencia contra este sublime ejemplo de ociosidad. Pero quién sabe, quizá un futuro análisis computacional de lingüística comparada nos arroje una sorpresa y entonces se venere a Bridges como un sabio benefactor.
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Ese extraño sentimiento, cuando deseas que la otra persona haga el primer movimiento y se lo gritas con la mirada, se llama Mamihlapinatapai y es la palabra más concisa del mundo, registrada en el Libro Guinness. Esa sensación de la que quieres morir, no podía venir de otro lado que no sea del Fin del Mundo, una palabra proveniente de la tribu de los yámanas de Tierra de Fuego, en Argentina.
Sí, ese momento en que miras a tu prenda amada fijamente mientras que tu cabeza dice “¿qué espera?, ¡Que se atreva a besarme de una vez por todas!” es un Mamihlapinatapai. Al mismo tiempo, puede aplicarse a situaciones de reconciliación y complicidad, cuando una persona espera que la otra actúe primero, pero para que el concepto pueda entrar en contexto, se tienen que estar mirando entre sí.
Los yámanas, también conocidos como yaganes, son un pueblo indígena que del extremo sur del continente americano, dedicados a la recolección, caza y pesca, desplazándose en canoas desde Chile hasta Ushuaia, la última región de tierra del continente, por el canal de Beagle.
A pesar de su estilo de vida rudimentario, contaban con un amplio vocabulario, Thomas Bridges, pastor anglicano y primer hombre blanco que habitó en Tierra del Fuego , recopiló en su diccionario inglés-yámana 32 mil palabras y vivió asombrado por el terminología, la gramática y el sabio uso de los verbos por parte de estos nativos.
Y es que aquellas palabras primitivas como Mamihlapinatapai, se formaban más por conceptos y no por la etimología. Como suele suceder, los primeros habitantes de una lengua toman la materia prima de su ambiente inmediato y la moldean en metáforas para sugerir ideas abstractas.
Tener un Mamihlapinatapai puede ser algo emocionante, pero no tanto como visitar Ushuaia, el fin del mundo”.
La ciudad más al sur del mundo se encuentra en el Canal Beagle, entre la cadena montañosa Martial y el fin del mundo. Es un punto de acceso clave para el esquí en el Cerro Castor y Glaciar Martial, las aventuras en la vida salvaje con pingüinos y orcas en el Canal Beagle, y el Parque Nacional Tierra del Fuego. Por supuesto, también es la parada obligada más cercana de la Antártida, un destino único para hacer kayak, navegar o disfrutar de un trago en el bar cálido de un hotel.