La publicidad oficial, grillete y tabú

Alejandro Sicairos
26 febrero 2020

""

alexsicairos@hotmail.com

Mario Zamora propone regulación

Con el fin de evitar el derroche en publicidad oficial, el Senador Mario Zamora Gastélum propuso el martes la reforma a la Constitución de México para que la propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, en ningún caso incluya nombres, colores, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público o partido político. En caso de prosperar la iniciativa, con el apoyo ya ofrecido por otras bancadas de la Cámara alta, se dará un avance importante en la transparencia del manejo del dinero destinado a tales fines.

Se trata de una propuesta que lleva años en la intención de órganos de la sociedad civil por contener la vieja lógica de “no te pago para que me pegues” que hace 40 años exhibió José López Portillo en pleno auge de la dictadura perfecta del PRI, en reclamo a los medios que mantenían una postura crítica a su gobierno y que recibían publicidad de parte de Los Pinos. En la era actual donde la enorme lupa social fiscaliza los intersticios de la libertad de expresión, el tema cobra vigencia crucial.

La retrógrada concepción lópezportillista ha sobrevivido a todas las formas de alternancia en los poderes legítimamente instalados. Aparte de que los medios de comunicación se ven lentos en separar sus líneas editoriales de los esquemas de venta de publicidad, a los anunciantes les conviene anclar en la noción de que las tribunas beneficiadas se convierten en servidumbre. Además, la crisis de las empresas periodísticas y la función de las redes sociales como mensajeras no reguladas ocasionan que la propaganda se asuma con la cláusula negra de la abyección.

En ocasiones son los mismos medios favorecidos por el actual sistema anárquico de asignación de la publicidad oficial los que boicotean los afanes por regularla. Balsa de salvación para unos, “chayote” disfrazado para otros, ocurre que la necesidad puede más que los anhelos por la prensa independiente. Pero de que tarde o temprano habrá criterios que impongan equidad y responsabilidad social, ni duda; solo que ese momento viene a lomo de tortuga.

Sin embargo, el paso a dar que propone Mario Zamora resulta impostergable. Aun cuando el espíritu de la propuesta del Senador sinaloense va orientado a impedir que las administraciones públicas cambien colores, logotipos y slogans, así como en papelería, fachadas de edificios públicos, rotulación de vehículos oficiales y patrullas, para evitar gastos innecesarios, igual implica a sujetos obligados que más allá de áreas de gobierno reciben presupuestos y tienen la obligación de cuidar los recursos públicos y los destinen a acciones que impacten directamente en mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

Tratándose de recursos públicos el tema es de interés general, más allá de atañer a medios, periodistas y entes sociales y políticos. La percepción ciudadana de “prensa vendida” procede de la creencia de que los gobiernos o las instituciones cooptan mediante billetes los espacios en tribunas electrónicas o impresas y les dejan pocas oportunidades de manifestación a las voces de la sociedad que no tiene para pagar publicidad.

Con la reforma solicitada por Mario Zamora, el párrafo octavo del artículo 134 de la Constitución quedaría así: La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, incluida la imagen institucional, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres poderes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, colores, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público o partido político.

“Si bien es una obligación de los entes de gobierno actuar con transparencia para difundir sus proyectos y obras con la intención de informar a la ciudadanía sobre las acciones y programas que realiza, esta obligación se ha mal utilizado con un doble fin político y se ha aprovechado para la promoción pública de partidos o personas con sus frases o colores relacionados”, considera Zamora Gastélum al sustentar la propuesta.

En ese mismo sentido, hay una jornada que desde finales del gobierno de Enrique Peña Nieto inició el colectivo #MediosLibres para que la asignación de publicidad oficial sea con criterios transparentes, sin que se ajuste a amiguismos, intereses, motivaciones políticas o como bozal colocado por quien cree que el periodista o medio callado se ve mejor. Esas prácticas persisten, nadie lo dude, en la llamada Cuarta Transformación.

¿Hacia dónde y qué tanto va a transitar la iniciativa de Mario Zamora? Eso depende de que la acción cívica cierre filas, tal como lo hace en otros ámbitos que le competen, para romper el maleficio donde el dinero hace enmudecer a los que sin cortapisa alguna tendrían que ser los voceros de los mexicanos, todos.

Reverso

No es silencio, es afonía,
De quien carga la mordaza,
Porque abarató en la plaza,
La voz que antes tenía.

Selección fracasada

En cuestiones de órganos autónomos, ayer el Congreso del Estado declaró desierta la convocatoria para designar a quien ocupará la vacante que quedó cuando Edna Fong Payán, presidenta de Coparmex, renunció a ser parte de la comparsa en que se convirtió el Comité de Selección del Sistema Estatal y Municipal Anticorrupción de Sinaloa. Nadie con buen perfil se quiso registrar debido a la pérdida de confianza en dicho órgano del SEMAS, credibilidad echada al bote de la basura por la falta de transparencia y uso perverso de algo que tanto tesón cívico costó construir.