La sopa de ‘Alito’ y el taco de Quirino. Un PRI desabrido y pútrido, a la carta

Alejandro Sicairos
04 abril 2022

Mientras el dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, se echaba el jueves de la semana pasada el agrio “bocado” de la venganza política al expulsar de las filas tricolor a Quirino Ordaz Coppel, el ex Gobernador de Sinaloa degustaba unos suculentos tacos en el día dedicado a celebrar ese manjar de la gastronomía mexicana. Fueron las alegorías de uno saciando revanchismos en un PRI desnutrido de liderazgos, bases y prestigio, y otro acopiando calorías para aguantar la travesía de ex priista, pero dando entender que no le quitaba el apetito la destitución porque viandas mejores le esperan como Embajador en España.

Seguimos siendo testigos de que los errores doman a cualquiera, menos al PRI. Lejos de escenificar la criba de traidores, el cabecilla de este partido representa la farsa de lavar con enorme alarde de moral la mancha en el mantel de la cena de negros, y esconder sigilosamente bajo la mesa los residuos de la bacanal de los desenfrenados. Atiende a cuerpo de reyes a los suyos, que traen la etiqueta de “revolucionarios”, y se avergüenza de los quirinistas que llevan la marca del “Puro Sinaloa”.

De ambas comilonas, sin duda alguna el que resultó con indigestión por engullir frías sus vendettas es el “Alito” que demostró insaciable hambre por sacar a Quirino Ordaz del PRI. En tanto, el partido famélico de poder observa cómo su líder lo condena a la dieta de los tres pasos: menos militantes, ayuno de recomposiciones programáticas y cero corduras. Ahí la lleva porque una vez abierta la puerta de los desterrados muchos entienden que el menú dentro del PRI se torna cada día menos apetecible, elaborado al capricho de un solo y malo chef.

Tal vez el ex Mandatario de Sinaloa sí dio motivos para que el actual dueño del priismo decidiera en la soledad de sus ofuscaciones echarlo fuera del partido. Pero quien concretó la expulsión, anunciada desde septiembre de 2021 cuando el Presidente López Obrador anunció que integraría a Quirino Ordaz al Servicio Exterior Mexicano, al menos debió analizar la circunstancia que vive el Revolucionario Institucional y guardar para otro tiempo el ajuste de cuentas.

La fotografía que difundió Quirino Ordaz el mismo día que Moreno Cárdenas soltó el petardo (bomba política ya no fue) de la expriización, mostrándose en una taquería de la Ciudad de México junto a su hijo homónimo, fue meme, despreocupación y posicionamiento al mismo tiempo. ¿A quién le preocuparía hoy que el PRI lo expulse si la debandada en curso se asemeja a la estampida de búfalos que escapan de la pradera en plena devastación por la sequía de ideales?

Además, los priistas afines al dirigente nacional deben entender por más disciplinados que se quieran mostrar que la disciplina interna es de hule para unos y de bilis para otros. Un referente mayúsculo es el de Enrique Peña Nieto que continúa como miembro distinguido del PRI a pesar de ser el responsable directo de la debacle nacional del partido. ¿Es mayor el daño que causa el ex Gobernador de Sinaloa por el hecho de aceptar la Embajada de México en España?

Lo acusan a Quirino Ordaz de operar para que Rubén Rocha Moya ganara la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal en la elección del 6 de junio de 2021 al no presentar batalla ante la alianza de Morena y PAS, preconizando el empresario hotelero la neutralidad frente a una votación que desde el principio consideró perdida para su partido. Y aquí caben otras preguntas: ¿todos los errores que ocasionaron la derrota del PRI son atribuibles al ex Gobernador? ¿Si fuese cierto que maniobró a favor de la campaña de RRM, de no haberlo hecho sí hubiese ganado Mario Zamora los comicios?

El problema es que “Alito” se convirtió en juez, parte y beneficiario directo de la expulsión de Quirino Ordaz. En su tribunal el moderno Torquemada impuso alegatos, fobias y sentencias sin darle oportunidad a la contraparte de defenderse. En el nombre del PRI inmaculado que existe solamente en su imaginación dictaminó el dominio pleno del inquisidor y en medio del naufragio partidista decidió hacerles otro hoyo a las siglas en franca situación de zozobra.

Y faltan más cosas por venir antes de que el capitán del barco tricolor sienta que el agua le llega al cuello. El operativo para tomar el control absoluto del PRI de Sinaloa que de momento es fallido pero realizable al fin; la obstinación por ser el candidato presidencial priista en 2024 y negociador privilegiado de las reformas que abandera la Cuarta Transformación, la energética y la electoral, por ejemplo, clarificarán en los siguientes meses si la expulsión de Quirino Ordaz en realidad fue con sustento estatutario o si el objetivo de la exclusión se fincó en la perversidad de inhabilitarlo como factor de mediación entre el PRI y la 4T, interlocución en la cual Alejandro Moreno quiere ser el único protagonista y favorecido.

Y sí, mientras “Alito” sufre del mal del puerco tras masticar demasiada venganza, Quirino eructa la deliciosa paella a la mexicana que le invitó el Presidente como guiño para que asista en 2024 a la última cena donde serán benditos los invitados de López Obrador. Por supuesto que el hoy cabecilla de la camarilla priista querrá ser parte de esos apóstoles de la 4T, aunque se tenga que sentar a la izquierda del ex Gobernador de Sinaloa. Sólo esperemos.

Uno mezcla tacos con gazpacho,

Otro bebe odio con tal avidez,

Y hoy ambos tienen empacho,

Por confundir gula con exquisitez.

Échense este trompo a la uña: en cuanto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tumbó el “decretazo” que permitía a servidores públicos hacer campaña para ratificar el domingo a López Obrador en el proceso de revocación de mandato, en Sinaloa el consejero nacional de Morena, Emilio Ulloa Pérez, le pidió al Partido Sinaloense que se movilice para promover el “que siga AMLO”. Y le dijo: “En Morena deberíamos de aplaudirles lo que están haciendo ustedes militantes del PAS, porque es un apoyo real al Presidente. El respaldo que tienen este partido y sus líderes, son una muestra de que el PAS tiene futuro y seguirá presente por muchos años”.