Las alas de los sueños

Rodolfo Díaz Fonseca
29 noviembre 2021

La afición por los sueños no es bien vista. Es cierto que se privilegian las visiones utópicas, pero se sancionan los sueños que se antojan fantasías de un cerebro obnubilado.

Las personas que pregonan un exagerado realismo descalifican acremente todo sueño y optimismo. Sin embargo, no se puede cercenar la capacidad de soñar en el ser humano, so pena de condenarlo a renunciar a la vida. Es cierto, que hay sueños insulsos y descabellados, pero es indebido amputar la capacidad de soñar que catapulta la creación.

En ocasiones, a las personas mayores se les reprocha que sueñen con realizar algo, porque se les dice que ya no son niños o jóvenes y, además, ya no les queda tiempo para emprender retos.

No obstante, se olvida que hay muchos ejemplos que demuestran lo contrario: Fauja Singh comenzó a correr maratones a los 89 años y su mejor marca personal la consiguió a los 92, en Toronto, en 2003, contabilizando 5 horas y 40 minutos. Actualmente ya no corre y tiene 110 años.

“No es verdad que las personas dejen de perseguir sueños porque se hacen viejas, sino que se hacen viejas porque dejan de perseguir sus sueños”, sentenció Gabriel García Márquez.

El 22 de noviembre de 2020, el Papa Francisco expresó: “No renunciemos a los sueños grandes. No nos contentemos con lo que es debido. Dios no quiere que recortemos los horizontes, no nos quiere aparcados al margen de la vida, sino en movimiento hacia metas altas, con alegría y audacia. No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo. Él nos ha hecho capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida”.

¿Recorto las alas de mis sueños?