Las personas tóxicas

Rodolfo Díaz Fonseca
15 marzo 2017

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Así como existen personas positivas, saludables y benéficas, hay otras negativas, perjudiciales y tóxicas. Las primeras estimulan nuestro ser, desarrollo y crecimiento; las segundas, maquinan nuestra desdicha, desventura y empequeñecimiento.

 

Las personas tóxicas no reconocen sus fallas y culpan a los demás de sus errores y desvaríos. Se complacen en mostrarse como víctimas y apuntan su flamígero dedo para endosar la responsabilidad sobre el vecino.

 

“Ser tóxico es una forma de vivir, de pensar y de actuar; es una manera de funcionar. Además, mientras todos tratamos de eliminar los rasgos tóxicos que percibimos en nosotros mismos, el tóxico no los reconoce y vive culpando a los demás robando su energía. Los tóxicos son adictos emocionales que para sentirse bien necesitan hacer sentir mal al otro”, dijo Bernardo Stamateas.

 

Son individuos que suelen repartir las culpas y responsabilidades sobre los demás, diciendo: “Me van a matar de un susto o disgusto”; “cualquier día me va a dar un ataque al corazón”; “no conseguí lo mío, me sacrifiqué por ustedes para darles lo que querían”.

 

Al asumir el papel de víctimas, se eximen de cumplir con sus responsabilidades y se imposibilitan de participar en cualquier proceso de cambio, pues no asumen el rol de protagonistas y autores de su propia vida y decisiones.

 

Como están dañadas, resentidas y frustradas, las personas tóxicas siembran conflictos y divisiones. “El fracaso de los demás es un alivio para sus propios fracasos; y se compensan de sus frustraciones alegrándose de los fracasos ajenos y esparciendo a los cuatro vientos noticias negativas, muchas veces tergiversadas y siempre magnificadas... No aceptan a nadie porque no se aceptan a sí mismos. Siembran divisiones y odio a su alrededor porque se odian a sí mismos”, expresó Ignacio Larrañaga.

 

¿Soy persona tóxica? ¿Estimulo o aplasto a los demás?

 

rfonseca@noroeste.com

 

 

 

@rodolfodiazf