Legado de las madres
Podrán existir mujeres que no tengan hijos, pero no existen hijos sin madre. Es decir, todos somos hijos e hijas. Si físicamente es imprescindible la cooperación de la madre para la gestación del hijo o hija, emocional, humana, intelectual y espiritualmente es imprescindible también su participación; tan es así, que a esta interacción se le conoce como el legado de las madres.
Precisamente, así se titula un libro escrito por Stephan B. Poulter, el cual explica en el subtítulo: “La influencia de su herencia emocional en nuestra vida”, donde sostiene que dependiendo el vínculo que se establezca con la madre en la infancia, condicionará la forma en que el hijo o hija se relacione con el mundo durante el resto de su vida.
Tal vez nos parezca exagerado el punto de vista del autor; no obstante, conviene precisar que los sentimientos y emociones, ya sean positivos o negativos, son modelados, consciente o inconscientemente, por la madre en aquel temprano lazo.
El doctor Poulter define cinco estilos de maternidad: perfeccionista, impredecible, “yo primero”, “mejor amiga” y la madre completa. De cada estilo proviene un determinado problema de relación: sentimiento de inferioridad, carencias afectivas, codependencia, miedo al abandono y rechazo a la intimidad.
Con esta referencia hacia la madre, no se excluye el vínculo que juega en la relación filial el padre; empero, jamás igualará al de la madre, pues su legado comienza desde el mismo embarazo. Además, en la relación con ella se aprende la experiencia de apego y cuidado, así como de las reglas y el estilo de crianza.
Hoy, por desgracia, en jornadas violentas muchas madres han perdido a sus hijos, y muchos hijos lamentan la pérdida de su madre. No es un mal menor en nuestra sociedad.
¿Brindo felicidad a mi madre?