Lic. Adolfo López Mateos (1958 – 1964)
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Mario Arturo Huerta Sánchez
En noviembre de 1961, el Presidente Municipal Antonio Toledo Corro invitó al Presidente de la República Lic. Adolfo López Mateos a Mazatlán para inaugurar el primer grupo de casas construidas en la colonia que lleva su nombre, primer fraccionamiento de casas populares en Mazatlán.
Aprovechando esa visita a Mazatlán del Presidente, la directiva de la Liga de Trabajadores Marítimos y Terrestres CROM, presidida por el C. Enrique Echeagaray Osuna, lo invitaron a inaugurar el edificio ubicado en calle Constitución esquina con Avenida Emilio Barragán que yo construí en el año 1961. A las 12:00 p.m. del día 25 de noviembre de 1961 se presentó el Lic. López Mateos acompañado de su comitiva, procediendo al CORTE DEL LISTÓN y luego a la DEVELACIÓN DE LA PLACA ALUSIVA. Acto seguido, los Directivos me pidieron que le mostrara el edificio al Licenciado López Mateos, a quien conduje explicándole el uso que tendría cada una de las salas, después de lo cual llegamos al Salón en que hubo un brindis con champaña y muy variados bocadillos. Fue un interesante evento en el que estuvo muy contento el Presidente.
Al siguiente año, 1962, regresó a Mazatlán el Presidente López Mateos para inaugurar obras que había contratado la Dirección de Juntas Federales al Arq. Luis Velasco, el cual me las sub-contrató, y que eran pavimentaciones de calles en terrenos ganados al mar, entre la Avenida Miguel Alemán y calle Roosevelt, además de un Gimnasio con techo y paredes de madera, sus baños y vestidores, estos con paredes de tabique y techos de concreto, en la Colonia Benito Juárez.
Acompañando al Presidente vinieron el Director de las Juntas Federales Lic. José López Portillo y el Sub-Director Lic. Pedro Ojeda Paullada, quienes me pidieron diera las explicaciones del proyecto.
Pocos años después, por razones de las nuevas vialidades fue necesario demoler el Gimnasio, sus baños y vestidores.
Esa noche el Sr. Quirino Ordaz Rocha, condiscípulo del Lic. Adolfo López Mateos, le ofreció una cena en su casa de la Avenida del Mar en donde tuvo lugar el siguiente suceso: Sabiendo don Quirino que a don Adolfo le gustaba especialmente cierto tipo de queso, lo adquirió en la Ciudad de México y ordenó que lo colocaran en un elegante plato en un rincón de la cocina. Al llegar a la casa antes que los invitados, el fotógrafo que iba a cubrir el evento, se fue a la cocina a esperar el inicio de su actuación y mientras tanto, le echó el ojo a aquel arrinconado plato con el queso presidencial y se aventó sobre el plato para comerse una rebanada de queso. Le gustó tanto que le dio otra rebanada más grande, luego otra y otra hasta que acabó con el queso ex presidencial. Al encontrarse sentados los invitados en la mesa, don Quirino le pidió a un mesero que le trajera el plato con el queso que dejó en el rincón de la cocina, regresando de inmediato el mesero le llevó el plato que encontró, pero sin ningún queso. Don Quirino preocupado se dirigió hacia la cocina. Al darse cuenta del problema, el fotógrafo emulando al ilusionista y escapista Houdini se esfumó sin que nadie se diera cuenta. Mientras tanto don Quirino fue informado que el fotógrafo estuvo estacionado en el rincón en que estaba el extraviado queso por lo que aseguraron que él se lo devoró. Regresó don Quirino a la mesa sin el queso disculpándose con su invitado a quien le había dicho que le tenía dicho queso. Pidió que le llevaran al fotógrafo que nadie encontró. Se escucharon saludos nada cordiales para la mamacita del fotógrafo.
Lic. Gustavo Díaz Ordaz
(1964 – 1970)
En marzo de 1964 fuimos un grupo de amigos a Culiacán, invitados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para recibir en el Aeropuerto Internacional a su candidato a la Presidencia de la República Lic. Gustavo Díaz Ordaz, quien visitó Sinaloa en su campaña política. Ahí saludamos además, al Gobernador del Estado Leopoldo Sánchez Celis y luego los acompañamos a una comida que ofreció el partido.
Algunos años después que me encontraba en la Ciudad de México con compañeros ingenieros cenando en un restaurante ubicado en la calle Ámsterdam cerca de la Avenida Insurgentes, en otra mesa se encontraba un grupo de amigos que volteaban a vernos continuamente, hasta que uno de ellos entrado en copas, se acercó a nuestra mesa muy amablemente quien dirigiéndose a mí me dijo: “Señor Presidente, quiero aprovechar la oportunidad de estrechar su mano y felicitarlo por todo lo que está haciendo para beneficio de México”. De inmediato le contesté “Estimado señor, me permito decirle que usted está confundido, yo no soy el Lic. Díaz Ordaz, aquí mis amigos se lo pueden corroborar”. Todavía el incrédulo y atarantado señor me dijo “Señor Presidente”, yo comprendo que usted desea pasar de incógnito, pero le pido el favor de permitirme estrechar su mano, dándome una satisfacción que nunca olvidaré en mi vida y luego se retiró zigzagueando hasta su mesa.
Todos nos compadecimos de la franca inocencia de ese parroquiano y decidimos comportarnos como si realmente yo fuera el Presidente Díaz Ordaz para no desilusionarlo. Hicimos una magnífica actuación, (sobretodo dos guaruras) digna de una obra de teatro.
Al retirarnos nos despedimos de lejecitos, con breves sacudidas de mano, amablemente sonrientes.
El día 12 de octubre de 1968, estuve en el Estadio Azteca en la inauguración de los Juegos Olímpicos, en un lugar cercano al del Ing. Luis Enrique Bracamontes que fue maestro mío en la Facultad de Ingenieros en 1944 (Secretario de Obras Públicas 1970 – 1976) estábamos platicando cuando hizo su aparición en su palco el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien fue recibido por el público, contra lo que muchos auguraban con una calurosa y entusiasta ovación.
Lic. Luis Echeverría Álvarez
1970 – 1976
En noviembre de 1969, el Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES) que presidía el Dr. Héctor González y éramos miembros el C.P. Martín Gavica Garduño, el Arq. Quirino Ordaz Luna, el Lic. Humberto Rice García y yo, organizamos una reunión en el Club Muralla, como parte de la campaña del Lic. Luis Echeverría Álvarez, candidato a la Presidencia de la República. En ese evento yo fui Maestro de Ceremonias y el Orador fue el C.P. Martín Gavica. Luego el Licenciado Echeverría presentó su propuesta de gobierno en un discurso interrumpido en varias ocasiones por aplausos. Después se sirvió una exquisita cena durante la cual cantó como variedad la conocida cantante María de Lourdes. Nosotros quisimos tener a la famosa sinaloense Lola Beltrán, pero no fue posible porque ella era una de las invitadas de honor al evento.
El Lic. Echeverría nos agradeció personalmente a cada uno de los organizadores del CEPES, expresándonos su satisfacción a este importante y exitoso acto de campaña.
En noviembre de 1973 que vino a Mazatlán la profesora Griselda Álvarez Ponce de León, Jefa de Prestaciones Sociales del IMSS, la esposa de mi amigo Dr. Sergio López Lizárraga, Ana “Güera”, quien desempeñaba un cargo bajo sus órdenes, me presentó con ella (yo aún no sabía que éramos primos), a quien le solicité un Centro de Adiestramiento para la Industria Hotelera en Mazatlán (CAPIH). De inmediato me invitó para que la acompañara a La Paz, B.C. el día 29 de noviembre en que estaría ahí para inaugurar la Carretera Transpeninsular La Paz-Tijuana el Presidente Luis Echeverría, con quien me presentaría para que yo le solicitara directamente el CAPIH, lo cual se llevó a cabo a las 6:00 p.m. de ese día. Al ser presentado con el señor Presidente le recordé que yo había tenido el gusto de conocerlo en Mazatlán en noviembre de 1969 en un acto de campaña que le organizamos los miembros del CEPES del PRI, durante el que cantó María de Lourdes de lo que luego se acordó. Desde luego que el Presidente Echeverría dio su autorización para que se organizara el CAPIH Mazatlán, a quien expresé muy atentamente el agradecimiento de los hoteleros de Mazatlán por su importante autorización.
El domingo 2 de diciembre se llevó a cabo una reunión de la Asociación de Hoteles de Mazatlán con la presencia de la profesora Griselda Álvarez para tratar sobre la instalación del CAPIH en Mazatlán y de una carta de agradecimiento al Presidente Luis Echeverría.
En diciembre de 1973 que acompañé a México al Lic. Alfredo Valdés Montoya Gobernador de Sinaloa para asistir a una cita en la Secretaría de Gobernación con el Secretario Lic. Mario Moya Palencia, durante la espera, el Lic. Valdés me informó que me había propuesto junto a otros tres compañeros, como precandidatos a la Gubernatura del Estado, y que se lo comentara al Lic. Moya, la cual en su momento hice, diciéndome él que le daba mucho gusto, que contara con su apoyo y que me sugería que de inmediato fuera con mi íntimo y buen amigo Ing. Leandro Rovirosa para que le hiciera saber de este asunto asegurándome que él personalmente lo trataría con el Presidente, lo cual efectivamente hizo la siguiente semana acompañado del Secretario de Obras Públicas, mi maestro Ing. Luis Enrique Bracamontes en un viaje que hicieron juntos al sureste de México, aceptando el Presidente su propuesta de que ellos estarían en contacto permanentemente.
En la cena para festejar el día de Santo de Leandro en febrero de 1974, al entrar a la sala mi esposa Vira y yo, se levantó a saludarme el Lic. Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación con brazos abiertos diciéndome “bienvenido Señor Gobernador, sé que fue palomeado por el Presidente Echeverría para Sinaloa”, cosa que yo no sabía hasta que Leandro ME CONFIRMÓ LA ACEPTACIÓN DEL PRESIDENTE ECHEVERRÍA quedando pendiente una reunión mía con él. También me felicitaron el Lic. Mario Moya, el Lic. Pedro Ojeda, y todos y cada uno de los asistentes.
Muy pronto con motivo de la celebración del 43 Aniversario del Congreso del Trabajo, el lunes 18 de febrero después del desayuno efectuado, don Fidel Velázquez le mencionó al Presidente Echeverría que tenía un asunto muy urgente que tratarle que no podía esperar el tiempo que pedía su secretario, por lo que el Presidente accedió a que se lo tratara en ese momento. Don Fidel le dijo que su asunto era la Gubernatura de Sinaloa, que el Senador Alfonso G. Calderón se había preparado esmeradamente para ser Gobernador y le pedía su aceptación, a lo que el Presidente le contestó que contara con ello.
El Ing. Rovirosa que luego se enteró de esto, llegando a su oficina me llamó a Mazatlán pidiéndome que me fuera esa tarde para tratar que me recibiera el Lic. Echeverría. Hice los arreglos necesarios y a las 7:00 p.m. me hice presente en la oficina del Ing. Rovirosa quien de inmediato se comunicó por la línea roja con el Lic. Echeverría diciéndole: “Señor Presidente, el Ing. Mario Huerta Alcalde de Mazatlán de quien hablamos con usted el Ing. Bracamontes y yo está aquí en mi oficina preparado para verse con usted de acuerdo con sus indicaciones”.
El Ing. Rovirosa se quedó callado escuchando lo que le decía al Presidente hasta que le contestó el Ingeniero “No tenga usted cuidado Señor Presidente, el Ingeniero Huerta es de todas mis confianzas y no va a causar ningún problema, eso se lo aseguro”, luego algo más le dijo el Presidente al Ingeniero quien le contestó “Muy bien Señor Presidente yo le trasmitiré sus palabras al Ingeniero Huerta, gracias y hasta luego”. El Ingeniero Rovirosa me dijo que asuntos prioritarios para el país obligaron al Presidente a tomar la decisión que tomó con relación a la Gubernatura de Sinaloa y que me dijera que yo pidiera lo que yo quisiera. Yo le dije a mi amigo Leandro que yo no pedía nada y que le agradecía mucho su ofrecimiento al Presidente Echeverría.
Algo agradable que me dejo este suceso fue la temporal aceptación del Presidente Echeverría para que yo fuera candidato a Gobernador. Sin embargo por la explicación de asuntos prioritarios que expreso el Presidente después me confirmaron que efectivamente había un asunto muy importante que tenía pendiente de resolver el Presidente a don Fidel.