Los maiceros y la 4T
Los problemas de los productores de maíz con la 4T empezaron cuando el gobierno de López Obrador decidió desmantelar la infraestructura organizacional de Aserca y de Sader que atendían al campo granero.
López eliminó los modelos de agricultura por contrato, los subsidios a la tonelada de maíz, la compra de coberturas que garantizaban precios mínimos, etc. Esto lo hicieron porque tuvieron una burbuja de precios del maíz post pandemia que llevó el precio del grano de 140 dólares por tonelada en julio de 2020 a 323 dólares por tonelada en julio de 2022, según datos del SIAP.
Lo anterior generó que tuviéramos precios de maíz de entre 8 mil y 9 mil pesos por tonelada L.A.B. Ciudad de México en esos años provocando que el Gobierno federal no tuviera que subsidiar la producción en México... y se malacostumbró.
Además, el gobierno de López había tenido buenos resultados electorales en 2021, ya que tenía votos cautivos vía los apoyos directos de los programas sociales, por lo que ya no necesitaba apoyar a los agricultores, ya que éstos no lo habían castigado en las urnas por no cumplir su promesa de campaña de fijar precios de garantía.
Pero la economía es cíclica y más cíclicos son los precios del maíz en la bolsa de Chicago, y el precio del maíz empezó a caer, primero a 217 dólares por tonelada en julio de 2023, y luego a 156 dólares por tonelada en julio de 2024, mientras los futuros para julio 2026 se cotizan a 177 dólares por tonelada, esta última cotización da un precio L.A.B. CDMX de aproximadamente 5 mil pesos por tonelada. La nueva caída en los precios del maíz ha detonado un conflicto histórico entre los industriales con los agricultores.
Así, mientras Maseca, Minsa, Lala, Bachoco y SuKarne, por mencionar algunos, les conviene importar maíz barato como insumo principal en sus procesos de producción, los agricultores mexicanos demandan mayor precio por su cosecha maicera para alcanzar a cubrir sus costos y tener una utilidad razonable acorde al riesgo de su actividad. Esto presenta posiciones irreconciliables con estos precios internacionales tan bajos.
Por otro lado, el gobierno de la 4T salió más “neoliberal” que Salinas de Gortari y les dice a ambos, industriales y agricultores: “pónganse de acuerdo ustedes porque yo no subsidio a ‘ricos’, así es que logren acuerdos y que funcione “el mercado”.
Vemos pues que la manzana de la discordia es el precio, ya que los industriales quieren comprar maíz a bajo costo porque lo están importando muy barato, y si suben sus costos tendrían que subir sus precios de harina de maíz, leche, huevos, carne, etc. y venderían menos al impactar la inflación. Por otro lado, los productores agrícolas quieren vender su maíz a un mejor precio que el mercado internacional porque con el actual no cubren sus costos de producción.
Según el sistema de costos agrícolas de FIRA para Sinaloa temporada otoño- invierno 2025/2026, el punto de equilibrio se logra con una producción de 10.5 toneladas por hectárea a precio de 5 mil 582 pesos por tonelada, considerando que el productor no tenga que pagar renta ni maquila porque es dueño de la tierra y maquinaria.
Del anterior análisis se deriva que para ser rentable con esas premisas se requiere una producción mínima de 12 toneladas por hectárea, y cualquier variable que se mueva en contra, como la falta de un riego, bajas temperaturas en la floración, una plaga, alguna mejora al terreno, pagar la maquinaria a crédito o un retraso en el pago de la cosecha, metería en problemas al productor, por lo que éste considera que es muy alto el riesgo de sembrar así.
El Gobierno tiene la última palabra ¿beneficiará a los agricultores o a los industriales?