Los retos de la Nueva Escuela Mexicana: tres ideas pedagógicas para el debate
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Investigador del Centro de Investigación e Innovación Educativa del Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV)
El pasado 26 del presente mes dio inicio una de las fiestas científico – culturales más importante del País: se inició el ciclo escolar 2019 – 2020. Este ciclo inicia con la novedad de que comienza la implementación del modelo educativo denominado: Nueva Escuela Mexicana. Este modelo educativo tiene la intensión; no sólo, de incrementar los niveles de aprendizaje en el estudiantado, sino, que el aprendizaje desarrollado sea la base para garantizar la equidad, la inclusión y la formación integral de la personalidad, donde predomine la formación de valores cívicos, el fortalecimiento del acervo cultural de cada alumno, el respeto a las diferencias y el trabajo colaborativo con énfasis en la sostenibilidad.
Sin embargo, no todo es felicidad, una parte de la opinión pública nacional plantea incertidumbres, en relación con el componente teórico de la Nueva Escuela Mexicana, la redacción y aprobación de todo su marco legal, la conformación de un sistema de capacitación docente, y las metodologías e indicadores que se emplearán para medir los impactos que genere este modelo educativo a escala social.
En lo personal considero que el debate en torno a la Nueva Escuela Mexicana es legítimo, y más aún, es necesario ya que contribuirá al perfeccionamiento del modelo educativo que regirá la formación de las actuales generaciones de mexicanas y mexicanos, para que se desempeñen con éxito en un mundo cada vez más competitivo y en una sociedad que tiene y tendrá al conocimiento, la creatividad y la innovación como soportes para poder sobrevivir y desarrollarse.
Es por ello que en el caso de este artículo, no me voy a referir a las aún debatidas incertidumbres educativas que han sido señaladas por parte de la opinión pública mexicana. En su lugar deseo aportar tres ideas pedagógicas a este legitimo debate acerca de la Nueva Escuela Mexicana.
Por todos es sabido que la educación, no solamente es la solución a los males de la nación; sino que es la base del desarrollo socio - económico, político y personal. Por ende, todo aquel que conoce un poco de Pedagogía sabe que la calidad o la excelencia de la educación, como quiera verse, se determina realmente, en un solo espacio: el salón de clases.
Es decir, si el actual gobierno aspira a tener una educación de excelencia, creo que coincidamos que hasta el momento el Sistema Educativo Nacional está muy lejos de la excelencia, debería entonces poner en el centro de todas las miradas a la calidad del trabajo humilde, sacrificado y no suficientemente reconocido de las maestras y maestros.
Lo anterior significa que el nivel de excelencia de la Nueva Escuela Mexicana dependerá, en primer lugar, del grado de prioridad que se le otorgue a la educación primaria. Si en las niñas y niños no se amplía la base afectiva – cognitiva que aporta la escuela primaria al desarrollo del cerebro y por ende de la personalidad, todo estará perdido. En otras palabras, lo que no se logre en los seis (6) años de tránsito por este nivel educativo en materia de aprendizaje, educación y cultura se perderá para siempre. La visión acerca de la significatividad y prioridad de la escuela primaria para alcanzar la excelencia educativa es la primera idea pedagógica que deseo aportar.
Pero lo anterior, es imposible alcanzarlo con decretos, la buena voluntad no hace milagros, es prácticamente imposible alcanzar la necesaria base afectiva – cognitiva en cada niña y niño en salones donde conviven 50 alumnos, lo cual significa que la excelencia de la Nueva Escuela Mexicana dependerá también, de que se alcance una adecuada relación alumno – maestro. La experiencia de la escuela contemporánea demuestra que una educación de calidad se puede alcanzar con una relación de 25 alumnos por maestro; pero, para que sea de excelencia la proyección debería centrase en una relación no superior a 20 alumnos por maestro. Las anteriores afirmaciones resumen la 2da idea pedagógica que deseo aportar a este debate, la relación alumno – maestro debe ser atendida, con todo lo que ello implica en cuanto a infraestructura, recursos económicos y formación de maestros, si se desea avanzar hacia la excelencia en la educación.
Por último, la 3ra idea pedagógica, para su incorporación al debate en relación con la Nueva Escuela Mexicana, se vincula con la conformación de un verdadero sistema educativo. Me explico, en la educación nacional, las alumnas y alumnos transitan de un grado a otro, o de un nivel educativo a otro, sin un proceso de continuidad pedagógica; es decir, previo al inicio del ciclo escolar, los maestros tienen muy pocas posibilidades y espacios para conocer las particularidades personales y grupales del alumnado que atenderá durante el ciclo escolar.
Todo ello conlleva que los docentes, cada año, inician un trabajo pedagógico desde cero con sus alumnos, y elaboran nuevas estrategias de intervención educativa, cuando en realidad, deberían darle continuidad a la estrategia del o los docentes que le antecedieron. Hasta que no se cree, en cada institución educativa o entre diferentes instituciones cuando se trate de traslados de escuelas o nivel educativo, un proceso de continuidad pedagógica entre los maestros, en la Nueva Escuela Mexicana no se podrá hablar de excelencia educativa.
Espero modestamente, que estas tres ideas pedagógicas contribuyan al actual debate educativo nacional. Ahí quedan para su debate.