Los valores ventaja competitiva de la empresa familiar

José Mario Rizo Rivas
29 agosto 2021

EPÍGRAFE

“Cuando tus valores son claros para ti, tomar decisiones se vuelve sencillo”. Roy E. Disney.

En momentos de crisis, inestabilidad económica y escándalos corporativos, cuando la sociedad lamenta la falta de valores en el entorno de los negocios, las empresas familiares se perfilan como un modelo a seguir.

Tienen una visión a largo plazo que contrasta con el corto plazo de otras empresas, y cuentan con un sólido sistema de valores que guía su planeación estrategia y su actuar en los negocios.

Los valores de la empresa familiar son hoy día más importantes que nunca. Es más que probable que seas consciente del deterioro de la sociedad y de sus instituciones: el mundo ve cómo sus recursos se agotan, los gobiernos aparecen ahogados por la corrupción, las desigualdades son cada vez más grandes, los salarios bajan o se mantienen igual que hace años.

La responsabilidad principal del ejemplo de vivir los valores en una empresa familiar corresponde a los fundadores, la continuidad en su aplicación y comunicación a sus sucesores.

Los valores definen quién es realmente quien dirige la empresa. Lo importante es que cada empresa sepa definir sus valores, esos con los que se identifica y que guían su camino.

Es evidente: las empresas familiares que perduran son competentes. Pero su capacidad de generar utilidades no es suficiente, han de ser confiables y la confianza radica en los valores que les dan sentido y las cultivan.

La falta de estos valores en su gestión promueve la formación de una cultura operativa neutral y, con frecuencia, genera un vacío en el que se reproducen malas prácticas que la destruyen.

A lo largo del tiempo han existido asuntos más importantes que otros para los seres humanos. Por ello, valoramos personas, ideas, actividades u objetos según el significado que estos tengan en nuestra vida.

El criterio con el que se otorga valor a esos elementos varía en función del individuo y de sus circunstancias, es decir, de lo que cada persona asume como sus valores.

En mi experiencia como socio de una gran firma y como consultor de empresas familiares, los valores son el elemento que permite una interacción armónica, tanto entre los integrantes de una familia como de una organización.

Los valores influyen en su formación y desarrollo personal y facilitan el alcance de objetivos que no se lograrían de manera individual.

La falta de valores compartidos es una de las principales razones por las que la familia empresaria percibe desunión y fallas en el funcionamiento de la organización.

Una empresa carece de valores cuando no hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Por ejemplo, será difícil enseñar el valor de la tolerancia si constantemente el líder insulta a quienes tienen una opinión diferente a la suya.

En términos prácticos, es poco probable que una familia sea funcional (no perfecta) si sus integrantes no comparten determinados principios que orienten su forma de relacionarse y actuar, en las buenas y en las malas. Para lograr el bienestar de la familia es necesario que existan normas claras que guíen el desarrollo de los miembros.

Cuando la familia toma conciencia de sus propios valores y los de sus colaboradores hay mayor unión y mejor comunicación, incluso si se está experimentando un conflicto no resuelto.

También he observado cómo la cohesión familiar mejora cuando las familias hablan abierta y explícitamente de sus valores compartidos.

¿Qué pasa si no están claros mis valores familiares?

Si no has establecido los valores de tu familia, tranquilo. No hay razón para alarmarse.

Este proceso puede comenzar con una encuesta que identifique los valores personales y compartidos de cada miembro.

Los resultados servirán como guía para una discusión familiar en la que todos cuenten las experiencias detrás de sus valores.

Esto facilita su comprensión y alineación en un mecanismo que agilice el trabajo conjunto en la empresa.

Además, este ejercicio de identificación de valores ayuda a que los miembros de la familia entiendan qué les da energía y qué los motiva a actuar.

Las familias que se unen a través de la propiedad compartida de una empresa o de bienes inmuebles deben trabajar para identificar sus diferencias y valores individuales y comunes.

Este quehacer es aún más crucial en las familias donde existen puntos de vista opuestos que crean tensión —diferentes posturas políticas y creencias religiosas— o conflictos sin resolver; sin embargo, no es fácil cumplir con esta tarea.

Debe existir el deseo de legar un patrimonio a la familia y el fuerte compromiso de alinearla en una visión donde los valores sean la guía.

En de cada empresa familiar hay siempre un sistema de valores que configura su esencia y que se convierten en un elemento fundamental para su continuidad, sobre todo en los cambios generacionales.

Los valores tienen un papel crítico en la creación de la cultura empresarial propia e inciden directamente en el concepto de negocio y en su aplicación a la gestión de este.

El sistema de valores es propio de cada familia, es único y particular es su ADN.

Recordemos que la familia empresaria que no esté unida llevará sus problemas a la empresa y no será capaz de transmitir sus valores, lo cual se verá reflejado en las actitudes, motivaciones y expectativas de los trabajadores.

Los valores son la columna vertebral de la organización, el pilar de la unidad familiar, por lo tanto, es necesario que estén claramente establecidos y que cada miembro los viva y promueva constantemente.

Solo así lograrán transmitirlos y hacerlos parte de la cotidianeidad de la empresa familiar.

Una empresa familiar debe tener clara su misión, visión, objetivos y hasta dónde pretende llegar. Sus valores son los que la hacen única y trazan el camino para crear una cultura de trabajo.

Los valores de la empresa familiar son claros y deben ser trasmitidos, para convencer a las nuevas generaciones de las ventajas de adherirse para la continuidad a un negocio con ética y claramente ganador.

Cuando se viven de verdad, los valores impregnan cada aspecto de la empresa familiar, constituyen la esencia de su cultura empresarial y son una fuente de ventaja competitiva sostenible.

Así que trabajar para identificar y definir por escrito los valores de la empresa el resultado de su aplicación siempre vale la pena.

“Encuentra gente que comparta tus valores, y conquistaréis juntos el mundo”. John Ratzenberger.

En momentos de crisis, inestabilidad económica y escándalos corporativos, cuando la sociedad lamenta la falta de valores en el entorno de los negocios, las empresas familiares se perfilan como un modelo a seguir.

Tienen una visión a largo plazo que contrasta con el corto plazo de otras empresas, y cuentan con un sólido sistema de valores que guía su planeación estrategia y su actuar en los negocios.

Los valores de la empresa familiar son hoy día más importantes que nunca. Es más que probable que seas consciente del deterioro de la sociedad y de sus instituciones: el mundo ve cómo sus recursos se agotan, los gobiernos aparecen ahogados por la corrupción, las desigualdades son cada vez más grandes, los salarios bajan o se mantienen igual que hace años.

La responsabilidad principal del ejemplo de vivir los valores en una empresa familiar corresponde a los fundadores, la continuidad en su aplicación y comunicación a sus sucesores.

Los valores definen quién es realmente quien dirige la empresa. Lo importante es que cada empresa sepa definir sus valores, esos con los que se identifica y que guían su camino.

Es evidente: las empresas familiares que perduran son competentes. Pero su capacidad de generar utilidades no es suficiente, han de ser confiables y la confianza radica en los valores que les dan sentido y las cultivan.

La falta de estos valores en su gestión promueve la formación de una cultura operativa neutral y, con frecuencia, genera un vacío en el que se reproducen malas prácticas que la destruyen.

A lo largo del tiempo han existido asuntos más importantes que otros para los seres humanos. Por ello, valoramos personas, ideas, actividades u objetos según el significado que estos tengan en nuestra vida.

El criterio con el que se otorga valor a esos elementos varía en función del individuo y de sus circunstancias, es decir, de lo que cada persona asume como sus valores.

En mi experiencia como socio de una gran firma y como consultor de empresas familiares, los valores son el elemento que permite una interacción armónica, tanto entre los integrantes de una familia como de una organización.

Los valores influyen en su formación y desarrollo personal y facilitan el alcance de objetivos que no se lograrían de manera individual.

La falta de valores compartidos es una de las principales razones por las que la familia empresaria percibe desunión y fallas en el funcionamiento de la organización.

Una empresa carece de valores cuando no hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Por ejemplo, será difícil enseñar el valor de la tolerancia si constantemente el líder insulta a quienes tienen una opinión diferente a la suya.

En términos prácticos, es poco probable que una familia sea funcional (no perfecta) si sus integrantes no comparten determinados principios que orienten su forma de relacionarse y actuar, en las buenas y en las malas. Para lograr el bienestar de la familia es necesario que existan normas claras que guíen el desarrollo de los miembros.

Cuando la familia toma conciencia de sus propios valores y los de sus colaboradores hay mayor unión y mejor comunicación, incluso si se está experimentando un conflicto no resuelto.

También he observado cómo la cohesión familiar mejora cuando las familias hablan abierta y explícitamente de sus valores compartidos.

¿Qué pasa si no están claros mis valores familiares?

Si no has establecido los valores de tu familia, tranquilo. No hay razón para alarmarse.

Este proceso puede comenzar con una encuesta que identifique los valores personales y compartidos de cada miembro.

Los resultados servirán como guía para una discusión familiar en la que todos cuenten las experiencias detrás de sus valores.

Esto facilita su comprensión y alineación en un mecanismo que agilice el trabajo conjunto en la empresa.

Además, este ejercicio de identificación de valores ayuda a que los miembros de la familia entiendan qué les da energía y qué los motiva a actuar.

Las familias que se unen a través de la propiedad compartida de una empresa o de bienes inmuebles deben trabajar para identificar sus diferencias y valores individuales y comunes.

Este quehacer es aún más crucial en las familias donde existen puntos de vista opuestos que crean tensión —diferentes posturas políticas y creencias religiosas— o conflictos sin resolver; sin embargo, no es fácil cumplir con esta tarea.

Debe existir el deseo de legar un patrimonio a la familia y el fuerte compromiso de alinearla en una visión donde los valores sean la guía.

En de cada empresa familiar hay siempre un sistema de valores que configura su esencia y que se convierten en un elemento fundamental para su continuidad, sobre todo en los cambios generacionales.

Los valores tienen un papel crítico en la creación de la cultura empresarial propia e inciden directamente en el concepto de negocio y en su aplicación a la gestión de este.

El sistema de valores es propio de cada familia, es único y particular es su ADN.

Recordemos que la familia empresaria que no esté unida llevará sus problemas a la empresa y no será capaz de transmitir sus valores, lo cual se verá reflejado en las actitudes, motivaciones y expectativas de los trabajadores.

Los valores son la columna vertebral de la organización, el pilar de la unidad familiar, por lo tanto, es necesario que estén claramente establecidos y que cada miembro los viva y promueva constantemente.

Solo así lograrán transmitirlos y hacerlos parte de la cotidianeidad de la empresa familiar.

Una empresa familiar debe tener clara su misión, visión, objetivos y hasta dónde pretende llegar. Sus valores son los que la hacen única y trazan el camino para crear una cultura de trabajo.

Los valores de la empresa familiar son claros y deben ser trasmitidos, para convencer a las nuevas generaciones de las ventajas de adherirse para la continuidad a un negocio con ética y claramente ganador.

Cuando se viven de verdad, los valores impregnan cada aspecto de la empresa familiar, constituyen la esencia de su cultura empresarial y son una fuente de ventaja competitiva sostenible.

Así que trabajar para identificar y definir por escrito los valores de la empresa el resultado de su aplicación siempre vale la pena.

“Encuentra gente que comparta tus valores, y conquistaréis juntos el mundo”. John Ratzenberger.