Mamá se va de vacaciones

Omar Lizárraga Morales
09 mayo 2022

Ser madre o padre es muy difícil, te cambia totalmente la vida. Ser padre para mí ha sido lo mejor que me ha pasado; mis dos hijas me han dado miles de satisfacciones, pero también bastantes complicaciones y desvelos.

Estoy seguro que muchas personas piensan lo mismo, pero no hablan de eso, sobre todo las mamás. Y esto se debe a que aún existe una carga social sobre las mujeres, que las presiona a ser madres abnegadas.

Sin embargo, la noción que como sociedad tenemos sobre la maternidad ha ido evolucionando, de manera que tanto hombres como mujeres tienen una corresponsabilidad en la crianza de los hijos. Ahora las madres pueden darse un tiempo para descansar de ser mamás.

Mientras escribo estas líneas, mi esposa está de vacaciones con un grupo de amigas. Seguramente leerá esto recostada en la playa y tomándose una margarita, mientras que yo, por seis días estaré a cargo de las crías.

Mis dos hijas, están en una edad que requieren de toda la atención; la menor, Elena, tiene cuatro años de edad y Natalia tiene ocho. Como todas las hermanas y hermanos a esa edad, se la pasan peleando y discutiendo buena parte del día. Cuando están en habitaciones distintas, las dos me piden estar con ellas, ya sea para jugar a las muñecas, dibujar, o sólo ver lo que están haciendo.

Inicia el primer día. Son las seis de la mañana y tengo que levantarme a preparar el desayuno de las dos y alistar su lonche, eso antes de vestirlas y llevarlas a la escuela. El tiempo no me alcanzó para desayunar, ya comeré algo en la calle. Espero mañana levantarme más temprano y así no irme con el estómago vacío.

Salgo corriendo de trabajar para recogerlas del colegio y llegar a cocinar sólo lo que les gusta, para después comer cualquier cosa yo. Es la hora de la siesta, pero ya no hay tiempo para eso, son las cuatro de la tarde y tengo que llevar a Natalia a su clase de basketball, antes hay que preparar sus cosas. Generalmente nos dividimos su mamá y yo, las responsabilidades, pero ahora tengo que llevarme a las dos niñas, y mientras una está en su clase, estoy cuidando a la otra. Al regresar a casa, estoy cansado, pero tengo que ayudarlas a hacer sus tareas. Después de casi hacerles la tarea, es momento ya de bañarlas y alistarlas para cenar. Como a cada una les gustan cosas distintas, eso toma por lo menos una hora.

Es hora de dormir, pero Elena no tiene sueño, así que tengo que leerle tres cuentos antes de acostarla, para después medio limpiar el desorden del día. También tengo que alistar sus uniformes del día siguiente y sacar a pasear a la perrita que les regalé hace unos meses.

Después de toda la algarabía del día, al fin me voy a la cama. Pero a los minutos se despierta Natalia diciendo que tiene miedo y pide dormir conmigo. Es súper inquieta para dormir, así que apenas consigo unas cuantas horas de sueño. Suena la alarma la mañana siguiente a las 5:30 am y empieza todo de nuevo. Ha pasado un solo día y ya estoy agotado, faltan otros cinco.

Ahora empiezo a darme cuenta de lo importantes que son las mamás en el hogar. También me pregunto: ¿Cómo le harán las mamás solteras? ¿De dónde sacan energías? ¿Cómo se movilizan por la ciudad sin el privilegio de un auto propio?

Sé que mi esposa ama a nuestras hijas con todo su corazón, pero el mejor regalo para este día de las madres, será un descanso de las responsabilidades de la maternidad. Ahora sé también lo que quiero para el próximo día del padre.

Es cuanto....

Posdata. Este próximo 10 de mayo, mis más sinceras felicitaciones a todas las mamás sinaloenses, que se levantan cada día con el motor más potente que mueve al ser humano: el amor.