¿Martillo o taladro?

Eva Saiz Salazar
17 marzo 2019

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Hace una semana pensé en poner un cuadro en mi casa, decidí hacerlo yo misma, algo tan sencillo como “poner unos clavos en la pared”. Tomé el cuadro y lo coloqué en la pared para marcar el punto en donde pondría el clavo. Tomé un clavo y martillé, pero de inmediato se dobló, así que lo retiré y tomé otro clavo, volví a doblarlo y así continué cada vez haciendo el hoyo más grande, amartillando a la fuerza un clavo tras otro más grande. Al final puse el cuadro con un clavo enorme, doblado, tosco y feo en la pared. Lo vi y decidí quitarlo dejando un agujero horrible.
Más tarde, ese día, llegó mi esposo y le dije que había intentado colgar el cuadro provocando un desastre en la pared, a lo que él solo sonrió. Salió a buscar sus herramientas, tomó un taladro y una pija con un tornillo e hizo el agujero en otro lado quedando perfecto en la pared.
¿Martillo o taladro? Quería colgar un cuadro usando clavos en donde claramente no era lo ideal, al doblar un clavo busqué otro cada vez más grande, intentando en el mismo agujero lograr que quedara.
Esto mismo ocurre en las empresas, cuando se tiene la necesidad de cubrir una vacante, es común que se busque cubrirla con un perfil, que probablemente no es lo que la empresa necesita para resolver perfectamente su necesidad y lograr el resultado deseado, al contratar un perfil que lejos de cumplir simplemente no logra las expectativas y termina rotando, entonces la empresa en vez de validar el perfil y buscar el ideal, buscan un mismo perfil, pero de mayor tamaño.
Buscan un perfil de auxiliar contable para un puesto en donde lo ideal es un contador financiero, pero inician con el auxiliar y al no cumplir con las expectativas, en vez de buscar al contador experto, continúan buscando auxiliares, pero con más años de experiencia, ocasionando rotación, desgaste e ineficiencia operativa, por querer incisivamente resolver un problema con un perfil que simplemente no es “lo ideal” para la necesidad. Como yo, queriendo poner más clavos en la pared, en el mismo agujero, con la misma herramienta, cuando lo que necesitaba era algo más efectivo de acuerdo a la finalidad.
En mi caso mi esposo me rescató, pero en la empresa ¿Quién te rescata?
 
Profesora de ICAMI en las áreas de Administración y Operaciones
ICAMI Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo

 

eva@infocusconsultores.com