Matar a Rocha, consigna irracional
Adversarios políticos saltan límites
Tuvo que salir el Gobernador Rubén Rocha Moya a hablarles a los sinaloenses, en la conferencia de prensa semanera, sobre la otra guerra que le han declarado a él sus adversarios políticos al grado de definirle plazos de vida ya sea como supuesto sufriente de cáncer en etapa terminal, o por colocarlo de blanco de las balas de delincuentes, conjeturas que traspasan los límites del raciocinio y tocan los linderos de lo irracional. Y así, para aniquilar también optimismos fincados en la paz y Estado de Derecho, resurge la horda neandertal que traslada las inocuas diferencias del poder público a abominables sentencias de muerte.
A ese segmento que no ve en la delincuencia al verdadero enemigo sino al antagonista político, que pasa por alto evidencias recientes de la auténtica narcopolítica anidada en el campus, que con un ojo mira la crueldad de las armas del crimen y se tapa el otro para no percibir los arsenales de falacias en mano propia, le está costando bastante dinero y credibilidad la campaña que propone eliminar, por enfermedad o con violencia, al Mandatario estatal.
Qué nos pasa cuando en la sanguinolenta mancha del Sinaloa como zona de guerra del narcotráfico yacen a placer los apetitos que plantean tumbar al poder formal y reine por completo la fuerza de los inhumanos. Desde la lógica de cualquiera gobernando menos éste, los seduce la vocación por los finiquitos letales siendo que el plomo deseado al prójimo tiene, inevitablemente, un efecto búmeran.
Una vez perdidas las proporciones entre las salidas violentas y las tentaciones monstruosas que acuden a las redes sociales como parapeto de los cobardes, necesitaríamos los sinaloenses calcular las realidades posibles en uno y otro escenario para entender que ambas postulan la autoinmolación. La invitación al contrario para que acepte la bala como designio, sea del nivel que sea el destinatario, convoca a un mayor azoro que el que deriva de la crisis en seguridad pública que viven Culiacán y otros municipios.
Y sí. Incitan a los grupos conflictuados del Cártel de Sinaloa a que atenten contra la vida de Rocha Moya sin detenerse a pensar que de allí emanaría la ingobernabilidad verdadera, la demolición de la Constitución y el sacrificio de la confianza en la vía democrática. Es la provocación a que el poder de los violentos venga y les reinstale privilegios a personajes y sectores que han fundado sus imperios en la anarquía.
Existen sospechas de que los estímulos para desplazar a Rocha de su cargo, enfermándolo de padecimientos terminales o azuzando al narco para que lo ataque, provienen de políticos de los partidos que el 2 de junio de 2024 fallaron en recuperar parcelas de poder que electoralmente retuvo el Movimiento Regeneración Nacional. Beben de la sangre regada en calles convertidas en campos de batalla con tal de recobrar de allí bríos con ese elixir reservado para el disfrute de los desquiciados.
Matar a Rocha o rogar para que muera nos pone en alerta como sociedad frente a la doctrina del exterminio a quien piense diferente o actúe en contra de determinados intereses. La muerte alevosa deseada al que no nos empatiza equivale al retorno de las ejecuciones sumarias del toledismo ordenadas por el entonces jefe de la Policía Judicial del Estado, Roberto Robles Rendón, para acabar con presuntos secuestradores y violadores sin que fueran puestos a disposición de la justicia, o el “jusílenlos” que el entonces cerril jefe de la Policía de Culiacán, Zeferino Ojeda, ordenaba a los municipales que detenían a posibles malandros.
La apuesta a que sea el odio el que instale gobiernos de facto en sustitución de los mandatos que el pueblo decidió a través del voto, es la nueva aberración de segmentos políticos que ven lejana y difícil la posibilidad de acceder mediante el sufragio a altos cargos del servicio público. Las campañas que vencidas en la lid electoral creen factible la vía de la crueldad como método de recuperación de espacios de poder que el pueblo les niega.
Y sí. Incitan a los grupos en choque del Cártel de Sinaloa a que atenten contra la vida de Rocha Moya sin detenerse a pensar que de allí emanaría la ingobernabilidad verdadera, la demolición de la Constitución y el sacrificio de la confianza en la vía democrática. Es la provocación a que el poder de los violentos venga y les reinstale privilegios a personajes y sectores que han fundado sus imperios en la anarquía.
Nunca había llegado nadie a proponer tal abominación en Sinaloa, la de matar un mandato popular como semilla de la brutalidad sembrada en esta tierra caliente, para que germine el salvajismo. Sepa el que lance tal invocación del desastre político, económico y social que sobrevendría.
No vayan siendo que por insanas,
Las malas vibras se les regresen,
Y pretensiones tan inhumanas
Como búmeran se devolviesen.
¿A quién propondrían los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y Sinaloense como el súper Gobernador que venga en lugar de Rocha Moya a acabar con la violencia que emana del narco en Culiacán? ¿Al priista Juan Millán Lizárraga para que reviviera a “Chuytoño” y sus vínculos con Rodolfo Carrillo Fuentes? ¿Al panista Mario López Valdez en cuyo gobierno los opositores y voces incómodas acabaron gozando de la paz de los sepulcros? ¿A la “Chapodiputada” que PAN y PAS habilitaron como legisladora al mismo tiempo que visitaba en prisión a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera? Hagan propuestas, señoras y señores.
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