Mercado Nuevo: Romero Rubio y finalmente Pino Suárez

16 agosto 2019

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Luis Antonio Martínez Peña / Noroeste Especial

El Cabildo de 1895 se dio a la tarea de ordenar la construcción de un nuevo mercado en Mazatlán. 

Los anteriores mercados de la ciudad habían funcionado en espacios abiertos con tejabanes de madera y tejados, en condiciones de insalubridad, ahí donde se encuentran hoy la plazuela de Los Leones y la República funcionaron los mercados de antaño.
Desde el año de 1882 el Ayuntamiento de Mazatlán tuvo la intención de construir un edificio que albergara los puestos de venta de comestibles, pero la propuesta no se cumplió por falta de espacios, presupuesto y créditos.
Finalmente en 1895, el Cabildo procede a seleccionar un predio y en una manzana periférica y circunscrita por las calles que hoy llevan por nombre Benito Juárez, Aquiles Serdán, Melchor Ocampo y Leandro Valle se proyectó la construcción del nuevo mercado.
En ese lugar se iniciaron los trabajos de relleno y compactación del terreno, (antiguamente había una laguna y en carnaval se improvisaba ahí una plaza de toros y palenques).
Los trabajos de construcción se otorgaron al Ing. Alejandro Loubet y compañía, una empresa de la cual eran propietarios la poderosa firma española de “Francisco Echeguren Hermana y Sobrinos”, quienes se comprometieron a ejecutar la obra de acuerdo a los planos aprobados por el Ayuntamiento y poniendo por costo de la obra la cantidad de $ 100,000 (100 mil pesos).
Para esto el Ayuntamiento adquirió un préstamo de $115,000 (ciento 15 mil pesos), $15,000 para los gastos de obra de terraplén y compra del terreno.
El crédito fue otorgado así: $20,000 por Francisca Rojas; $30,000 por Melchers Sucesores; $20,000 por Elorza, Lejarza y Compañía; $30,000 por Hernández, Mendía y Sucesores; y $15,000 pesos por Francisco Echeguren, Hermana y Sobrinos.
Para el año de 1896 ya se habían ejecutado los trabajos de relleno y creado la plataforma sobre la cual se daría inicio a la construcción de una gran estructura de hierro muy acorde a la moda europea, pero adecuada a las condiciones de nuestro clima caluroso con techos elevados y ventanales, decenas de ventanales en lo alto de las naves que le darían iluminación y ventilación.
Alejandro Loubet, ingeniero director del proyecto, había estudiado en Francia y tomado las ideas en boga en torno a diseños de galerías y bodegas de tipo industrial usando columnas, viguetas y láminas de hierro fundido y fierro galvanizado.
El Ayuntamiento encabezado por el regidor Francisco Mortero determinó que la instalación de la primera piedra del mercado nuevo estaría incluida como un evento central en las celebraciones del 5 de febrero de 1897, para celebrar el cuarenta aniversario de la Constitución Política de la República Mexicana. Hasta ese momento a los trabajos se le conocían nada más con el nombre de “mercado nuevo”.
Así en la sesión ordinaria del 27 de enero de 1897 el Ayuntamiento comisionó a los regidores Dr. Martiniano Carvajal y Librado A. Tapia con el propósito de invitar al Gobernador del Estado de Sinaloa, General Francisco Cañedo, que en ese tiempo estaba de visita en Mazatlán, para que hiciese el honor de participar en la ceremonia de instalación de la primera piedra; para que fungiera como padrino de la obra y para pedirle que escogiera el nombre oficial del nuevo mercado.
También se harían cargo de los gastos de una placa de mármol que se instalaría en el lugar y que se le ordenaría a Loubet.
La comisión de los regidores Tapia y Carvajal cumplió con su cometido y en la sesión ordinaria del 1 de febrero informaron al Cabildo en pleno que el Sr. Gobernador Cañedo había estado satisfactoriamente de acuerdo en participar como padrino de la obra en la instalación de la primera piedra, y que era de su interés que el nombre que se le impusiera al nuevo mercado fuera en honor a la memoria del Lic. Manuel Romero Rubio, cuyo mérito primordial era que había sido un prominente militante del Partido Liberal, diputado constituyente en 1857, senador de la República y desempeñado diversos cargos gubernamentales.
El Licenciado Manuel Romero Rubio había muerto en su casa de Ciudad de México el 3 de octubre de 1895, siendo ministro de gobernación desde 1884 hasta el día de su muerte. Pero además era padre de Carmen Romero Rubio y Castelló esposa del Presidente de la República el General Porfirio Díaz.
Así que nombrar “Manuel Romero Rubio” al nuevo mercado de Mazatlán constituía, además de un homenaje al desaparecido, un halago a la pareja presidencial en turno.
La ceremonia de instalación de la primera piedra fue llevada a cabo dentro de los eventos cívicos del 5 de Febrero con la presencia del Gobernador del Estado General Francisco Cañedo y haciendo del conocimiento público que desde ese momento el mercado será llamado Romero Rubio.
En un una placa de mármol se dice: “Mercado Romero Rubio, Ayuntamiento de 1896”, en una esquina la firma de Rea, correspondiente a Don Luis Rea propietario de un taller de pintura y marmolería, doradura y carpintería vinculada fundamentalmente al ramo de las pompas fúnebres.
En su informe del 8 de febrero al Cabildo el Dr. Martiniano Carvajal informó que los gastos en la ceremonia, compra e instalación de la placa del mercado Romero Rubio ascendieron a 194 pesos.
En esa fecha el Cabildo acuerda que el tesorero sustituya en el libro de contabilidad el concepto de gastos de Mercado Nuevo por el de Mercado Romero Rubio.
El mercado se termina por construir dos años después y el 5 de mayo de 1899 se declara formalmente inaugurado, pero en funciones y abierto al público será el 5 de febrero de 1900.
Así pasaron las cosas y en 1911 se propaga el fuego revolucionario anunciado desde 1910. Viene la renuncia y exilio de Porfirio Díaz, luego la etapa del gobierno de Don Francisco y Madero y su vicepresidente José María Pino Suárez.
En el mes de febrero de 1913 ambos son asesinados y el usurpador General Victoriano Huerta asume la presidencia de la República: el país arde en llamas.
Los ejércitos revolucionarios de Carranza, Villa y Zapata se unen en el combate a Huerta.
En Mazatlán la derrota definitiva y desalojo de la plaza por el ejército federal se da en agosto de 1914 y para fines del año se restablece el orden y también se dan los primeros pasos en la instalación un gobierno revolucionario.
Así en diciembre de 1914 el prefecto político Isauro Ibáñez nombra al Cabildo que fue integrado por Don Cándido Avilés, Jesús Benítez, Santiago D. Rodríguez, Federico Goyeneche, Isaac Navarro, Guillermo González, Luis D. Mendoza, Jesús P. Rodríguez, Francisco A. Virgen y Aurelio Fregoso.
Este Cabildo llevó a cabo diversas actividades de corte revolucionario entre ellas la de expropiar por causa de utilidad pública la Compañía Abastecedora de Agua de Mazatlán pasando a manos públicas una empresa que desde 1892 venía abasteciendo el agua potable a la ciudad y que se había manejado por empresarios locales.
También le tocó turno al Mercado Romero Rubio y perdió su nombre en 1915; pues en sesión extraordinaria del 13 de febrero el presidente del Cabildo, el regidor Cándido Avilés, expuso al pleno su propuesta de que a partir de ese momento el Mercado Municipal llevaría el nombre de José María Pino Suárez; en honor al periodista, poeta y político ejemplar nacido en Tenosique, Tabasco, y asesinado junto al Presidente Francisco I. Madero en 1913 en la Decena Trágica en la Ciudad de México.
Con este reconocimiento el Ayuntamiento de Mazatlán honraba y hacía homenaje póstumo a un mártir de la lucha revolucionaria y a la memoria del también llamado “Caballero de la Lealtad”.