Mujeres en la pesca: juntas somos más fuertes
Hace unas semanas me tocó presenciar un encuentro de mujeres inmersas en actividades pesqueras. La reunión fue convocada por la asociación civil Marea Sostenible, en Puerto Escondido y Puerto Ángel, Oaxaca, con el objetivo de tejer redes entre mujeres dedicadas a trabajos del sector pesquero poco reconocidos.
Para mejorar sus condiciones, mujeres que pertenecen al sector pesquero crearon la Red Nacional de Mujeres en la Pesca de Marea Sostenible, un espacio de acompañamiento, representación, participación y visibilidad de las mujeres de este gremio. Su objetivo: fortalecer la autonomía económica dentro de un esquema de sostenibilidad, siendo conscientes de que, si se acaba la pesca, también su fuente de ingresos. Hoy, la red agrupa a 31 grupos de mujeres en 10 estados costeros de México, promoviendo el reconocimiento del valor del trabajo de las mujeres en toda la actividad pesquera.
La pesca no sólo es salir y pescar. Involucra toda una serie de actividades: desde que se preparan para salir, hasta que la especie llega al plato del consumidor final. Esta cadena inicia desde la elaboración de las trampas, las redes, la compra del combustible, el disponer de la carnada, entre otras. Después está el “salir al mar”, cuando se extraen los recursos pesqueros y marinos del océano, esteros, lagunas o ríos. La transformación es donde se procesa el recurso: se filetean, empacan, congelan, enlatan, distribuyen y venden. En todas estas fases de la cadena de valor hay mujeres trabajando arduamente, muchas veces con poca o nula remuneración económica.
Marea Sostenible busca ampliar su voz, visibilizarlas. Que cada vez más mujeres conozcan su enorme labor para llevar alimento a sus hogares. Por ello visitaron las costas de Oaxaca, donde intercambiaron experiencias con las mujeres de la pesca ahí, reconociendo que sus historias no son muy diferentes. Ellas también ayudan a preparar la lancha, elaboran las carnadas e incluso el almuerzo de sus maridos e hijos cuando salen a pescar. Siguen trabajando en el fileteo del pescado y en la venta. Después regresan a sus hogares a hacer la comida para su familia y prepararse para el siguiente día. En un diálogo con mucha dignidad y orgullo, Las Bandejeras contaron cómo en las costas de Puerto Escondido, ellas son quienes compran el pescado a pie de playa a las lanchas, lo filetean y después lo venden. Es decir, se hallan en casi toda la cadena de valor. Sin su labor, lo que se pesca no se transforma y no se consume.
En las charlas admitieron que, a pesar de ser de estados diferentes (Sinaloa y Oaxaca), su trabajo es el mismo. Porque además de trabajar, todas han criado y educado a sus hijos alrededor de la pesca. Incluso sus primeros pasos los dieron en lanchas o en la arena.
Todas, además, tienen el mismo objetivo: sacar adelante a sus familias por medio de la pesca. Que su trabajo valga, vendiendo a un precio justo su producto (ya sea en filete o procesado) y cuidando del mar, estero y océano, porque reconocen que de ahí viene su fuente de ingresos. Siendo conscientes de que su vida está arraigada al mar, y sin especies no hay futuro.
Según Data México, en 2024, con datos de la Secretaría de Economía, el salario promedio de una mujer en la pesca es de 3 mil 500 pesos, a diferencia de los 7 mil pesos que ganan en promedio los hombres. Y esto, sólo si son beneficiarias del programa anual Bienpesca. Es decir, tienen que estar inscritas en el padrón, y solo acceden a él quienes están pescando y extrayendo el producto, por lo que no se les otorga nada por su actividad en la cadena de valor.
“Cuando hay igualdad en la pesca, florecen los sueños de toda la comunidad”, dijo Marea Sostenible en Oaxaca. Esta frase retrata que el fin último es tener una vida digna y cumplir los sueños de todas y todos. Lo que puedo concluir de esta visita es la importancia de compartir experiencias, por medio de las cuales se reconozca su valor, su identidad y sus historias. Sólo así se construyen redes fuertes. De este modo, la marea es más grande.
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La autora es Nancy Gocher, campañista senior y directora de Incidencia en Oceana México