Mujeres, feministas y candidatas

22 febrero 2020

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Arturo Santamaría Gómez

santamar24@hotmail.com

 

AMLO ya ha enfrentado grandes problemas y enormes desafíos en tan solo poco más de un año de gobierno, pero quizá ninguno como el de la violencia criminal contra las mujeres y las protestas de las feministas por las declaraciones y las acciones del Presidente.
El catalizador más reciente de la creciente preocupación ciudadana ante la inseguridad y la creciente indignación de las feministas es el asesinato de Fátima, la pequeñita que fue bestialmente ultrajada y asesinada por una pareja desquiciada pero también socialmente marginada.

Y no es que los asesinatos contra las mujeres sean más que los que se cometen contra los hombres, sino que estos tienen, en la mayoría de los casos, una inocultable carga misógina y si no, por lo menos, machista. Es decir, como en el asesinato de Fátima, no hay ninguna causa de otro tipo que lo provoque. El resorte emocional o psicosocial que impulsó a los criminales fue simplemente un odio irracional a las mujeres.

Al margen de explicaciones médicas que puedan encontrar factores de origen genético en el comportamiento de los psicópatas que victimizan mujeres, también es cierto, nos dicen los expertos, que hay condiciones sociales, ideológicas y culturales que agravan las conductas criminales. Y en esto tiene razón López Obrador, cuando afirma que el modelo económico que impera en México desde hace tres décadas ha agravado las conductas y actividades delictivas. Por supuesto que no las ha creado pero sí profundizado, porque entre otras cosas ha incrementado la desigualdad, la competencia salvaje, un individualismo malsano, el racismo y la misoginia, que abonan las conductas delictivas.

La respuesta del inquilino de Palacio Nacional ante las protestas y exigencias de las mujeres no ha sido la mejor, pero las protestas violentas de los grupos feministas más radicales, aun cuando han logrado visibilizar más el problema, no han logrado crear un amplio movimiento que convenza a miles de mujeres a organizarse y salir a la calle y obligar al gobierno a dar respuestas muchos más efectivas contra la violencia machista.

Este asunto merece una respuesta estructural y de largo aliento porque tiene raíces casi atávicas, pero, además, inevitablemente tendrá que ser un tema central en las campañas electorales de 2021 y muy posiblemente influya en las candidaturas. Es decir, los partidos políticos no tan solo tendrán que cubrir la cuota de género que la ley les demanda sino más que nunca se ven obligados a seleccionar a mujeres sólidamente preparadas para gobernar con una clara visión de género. Y por supuesto, cuando los seleccionados sean hombres si no incorporan una visión de género en sus plataformas, y no tan solo en el tema de la violencia, se quedarán al margen de lo que necesita la sociedad mexicana actual y podrían perder muchos votos.

Una mujer candidata no garantiza una agenda de género pero sí hace más creíble y probable un gobierno que impulse un claro programa contra la violencia que sufren las mujeres.

En Sinaloa ningún partido, salvo Morena, tiene en su cartera nombres de mujer como potencial candidata a la gubernatura. Tatiana Clouthier, mediante un twit prácticamente se descartó como candidata en su tierra natal para buscar la posibilidad en Nuevo León, donde nos dice tiene “su familia y su corazón”. No obstante, y por lo mismo, crecen las posibilidades de Imelda Castro, la mujer más experimentada de Morena en Sinaloa, aunque los momios nos indican que hasta el momento estos favorecen al Senador Rubén Rocha. Tampoco es descartable, por supuesto, la Diputada Graciela Domínguez, mujer de mano firme y habilidad política.

El PRI cometería un grave error si intenta ir solo en 2021 y si quiere imponer su candidato y no negociar con los otros partidos con los que se ve obligado a aliarse; pero sería peor si propone a un candidato con antecedentes lesivos a las mujeres. Es muy cierto que el tricolor lleva mano para establecer condiciones a otros partidos pero no puede imponerlas. Por más buenas calificaciones que le den las encuestas al Gobernador Quirino Ordaz, el PRI no tiene la fuerza para decidir sin negociar y proponer un candidato convincente. Y en sus filas no lo tiene, y menos con una agenda de género.

Así las cosas, el partido que no proponga una sólida plataforma de género, y también olvide el tema ambiental, con una candidata o candidato que hayan demostrado ese compromiso en su trayectoria, demostrará que no entiende lo que está pasando ni en México ni el mundo.

 

Posdata
Mientras tanto, “El Químico Benítez” hace todo lo posible para que un partido de oposición regrese al Ayuntamiento de Mazatlán.